Martha Argerich y un regreso soñado

La gran pianista abrió el Festival que lleva su nombre en el Colón.

Festival Argerich. Concierto inaugural dedicado a la música de cámara. Programa: Noneto op. 139, de Joseph Rheinberger, y Quinteto para piano op. 44, de Robert Schumann. El sábado 15, en el teatro Colón.

 

Volvió a Buenos Aires el festival que lleva el nombre de la eximia pianista compatriota Martha Argerich, a sus 82 años, evento que recobra su trascendencia en nuestro medio y, por cierto, también su proyección internacional. La sala del Colón prácticamente colmada y el público entusiasta dieron el marco referencial para esta nueva presencia de la ya legendaria intérprete, que acumula a esta altura setenta y tres años de carrera.

Por eso , el contenido principal de la velada se concentró en la segunda parte. Allí apareció ante una ovación prolongada, y bien se podría decir que empezó realmente el añorado reencuentro con su público.

Naturalmente que hubo un contraste, porque la obra de entrada, perteneciente a Josef Rheinberger, compositor y organista que nació en Vaduz , en el principado de Liechtenstein, Baviera, en 1839 y falleció en Munich en 1901, integró la primera parte del programa con el Noneto en Mi bemol mayor, op.139, para flauta, oboe, clarinete, fagot, corno, violín, viola, violonchelo y contrabajo.

La obra, en su conformación composicional, denota convencionalismos de época y en su extensión de más de media hora de duración, con sus cuatro movimientos, aparece anodina en su propia esencia, aun cuando la ejecución tuvo eficacia en la versión de los instrumentistas convocados.

 

EN ESCENA

Volviendo a la segunda parte, donde los aplausos se acrecentaron con la aparición de la pianista, entró en acción la obra de uno de sus músicos predilectos, Robert Schumann. Fue con el Quinteto para piano en Mi bemol mayor, pp. 44, donde estuvo acompañada por Freddy Varela Montero en el violín principal, Tatiana Glava en el segundo violín, Fernando Rojas Huespe en viola, y Stanimir Todorov en violonchelo.

Una versión magnifica en todo sentido, ajustada y de calidad, en sus cuatro movimientos donde el preciso ‘toucher’ de Argerich se distinguía a partir del inicial ‘Allegro brillante’. Fue el gran disfrute de la noche, donde los aplausos no cesaban de pedir que se incorporara algún encore, cosa que Argerich y sus músicos decidieron, repitiendo el impecable ‘Scherzo, molto vivace’, cerrando este primer contacto con el público que la ovacionaba con sus colaboradores, que hicieron su gran contribución en beneficio del resultado.

De esta manera lucida se abrió el festival del corriente año, que propone la presencia de varios intérpretes invitados para los ocho conciertos programados. Cabe mencionar, entre ellos, a los pianistas Nelson Goerner, Sergio Tiempo, y al español Javier Perianes, así como también, entre otros intérpretes, el afamado violinista letón Gidon Kremer y su compatriota Madara Petersone, el trompetista Sergei Nakariakov, los directores orquestales Charles Dutoit y Vasily Petrenko, además de la Camerata Bariloche con César Bustamante, y las orquestas Estable del Colón y Filarmónica de Buenos Aires.

Calificación: Muy bueno