Manteniendo la cordura en tiempos de locura

La locura es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperando resultados diferentes
(Probablemente nunca dicha por A. Einstein)

 
Esta semana fue de alguna manera el disparo de largada del año oficial con el inicio del 142º período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación el último viernes 1 de marzo y al mismo tiempo en el que las vacaciones también terminaron para aquellos ligados a actividades escolares o educativas en general, con el comienzo del año escolar para millones de niños en diversas regiones del país.
Más allá del calendario, en cuanto a lo social y político, en realidad el año no había siquiera terminado, ya que inmediatamente después de las elecciones de octubre y ballotage del 19 de noviembre tuvimos la asunción presidencial, el 10 de diciembre del año pasado. Es así que hubo una continuidad temporal, con un intenso “in crescendo”, sin la posibilidad de cortes claros. En este contexto, igualmente debemos prepararnos para un año que comienza (o continúa) particularmente intenso.
En cuanto a lo escolar y académico, es otro periodo que marca el inicio de las actividades, para niños, jóvenes, pero también para sus padres. Si en la etapa final de año pasado sugería balances, en su nuevo comienzo plantea un nuevo ciclo de etapas a atravesar y retos que de alguna manera estaban suspendidos durante el periodo de vacaciones y que no por conocidos dejan de implicar una fuerte carga de estrés.
Si bien retomar el año plantea nuevos (o los mismos renovados) retos motivantes, también implican el desafío y las dudas que lleva todo proyecto, más cuando es en un mundo y en una sociedad en concreto con muchos cambios inciertos. Es así que preparar el año en lo escolar, laboral también puede tener que agregar a las tareas de inicio del año una necesaria preparación para mantener la propia salud mental durante el periodo que se inicia, so pena de salir en su rescate solo y reactivamente en el momento que se evidencie como malestar inescapable.  Esta práctica no es ajena a la que se llevan a cabo en diversos sectores, como puede ser la planificación anual de una empresa, o la de una temporada en deportistas de cierto nivel o justamente la escolar o la académica. El costo posible en caso de no hacerlo, puede ser el cada vez más frecuente burnout y la clave en la prevención es ante nada pensar en esos términos es decir de prevención, de anticipar algo que no sea considerado una situación extrema, inesperada y poco probable, sino algo asociado al signo de los tiempos que vivimos. Una vez aceptada la necesidad de prevención como parte indisoluble de la actividad, tal cual un atleta contempla los descansos y la alimentación, unidos a un protocolo adecuado y por temporadas de entrenamiento, el programa será establecer estrategias para restablecer la relación correcta entre las demandas y los recursos propios y del medio, de que se dispone, buscando que las mismas no colapsen prematuramente.
¿Cuáles son algunas de las líneas a evaluar y que cada uno adecuará o modificará en función de sus características, de sus obligaciones, etc.?
En principio los podríamos dividir en aquellos destinados a la planificación de las tareas y aquellos dedicados al cuidado de uno mismo.
En cuanto a lo primero, es decir planificación y recursos:
Definir objetivos: Es imprescindible establecer una serie de objetivos realistas, no ideales y evaluar las posibilidades de llevarlo a cabo y los recursos necesarios. Luego de una etapa de brainstorming en la que se pueden evaluar todas las actividades u objetivos deseados, ver cuáles son las actividades inexcusables u obligadas, como por ejemplo las laborales o académicas fijas que no dependen de uno, y dentro de ellas dividir en subfactores o etapas y repetir el procedimiento de establecimiento de objetivos. Es decir, puedo tener un horario de trabajo o un cúmulo de materias, pero es necesario establecer cómo voy a abordarlas, qué margen tengo dentro de esa demanda externa, cuales requieren un esfuerzo en particular, qué debo trabajar para que sean más manejables y generan menos estrés u ocupen menos tiempo.
Establecer prioridades: Al mismo tiempo ligado a lo anterior, entre esos objetivos, ver cuáles son de primer y segundo orden y cuales son interesantes, pero deben ser descartados. Saber que en cualquier programación no hay tiempo o recursos infinitos de todo tipo para todo, es esencial.
Establecer tiempos: Luego de definidos los objetivos una tarea que a veces es un golpe con la realidad es establecer la ocupación de tiempos en concreto.  Es decir, puede establecer un régimen muy interesante, pero aparte de los recursos en posibilidades, energías, ¿están los recursos ligados al tiempo necesario para ellos? Para ello luego de hecho un listado asignar espacios en la agenda en concreto con el tiempo que considero puede tomar esa tarea, con todo lo que la rodea, ayuda mucho a volverse racional, aún con cierta dosis de frustración, ya que evidentemente ni el día tiene 48 hs ni tenemos energía para trabajar esas 48 hs teóricas. Tengo que trabajar, estudiar, descansar, realizar una actividad física etc., qué espacios concretos ocupa cada una de esas actividades en la agenda y que queda inevitablemente superpuesto o debe ser eliminado. Este ejercicio es muy interesante ya que es lo que sucede en la práctica, ponemos múltiples tareas, todas positivas, pero inevitablemente luego son imposibles de llevar o el tiempo que realmente requieren es otro y así abordaremos varias, pero parcialmente y esto es un punto de partida en la desmotivación que vemos en los cuadros de desgaste emocional y energético.
