Mirador político

Massa en “Zugzwang”

A 40 días de la elección presidencial los tres candidatos que empataron en las PASO tratan de capturar votos de sus oponentes en un juego de suma cero, porque queda muy poco por cosechar afuera de ese universo. Nadie asegura que los ausentes en agosto vayan a votar en octubre.

De los tres con chances de ganar, el que enfrenta mayores dificultades es Sergio Massa. Está en la posición que los ajedrecistas llaman “Zugzwang”: cualquier movimiento que haga empeora su situación. Lo demostró el lunes con el anuncio de la eliminación del impuesto a las ganancias para las personas físicas que ganen hasta 1.700.000 pesos.

Más allá del impacto negativo que tendrá en la recaudación, ese alivio alcanza a empleados en blanco y a un número ínfimo de jubilados. Es decir, a la clase media, cuando el problema de pérdida de votos lo tiene entre los más pobres que pasaron a votar a Javier Milei.

El problema de Massa es la inflación, que se come los pocos ingresos de quienes no pagan ganancias. Desfinanciar al Tesoro significa que lo que no recaude lo cubrirá con emisión, vale decir, con más inflación, aunque el problema le quedará al que gane la elección. En su retirada, Massa incendia todo.

Su imagen del lunes en la Plaza de Mayo rodeado de camioneros que lo vitoreaban trae a los más veteranos la imagen de esa misma plaza colmada en 1975 de metalúrgicos llevados por Lorenzo Miguel para “agradecer” a Isabel Perón paritarias muy por encima del 100%. Aquella aventura terminó con el Rodrigazo.

En aquel entonces la UOM y la CGT eran los únicos apoyos políticos que le quedaban a la viuda del general. Hoy la CGT es uno de los pocos apoyos de Massa. También los curas villeros que arman misas contra Milei y se espera que en pocos días lo hagan piqueteros e intendentes. La brutal emisión que requerirá ese plan platita para que Massa haga campaña provocará otro fogonazo inflacionario antes de fin de año.

Milei, por su parte, hizo lo más inteligente que podía hacer: desapareció de escena cuando empezaban a lloverle críticas por la inviabilidad de la dolarización. Pero no se pudo contener y ayer cometió la torpeza de pedirle a Massa que no envíe el presupuesto 2024 al Congreso hasta después de las elecciones. Pero esa es una obligación legal del Poder Ejecutivo que tiene una fecha tope, 15 de septiembre. Una de dos: o no sabe lo que pide o el cumplimiento de las leyes le importa menos que a los kirchneristas.

Patricia Bullrich, en tanto, consiguió que Mauricio Macri apareciera y apoyara su candidatura. No logró sin embargo que dejara de coquetear con los libertarios de quienes predijo que entrarán al balotaje.

El fundador del PRO sobrevivió a la derrota de 2019, así como al intento de Horacio Rodríguez Larreta de jubilarlo, pero difícilmente lo haga si Bullrich fracasa porque le retaceó el respaldo. Otro gobierno peronista lo borraría definitivamente del escenario. No está “Zugzwang” como Massa, pero tampoco con un margen de maniobra para seguir ignorando que el liderazgo de JxC le corresponde naturalmente a la candidata.