Marrale-Moria: una dupla angelada

Por primera vez juntos, protagonizan la comedia francesa ‘Cuestión de género’, dirigidos por Nelson Valente. La “sincro energética” que los une y el fenómeno de la ‘silver generation’ en el teatro.

Allá por 2016, Moria Casán bromeaba con que su verdadero nombre era Roque Casanova. La actriz se identificaba tanto como transgénero que hasta tenía un DNI que la certificaba con ese nombre. Tiene sentido entonces que los productores Pablo Kompel, Tomás Rottemberg y Ricardo Hornos hayan pensado en ella para protagonizar ‘Cuestión de género’, una comedia que la devuelve a los escenarios y en la que comparte cartel por primera vez con Jorge Marrale.

“¡Hola compa!”, le grita con su voz grave inconfundible cuando lo ve llegar al espacio VIP del teatro Metropolitan para la charla que ambos mantendrán con La Prensa. Mientras su inseparable asistente, Galo, le cambia el calzado -de unos modernos borcegos a unas botinetas con taco- para hacer una pasada de fotos, Casán se divierte con su compañero de elenco, que en la pieza encarnará a su marido.

La buena onda del equipo es palpable, acá no hay secretos, aunque sí los habrá en la ficción: Durante los treinta años que llevan casados, Jade (Casán) le escondió a su esposo Francisco (Marrale) su verdadera identidad por miedo a opacar su prolífica carrera en la política. Pero no tendrá más remedio que revelarle todo cuando un diagnóstico inesperado la ponga contra las cuerdas.

 

HUMANIZAR

“Desde el inicio fue un proyecto muy angelado”, sostiene la ex ‘Brujas’, a lo que Marrale asiente. La pieza de Jade Rose Parker fue un éxito rotundo de público y crítica en Francia y llega ahora a nuestro país dirigida por Nelson Valente y con Paula Kohan y Ariel Pérez de María completando el elenco.

Los protagonistas aseguran tener una “sincro energética” muy potente y coinciden en que el fenómeno de público que vive la Broadway porteña tiene que ver con que los espectadores buscan vivir experiencias reales. “Hay una necesidad de la gente de escuchar respiraciones ajenas y de humanizarse. De hacer algo fuera del pantallismo. Siempre que empiezan las crisis, hay algo reactivo en el teatro”, remarcó Casán.

-¿Qué les pasó cuando leyeron el guion?

(J. Marrale) -Desde el primer momento, más allá de la convocatoria y de que cada uno dio su ok, que a mi me pareció fantástico y también a Moria, la cuestión es cuando uno después se encuentra con el otro. Ahí, en esa primer lectura, dijimos ‘esto va a andar’.

(M. Casán) -Fue todo natural, es algo que fluye y no influye, fue algo mágico que ocurre o no ocurre, es sin forceps, hubo buena química sin rodeos. Desde el inicio fue un proyecto muy angelado porque lo compraron los productores pensando en Marrale y en mí. Así que estamos chochos.

-En su caso, Jorge, el público va a ver un registro cómico que no es el que acostumbra.

(JM) - La expectativa que uno tiene siempre es de multiplicarse. El oficio no es que vos hagas exclusivamente lo que se presupone que hacés bien, a mí eso particularmente me aburre. Yo he practicado algunas cosas de humor, pero ésta, por el espacio, por el texto, por el vínculo con Moria y cómo lo vamos haciendo, permite abrir una ventanita con una luz propia y me encanta lo que pasa. Yo hice ‘Los mosqueteros’, también ‘Baraka’, tenía personajes muy graciosos. pero éste tiene una cosa muy particular. Primero, que es un ping pong de un primer acto que es estupendo entre Moria y yo en donde pasa de todo, en donde estamos atravesados por todo, y eso si no hubiese este fluir sería imposible de hacer. Nos divertimos, nos miramos mucho y sacamos cosas de la galera, con lo cual estamos siempre activos.