Recursos: Ya sé que objetivos son posibles, ahora qué recursos de todo tipo aparte de los mencionados antes necesito. Aquí la variable económica es muy importante pero no la única. Saber que por ejemplo para ciertas actividades necesito el apoyo o la participación de otros, y en qué medida es esencial a la concreción de la misma. Eso nos lleva a la segunda parte.
Recursos y planificación personales. Establecer un sistema de apoyo en el que sepa con qué recursos de familiares, colegas, amigos cuento. Las tareas que me propuse ¿son posibles de ser llevadas a cabo solo?, ¿se facilitan o no con la participación de otros, quienes y en qué medida? ¿Cuento efectivamente con esos recursos o en sí mismo la gestión de estos puede ser una fuente de estrés?
Espacios libres: La planificación de los periodos de descanso, es muy favorable tenerla en claro desde el inicio y cuales son mis posibilidades y mis necesidades al respecto. Así es diferente quién puede gestionar su tiempo personal con mayor libertad a quien está ligado a una estructura externa, laboral, educativa por ejemplo, con horarios rígidos. Teniendo en cuenta ese contexto cuáles son mis necesidades, los modelos de actividad que se adaptan más a cada uno y cuales son practicables. Un ejemplo de esto es que hay quienes pueden tomar varios periodos de descanso frecuentes, pero más cortos a otros que deberán hacer más concentrados y entonces los de descanso o placer serán dentro del organigrama externo al cual debo responder.
Establecer dentro de lo posible círculos por afinidad que me permitan que el mismo contexto se sostenga entre sí. Grupos de estudio o de ideas u objetivos similares, aun dentro de lo que puede ser considerado como no central (por ejemplo, las actividades físicas), puede ayudar a sostenerlas en el tiempo sin apelar constantemente a la propia voluntad. Trasladar la carga en un grupo mayor a uno mismo, permite llevarla en momentos de menor fortaleza, tanto en cuanto a los periodos de actividad como los de distensión, placer, o inclusive descanso.
Priorizar el cuidado personal: Para el final, pero no lo último, sino quizás lo más importante, el mantenerse sano, bien con energías, ya que los mejores planes fracasan si no estamos en buenas condiciones de salud. En este sentido las mejores empresas en el mundo están desde hace años buscando elaborar formas más saludables y más eficientes de trabajo en las cuales el equilibrio trabajo/vida personal, no sea un conflicto en tensión sino algo integrado y que se potencien entre sí. En este contexto en algunos países se ha aprobado las semanas de menos horas e inclusive de 4 días por semana.
Establecer un programa anual de cuidado de todas las áreas de la salud, incluida la mental, puede evitar recaídas que luego se pagarán con pérdidas de tiempo y recursos por tener que dedicarse de manera casi exclusiva a ellas en la urgencia. Para esto las medidas básicas son las de siempre, descanso, alimentación etc., simples pero la dificultad es implementarlas y especialmente mantenerlas en el tiempo.
Establecer periodos de descanso, no solo días en el año sino en particular cuidar de una buena calidad de sueño.
Cuidar la alimentación rigurosamente. No sólo ya por factores muy evidentes como por ejemplo el combate contra el nuevo tabaco del siglo XXI y son las horas que permanecemos sentados, que trabajaremos también con cortes y trabajo físico, o la obesidad, sino el alimento como base fundamental del bienestar. Así evaluar el consumo de comidas procesadas, cafeína, tabaco es esencial. Hidratarse parece obvio, pero a veces suponemos que el consumo de té, café mate (cuando no bebida alcohólicas) lo sustituye y no es así y en realidad puede ser perjudicial
En cuanto a cuidar la alimentación es imposible insistir lo suficiente con cuidar el exceso de consumo de información, de redes, de participación en ellas, el tiempo de pantallas, etc. Los estudios respecto a esto ya llegan al nivel de que se los considere comportamientos adictivos muy peligrosos, sobre los cuales se está cobrando conciencia en base a diversos estudios científicos que arrojan resultados asombrosos. Es decir, mucho cuidado que podemos tener un excelente plan, pero buscando información por mejorarlo en las redes, podemos terminar transformando esa búsqueda constante del “video del último ejercicio” en el ejercicio y no llevar a cabo nuestro programa personal.
Capacitarnos en aquello que queremos llevar a cabo. La capacitación continua en aspectos directa o indirectamente relacionados con nuestros estudios, trabajo, o con aspectos personales es fundamental, ya que permite abordar ese proceso de una manera mucho más positiva y desde ya con mayores recursos.
Ejercitarse regularmente. No es solamente una actividad, como por ejemplo se ha popularizado mucho salir a trotar, sino actividades físicas breves al inicio, finalizar o en el curso del día.
En este contexto la incorporación de algunas técnicas de relajación concentración/meditación, respiración como parte de la rutina demuestran resultados muy favorables.
En conclusión. Sin duda tenemos otro año complicado y exigente por delante, mantener un estado de bienestar, es decir prevenir, es central ya que, sino luego pagaremos un costo mucho mayor de las consecuencias tanto aquellas propias del estado de estrés, burnout etc., como por las repercusiones económicas, pérdida de oportunidades etc, que implican.