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Meditando sobre el padre y las drogas

Mi maestro francés C. Oliweinstein me decía en la clínica Marmottan de Paris: ” …el padre siempre está por ausencia, ignorancia, inmadurez, perversión, etc.…pero siempre está y el síntoma adictivo es un llamado a esta figura simbólica desaparecida”.

Nuevos padrinos portadores de una ley perversa se hacen cargo de los jovenes y también de parte de la sociedad. Un joven uruguayo me comentaba que a las 4.20 de la madrugada en todas los discos como grito de guerra el disc-jockey anunciaba “la hora del reviente” y todo tipo de drogas era consumida. La “manada” respondía sumisamente a este canto de muerte.
A falta de ley o de perversión de la misma decreta la muerte de la libertad y la “manada” suplanta a todo lo demás.
Previamente en este negocio de la muerte un supuesto químico analiza las drogas en su pureza como si esto garantizaría la salubridad de lo que se iba a consumir. La salud pública como concepto luce viejo y desteñido. Detrás de esto un negocio supranacional con lazos con el juego, la venta de mujeres por drogas, lo financiero y lo bancario.
muerte por doquier pero un genocidido silenciado con un narco-marketing que asegura el silencio de la prevencion y la falta de centros de asistencia necesarios.

LA CAIDA DEL PADRE
La caída del padre como función de transmisión de valores y límites es clave en estos momentos de la humanidad y de esto se aprovecha ese poder supranacional de venta de drogas que encuentra sujetos inermes y desvalidos de transmisión simbólica. Padres ausentes en la escuela, las calles, las fuerzas de seguridad y de la ley. El padre como ley parece brillar por su ausencia.
Recuerdo un grupo que realicé por el Día del Padre con más de 20 pacientes en tratamiento hace unos años. Jorge me comenta que su padre estuvo ausente y fue maltratador. Huye de su casa y busca un “padrino” en una plaza que junta a 20 jóvenes en donde la ley perversa que este “padrino” incita es consumir, robar e incluso darles una casa como “aguantadero” en donde puedan pasar el día (todo en pleno barrio “paquete” de buenos aires).
Son mas de 20 los grupos apadrinados por estos “desaparecidos sin nombre” con diversos “patronos” y con un “patrono” desconocido que era el jefe global de todos los territorios. Verdaderas comisarías de la transgresión. Oscar me comentaba que no conoce a su padre biológico y que su padre adoptado lo abandonó. Lo llamaba y éste no estaba nunca. De él solo tenía un celular habitualmente desconectado.
Carlos, en tanto, me comenta con emoción que no sabe a quién llamar padre si al biológico desaparecido o al adoptivo separado su madre también adoptiva. Vagando por las calles creyó perder todo mundo. La comunidad terapéutica lo esta ayudando a reconectarse con su padre adoptivo. Me pregunta a quien llamar padre y le digo que padre es el que adopta como enseñaron los antiguos pensadores.
En la antigüedad se distinguía entre el “padre padrillo” que ejecuta el acto de inseminación y el padre que adopta o sea que hace propio un hijo, lo acoge, lo quiere y realiza el tercer acto de todo progenitor darle un status legal, de transmisión generacional, de donación de sentidos, valores y como modelo de vida.
Nietzche nos acerca a la noche de los tiempos, noche que también viven los pacientes cuando se sienten sin vida en la agonía del vivir, cuando anuncia la “muerte de dios” y luego dice: ¿no habrá que en encender las linternas desde la mañana?
Y luego nos sigue diciendo Nietzsche: