Julieta Cardinali habla de ‘Linda’, el filme que protagoniza con Eugenia ‘China’ Suárez

“Me volví a enamorar de mi profesión”

Mientras continúa con las funciones de ‘No tiene un desgarrón’ en teatro, la actriz estrenó la película que fue presentada en el Festival de Toronto.


El hall de Microteatro está lleno de medios y cámaras que esperan el comienzo de la conferencia que el elenco de ‘Linda’ dará minutos más tarde. Caminando entre la gente, con una manzana en la mano, aparece Julieta Cardinali, que logró escabullirse de una serie de notas que tiene pautadas para poder comer una fruta en medio de la jornada de promoción del filme que protagoniza junto con Eugenia ‘China’ Suárez, Rafael Spregelburd y Minerva Casero. Dueña de una belleza sin exuberancias, vestida con un jean, una camisa blanca y el pelo recogido, se hace a un lado para conversar sobre la película dirigida por Mariana Wainstein que recientemente se presentó en el Festival Internacional de Cine de Toronto y que llegó a los cines de nuestro país.

APARIENCIAS

En el filme, la ‘China’ interpreta a una joven muy atractiva que acepta trabajar como empleada doméstica en una casa de familia de clase alta y pronto descubre que detrás de sus vidas aparentemente felices se esconde una complejidad inesperada. Dentro de esta historia, Cardinali es la dueña de la casa y quien verá sacudido su mundo con la llegada de esta mujer.

-¿Cómo es Luisa?

-Es una mujer que vive en un mundo muy acomodado, con una vida, una familia y una relación que también están muy acomodadas; ojo, con una buena relación con su marido, no es que por eso sea un aburrimiento, pero sí metida en una rueda de cotidianidad que viene ya arrastrando hace mucho. Ella está un poco cansada y cuando aparece el personaje de Linda la despierta un poco, se empieza a hacer preguntas.

-¿Comparte puntos en común con su personaje?

-No, la verdad que no. (Piensa) Por ahí un punto en común que puedo llegar a tener es el hacerme preguntas. Yo también me hago muchas preguntas, pero a diferencia de Luisa, que empieza a hacérselas por algo externo, yo me las hago siempre, porque sí.

-¿Esas preguntas la llevan a tener muchas crisis?

-A veces sí y a veces al revés, me sirven para relajar.

-¿Qué le sedujo de la propuesta?

-Un poco cómo me la contó Mariana, lo que ella quería transmitir y, sobre todo, cómo lo quería hacer. Eran muy importante los silencios, las miradas, las incomodidades, el ver qué pasa cuando entra esta mujer a la casa, los roles, quién está arriba de quién, todo eso desde una mirada llena de sutilezas. Eso me gustó.

INCOMODAR

-Durante la promoción de la película, tanto los actores como la directora hablaron mucho sobre la incomodidad que querían generar en el espectador...

-Sí, porque a los personajes que viven en la casa les incomoda cómo los interpela alguien nuevo que entra y que les pone adelante algo que son y que ellos no se estaban dando cuenta.

La actriz, en la avant premiere de la película.

-¿Y a usted qué le pasó cuando leyó el guion?

-Me pareció muy atractivo y quería entender cómo transmitir a Luisa. Por eso me parece que lo interesante son las sutilezas, cómo mostrarla sin ser burda. Las partes más sensuales de la película también están llenas de sutilezas...y eso es un trabajo.

-¿Cuál fue el mayor desafío que le presentó Luisa?

-Para lograr todo ese clima era muy importante la concentración. Ese era mi desafío: estar concentrada porque si empezás a tocar otra tecla se nota mucho, entonces necesitaba de mucha concentración.

SOBRE LAS TABLAS

-¿Cómo van las funciones de la obra ‘No tiene un desgarrón’?

-Estoy feliz, estamos hace ya dos meses en Dumont4040 y nos quedan cuatro funciones más (los jueves a las 20). Nos está yendo muy bien, para mí es como haberme vuelto a enamorar de mi profesión. Estoy muy contenta con lo que estamos haciendo.

-¿Qué tal le está resultando la experiencia de ser dirigida por Rita Cortese?

-Es una fiesta y un aprendizaje todos los días, incluso ahora que ya no hay más devolución de su parte. Para mí igual es un lujo trabajar bajo su mirada. Tenemos una obra que en este momento es muy actual, política y socialmente hablando.

-Cuando se estrenó, Rita dijo que usted había sido un poco la impulsora del proyecto.

-Ella dice que yo fui como el motor...Nosotras hace mucho tiempo que queríamos hacer algo juntas, pero nos distraía la vida. Nos juntábamos y tomábamos un champagne, pero no trabajábamos. Para mí ella también es mi motor, pero entiendo que yo fui más para adelante con la obra, convoqué a Carito Santos para que hiciera la adaptación con Rita, puse los tiempos.

-¿Le tienta la posibilidad de dirigir?

-No, por ahora no, estoy bien así. Pero es algo que está ahí, porque también me gusta escribir. En algún momento seguramente me animaré.

-¿Cómo es eso de que se volvió a enamorar de la profesión?

-Es algo que sucede cuando hacés algo que te saca del lugar donde estás acostumbrada a estar. Me encontré ensayando en una sala de teatro, probando cosas y eso me llevó a mi adolescencia, a cuando tomaba clases de teatro. Hay algo ahí que se volvió a despertar, algo de la búsqueda, del juego, de la entrega. Fue salir de la zona de confort.