Martín M. de Güemes y su bicentenario

Su gloria radicó en su intransigencia por defender nuestra emancipación. Se eleva su figura como arquetipo del coraje gaucho, de la lucha social y de un gobernador legalmente constituido aunado a su sentido de caudillo con gran predicamento popular.

Pasada la fecha de su fallecimiento, producido el 17 de junio de 1821, al cumplirse el bicentenario de su paso a la inmortalidad, la figura de Martín Miguel de Güemes se eleva como arquetipo del coraje gaucho, del estratega militar de "guerra de recursos" para derrotar a los realistas, héroe de la guerra gaucha y de la lucha social, y de un gobernador legalmente constituido aunado a su sentido de caudillo popular con gran predicamento popular.

Homenajes oficiales y populares, desde los actos conmemorativos habituales en el Norte; un museo a su memoria -inaugurado años atrás en Salta con la presencia, por aquel entonces, del gobernador Urtubey y el presidente Macri-; al estreno en estos días de un documental de cuatro capítulos (con impronta salteña) emitido por CINEAR; la guardia de los "Infernales", junto a los Granaderos, en el despacho presidencial y la promesa del presidente Fernández de su imagen en el billete de 200 pesos, remedan el descuido a su figura, la que padeció durante muchas décadas el destino de un prócer olvidado.

UNA VISION SESGADA

Gregorio Caro Figueroa en `Orígenes de la construcción del culto a Martín Güemes' (2006) tensiona esa afirmación, al comparar los casos del vencedor de la batalla de Salta y del Libertador: "¿Acaso antes de 1850 el recuerdo y la gratitud habían abrigado la memoria de Belgrano o arropaban los últimos años del anciano San Martín muerto en su exilio en Francia en agosto de 1850? Fue Sarmiento, otro desterrado, quien, en 1841, rescató el rol protagónico y heroico de San Martín en Chacabuco y Cancha Rayada, precisa Mario Nascimbene. La escritura de la historia y la construcción del culto a nuestros grandes hombres fue iniciada a partir de 1862 por los hombres de la Generación del 37, cuando éstos tenían cincuenta años".

Pero también Caro reconoció que "esta circunstancia influyó en la primera visión sesgada que muchos de los hombres de esa Generación tenían no sólo de Güemes sino de la reciente historia argentina, cuyo escenario y actores se limitaban a Buenos Aires".

Y fue así como Güemes fue defenestrado por el general José María Paz en sus `Memorias Póstumas' (1855), menospreciado por Domingo F. Sarmiento en su `Facundo' (1845), y desfavorecido por Bartolomé Mitre en su `Historia de Belgrano' (1859), donde su figura sufrió el prejuicio de aquellos que lo consideraban en el pelotón de los caudillos "disolventes", "antiporteños" y antecedentes del federalismo artiguista.

Fue paradójico que los unitarios no salteños (el cordobés Paz, el sanjuanino Sarmiento y el porteño Mitre) lo sindicaron a Güemes como "proto federal", aunque el tucumano Alberdi, también unitario, en `Grandes y pequeños hombres del Plata' (1879), retrucando la visión de Mitre sobre Belgrano y Güemes, tachado por el ex presidente porteño de "caudillo funesto".

Será también, del lado unitario, que la rama familiar unitaria del héroe lo rescatará del olvido. El lado federal de la familia y allegados, con "Macacha" Güemes a la cabeza y los miembros de la Patria Vieja, no tuvo tiempo de escribir, ya que siguió combatiendo por la Independencia y sufrió hostigamiento por los enemigos de su hermano, como José Antonio Fernández Cornejo y Juan Antonio Alvarez de Arenales.

LA REIVINDICACION

Fue así que, tras su deceso en 1821, pasarían varios años en que Güemes fuese reivindicado sobre todo en tierras salteñas. "La primera comparación de Güemes con Artigas la hizo hacia 1834 el salteño Dámaso de Uriburu en sus `Memorias', publicadas -según Gregorio Caro Figueroa en un artículo sobre el prócer publicado en Todo es Historia (2016)- cien años después. Manuel Puch, su cuñado, escribió en Lima en 1847 (una primera biografía del héroe)... en 1857 el gobernador Dionisio Puch, hermano de Manuel, designó una calle de la ciudad de Salta como "La Estrella", en homenaje a Güemes. En 1858 Juana Gorriti publicó en Lima su evocación a Güemes".

Se sucedieron otros homenajes, con el pretexto del traslado de sus restos de Güemes desde la antigua Catedral salteña al mausoleo familiar en 1877. Uno fue paradójico, ya que en ese mismo año el jujeño Joaquín Carrillo en su `Historia Civil de Jujuy', condenó el sistema impuesto por el héroe salteño, tachándolo de "comunismo que arrebata sus bienes de fortuna al decente, al blanco, al propietario de los centros urbanos, o de las campañas pobladas, para mantener el ocio y las pasiones del campesinado armado". Prejuicios de antaño, sumados a equiparar ideas contemporáneas de esos años, aún en potencia, se cruzaban al ponderar la gesta de Güemes.

Vicente Fidel López, en `La Revolución Argentina' (1881), reivindicaría el legado güemesiano, donde "destaca las hazañas de Güemes en la Guerra de la Independencia" y, afirmaría Caro en su texto del 2006 "la historia escrita acompaña el rescate de la memoria del jefe gaucho". De allí se sumó su imagen en los textos escolares, su presencia en diversas publicaciones, la salida de la revista Güemes (1907-1921), unido al traslado definitivo de sus restos en 1919 en la Catedral actual de la capital salteña, y se lo potenció al cumplirse el centenario de su fallecimiento en 1921, con la colocación de la piedra fundamental del monumento donde la imagen del héroe sería inmortalizada en su tierra natal.

Hermanado con la pasión revolucionaria de Manuel Belgrano y el plan continental de San Martín, más su conexión en la distancia con el sentido social de José Gervasio de Artigas, patentizado en el Fuero Gaucho, vemos en Güemes a un cabal patriota sudamericano, al cual San Martín confió como ariete para su plan libertador, al punto de esperar de él un avance militar sobre el Virreinato del Perú.

"Güemes no sólo se ve acosado por el enemigo exterior y por los paisanos limítrofes, sino que, además, fermentaba la oposición interna dentro de su provincia". La afirmación de Atilio Cornejo, en su `Historia de Güemes' (1945), quien a su vez cita la obra de Bernardo Frías, se corresponde a las conspiraciones que soportó de la oligarquía norteña.

En la noche del 7 de junio de 1821 fue interceptado por un grupo realista que intentó ocupar Salta. Una bala le penetró por el coxis, hiriéndolo mortalmente. Conducido por sus leales gauchos hasta la Cañada de la Orqueta, murió el 17 de junio de 1821, haciéndole jurar al coronel Jorge Enrique Vidt, que seguiría combatiendo a los realistas.

La gloria de Güemes radicó en su intransigencia por defender nuestra emancipación, para lo cual "consiguió poner a la tierra en armas", y en su humildad de anteponer todo interés personal al de su provincia, y a su vez sostener tozudamente una defensa de nuestra nacionalidad para proyectar un ansiado destino americano.

* Politólogo. Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas. Miembro del Instituto Güemesiano -Asociación civil- de Buenos Aires.