Mechi Lambre: la ídola 'teen' que hoy conquista a los adultos

La villana de ‘Violetta’ le dio un vuelco a su vida al incorporarse a la comedia 'Es sólo sexo', que aborda el tema del intercambio de parejas. Su necesidad de probarse en otro registro y el desencanto de ya no ‘funcionar’ como antes.

Diez o doce años atrás, sentarse a conversar con Mercedes Lambre hubiese requerido de una estrategia previa que permitiera aislarla del público que la seguía por la calle y le pedía fotos y firmas allí donde la encontraba. Porque si bien su interpretación de la villana Ludmila Ferro en ‘Violetta’ invitaba a odiarla, prevalecían siempre, fuera del set, su rostro angelical y unos modos encantadores que no ha perdido con el paso del tiempo.

Mechi ya no es Ludmila, como tampoco Tini Stoessel es la tierna Violetta Castillo de la exitosísima serie de Disney, pero la actriz y cantante platense ha sabido reconvertirse y perdurar después de un suceso tan arrollador, como lo hizo también la intérprete de ‘Miénteme’ y ‘La tripe T’.

Hoy, Mercedes Lambre protagoniza ‘Es sólo sexo’ en su segunda temporada (de jueves a sábados en el teatro Picadilly). Se trata de una comedia del dramaturgo estadounidense Jeff Gould, que dirige Iván Romero Sineiro y cuyo elenco integran también Adriana Salonia, Esteban Prol, Paula Morales, Sergio Surraco y Alejandro Botto.

Mechi llegó a la obra a través de Salonia, con la que forjó una amistad durante el rodaje de 'Heidi, bienvenida a casa', la serie de Nickelodeon que la que participó en 2017 y 2018. "Tenemos un vínculo precioso, es de las actrices grandes con las que mejor relación tengo, siempre está cuando la necesito, para cualquier consulta de la profesión recurro a ella", cuenta. Salonia fue de las primeras en incorporarse al proyecto teatral y quien puso el nombre de Mechi sobre la mesa.

"En ese momento, a comienzos de 2023, yo estaba buscando hacer algo para un público adulto porque hasta entonces casi todos mis trabajos habían estado vinculados a lo infantil. Pero ya está, ya crecí", dice y remata la afirmación con una risa contenida. "Si bien en algún momento hice teatro clásico, nunca nada tan alejado de lo infanto-juvenil como esta obra".

-¿Qué era lo que sentía particularmente respecto de la profesión?

-Que ya estaba grande para algunas cosas. En un momento dado te empezás a sentir incómoda cuando tenés 24 años y te dan el personaje de una chica de 17. No, no, chau, ya no más. Ya exploté mi imagen de niña todo lo que pude y estoy contenta con eso, pero quería ir hacia otros lados. Tenía la necesidad de probarme en un personaje adulto para ver cómo me sentía. Y en esta obra, más allá del título, que a muchos les da la idea de que es un tema híper sexual, se habla de una manera muy inteligente de la sexualidad de las parejas. Y lo que es mejor, sin una bajada de línea.

 

UNA PUERTA ABIERTA

En la ficción de ‘Es sólo sexo’, tres parejas de amigos con cierta diferencia de edad y situaciones disímiles en cuanto a la fortaleza del vínculo marital, deciden probar un intercambio sexual entre ellos. "Lo mejor que tiene creo que es que al final la obra no te dice que el intercambio de pareja es algo que está bien o mal sino que deja la puerta abierta para seguir debatiéndolo. Desde el arte, plantear la inquietud es algo que me gusta mucho", resume la actriz.

-¿Qué sentimientos la embargaron al momento de dar este paso? ¿Tuvo miedo, sintió angustia?

-Sentí un gran entusiasmo por esta posibilidad que se me presentaba como algo enorme. Toda la vida entrené teatro, y no sólo para hacer infantiles: estudié mucho tiempo con Lito Cruz, trece años con Gastón Marioni en La Plata, y últimamente me formé en la Técnica Chubbuck con Nesti Domínguez. Estaba convencida de que podía hacer algo de este estilo, pero no dejaba de ser un riesgo. Y fue una linda sorpresa la que me llevé.