(MC) -Muy activos, tenemos una sincro muy parecida, una sincro energética que funciona bien, y tenemos oficio, profesionalismo, respeto por nosotros mismos y por el público. Porque de pronto vos podés tener la mejor y todo, pero acá hay una sincro energética porque somos los dos puntuales y esas son cosas que parecen mínimas pero importan mucho. Somos muy respetuosos en ese sentido, si alguno está llegando tarde avisa. En todos esos detalles mínimos que pareciera que entran dentro de lo cotidiano, cuando vos estás de la mañana a la noche con una persona se transforma un poco en algo en el que el respeto es muy importante. Nunca tenemos mala cara, no nos molesta nada, hay una mística grupal que se fue dando y es súper relajada. Tener sincro energética con el otro actor es muy importante. Eso sería la famosa química, que no nada es fácil de lograr.

Es la primera vez que la conductora y exvedete y el actor de ‘El vestidor’ y ‘Los mosqueteros’ suben juntos al escenario. (Foto: Fiorella Romay)

-¿Qué pueden adelantar de sus personajes?

(MC) -Esta pieza me estaba esperando. Hace añares, cuando no existía la palabra transgénero, yo me llamaba a mí misma Roque Casanova. Tenía hasta DNI, así que siempre me sentí una trans, y hacer ahora una transgénero es lo más. Siento que es un papel para mí, los empresarios vieron que si hay alguien que podía atravesar esta trans soy yo, confiaron en mí y estoy muy honrada de que me hayan convocado.

(JM) -Para mí era interesante encontrar a este político tan particular. Es como esos políticos que se cargan de palabras y de intenciones, y después, cuando les toca en lo personal, te das cuenta que es una cáscara. A mí me parece que eso interpela también el discurso de lo que es la realidad. Hay algo que está sucediendo en el ambiente, que está poniendo las cosas en un tono extraño. Hay una especie de contradicción, un impulso que fue verdadero, trascendente, apoyado, y de golpe hoy empiezan a aparecer baches, agujeros donde las cosas se caen. A mí me parece que esta obra habla justamente de eso, de hasta dónde soportamos, hasta dónde aceptamos, hasta dónde amamos. Esos rubros están todo el tiempo jugando con nosotros y con el público, no solamente lo que es vincular, porque podría ser una especie de diferencia conyugal, sino lo que pasa con la descendencia y las proyecciones. Hay algo de la obra que puede parecer crudo en un momento, pero es una pieza muy reveladora.

 

‘SILVER GENERATION’

Tanto Moria como Marrale son conscientes del boom que atraviesa el teatro porteño. “Hay una necesidad de contacto humano. Siempre que empiezan las crisis, hay algo reactivo en el teatro”, señaló ella. Es que como contrapartida, la televisión de la que ambos formaron parte ya prácticamente no existe y el cine sufre políticas de desfinanciamiento sin precedentes. “Vamos a tener que juntar voluntades para que todos lleguemos a un acuerdo y volvamos a eso, porque el teatro también se nutre de que la televisión genere nuevos actores, nuevas actrices, eso es muy necesario. Hay que generar algo entre todos para que la ficción nacional nuevamente vuelva”, remarcó el también presidente de Sagai (la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes).

-Ambos son actores en edad madura y aún así no paran de trabajar, ¿cómo lo viven?

(MC) -Hay una cosa que yo eliminaría que es eso de la jubilación pasiva. En vez de jubilarse, yo hablaría de jubileo, de fiesta, de celebración. A mí me parece que hay que ser atemporal porque siento que la edad es algo que yo no elegí. No es mi DNI, los años que tengo, es la actitud que llevo en la vida. La edad es lo de menos. Fijate que ahora la mayoría de la gente que está haciendo teatro es de la silver generation. De setenta y ochenta para arriba. Nosotras, las ‘Brujas’, éramos todas de ochenta: Nora (Cárpena) cumplió 80, Duffau (Graciela) tiene más de ochenta. Creo que la más joven era la Kuliok (Luisa), pero todas de setenta y pico. Estamos hablando de recontra silver generation.

(JM) -Además, la gente grande nos conoce desde hace mucho tiempo y los jóvenes tienen la necesidad de ver qué es esto y se sorprenden porque empiezan a sucederle cosas. El intercambio intergeneracional está medio complicado, los algoritmos en los teléfonos se ponen un poco para edades, ideologías, entonces estamos como cerrados. Pero este es un espacio donde lo intergeneracional, fuera de las ideologías, produce un intercambio que empieza a fluir y hace que algo se ilumine para todos.