-¿Ha recibido devoluciones de aquellos niños y adolescentes que crecieron viéndola en la tele?

-Sí, vienen un montón al teatro. Son chicas y chicos que crecieron a la par mía en los doce años que transcurrieron desde el estreno de ‘Violetta’ hasta hoy; ya tienen 26 o 27 años, y me dicen cosas hermosas. Disfruto mucho el hecho de haber crecido junto al público.

-Después del éxito televisivo, la recuerdo también en teatro, en la obra 'Los fabulosos Buu'.

-Sí, fue el primer proyecto profesional que hice con Gastón Marioni. El fue mi entrenador durante toda la niñez y adolescencia. Es un gran profesional, una excelente persona, y me ha tenido mucha paciencia porque de chica tenía un carácter re podrido. Pero él me supo tratar con mucho amor y respeto. Recuerdo una vez, a mis nueve años, que llamó a mi mamá (a quien llamaba seguido porque me portaba muy mal) y cuando llegó le dijo ‘mirá, ella es buena, es buena de verdad’. Es valiosísimo cuando un maestro ve algo en vos y te da esa confianza. Y Gastón lo hizo conmigo.

-¿Y cómo se adaptó aquella nena de mal carácter a la presión que significaba, ya siendo adolescente, trabajar en una ficción tan fenomenal como ‘Violetta’?

-Ocurre que cuando uno va creciendo y madura, la energía que estaba depositaba en la rebeldía la canaliza hacia otro lado: se pone más profesional, se enfoca mejor en el trabajo. A mí me pasó eso. Soy muy hinchapelotas, pero me di cuenta que si eso lo usaba a favor de mi profesión podía sacarle provecho. ‘Violetta’ no fue mi primer trabajo en televisión, desde los 15 venía apareciendo en la señal Utilísima, pero sí fue un hecho arrollador en el que mucha gente me enseñó desde la paciencia de trabajar con adolescentes. Con ellos aprendí el oficio.

-Sin embargo, la escuché decir en una entrevista que recién cuando pasó esa etapa entendió lo que era ser artista de verdad.

-Es que desde chica se me fueron abriendo las puertas casi sin presiones. De hecho, al casting de ‘Violetta’ llegué acompañando a una amiga, no fue algo buscado. Todo se dio muy orgánicamente. Entonces, recién después de ‘Violetta’ aprendí lo que era el back de la profesión. Yo no sabía lo que es que te rechacen en un casting, o estar trabajando y que la cosa no funcione tan bien como estaba acostumbrada. Necesité un par de años de alejarme de todo para saber si esto era realmente lo que quería.

-¿La pasó mal verdaderamente?

-Lo que me ayudó fue que después de ‘Violetta’ hice ‘Heidi…’ durante dos años, y el desacelere fue paulatino. Sí me ocurrió después de ‘Heidi…’ de empezar a preguntarme qué pasaba que el trabajo que hacía ya no tenía la misma repercusión de antes. En ese tiempo que me tomé para pensar hice el ejercicio de volver a mis orígenes, a los años en La Plata cuando sólo me importaba actuar y nada más. Actriz en la tele o a la gorra, en la calle, pero actriz al fin. Entendí que alguna vez había tenido ese espíritu y que lo había perdido. Fue un momento de un gran aprendizaje, pero también fue duro.

 

CONVICCION

A sus 31 años, ya casada y -ahora sí- firme en su elección de dedicarse a la actuación y la música a tiempo completo, Mechi Lambre celebra “la gracia de estar en cartel con ‘Es sólo sexo’ hace ya nueve meses. Y nos vamos a quedar hasta que se dejen de vender entradas -avisa-. Tan lindo nos va que pronto iniciamos una gira los días domingos, con funciones en Olivos, Canning, Escobar. ¡Estén atentos!".