Buena Data en La Prensa

Manipulación, censura y voto en blanco

La historia está llena de personajes que sedujeron a las masas. Grandes dictadores como Juan Perón, Fidel Castro, Adolf Hitler, entre otros, supieron manipular a las multitudes, que decían estar dispuestas a todo por su líder. Basta recordar a las masas peronistas vociferando "la vida por Perón" y otras barbaridades.

Estos personajes lograron aprovechar su poder sin piedad. Para ellos no existían los adversarios, sino los enemigos. Y para con ellos no había límites.
Todos llegaron al gobierno con gran apoyo de la gente y con la idea de eternizarse en el poder y adueñarse del Estado violando o cambiando las reglas del juego. Fueron grandes oradores, seductores y manipuladores. Aprovecharon todos los medios a su alcance para imponerse y amedrentar cualquier tipo de rebeldía. No dudaron en promover la violencia o el uso de la fuerza. Nadie de su entorno se animaba a contradecirlos.

Es así que, a través de la historia, las masas han sido cooptadas por disertantes atractivos.

El debate presidencial llevado adelante el último domingo, si bien fue muy pobre en cuanto al contenido. la forma en que se expresaron los candidatos pudo dejar a la luz sus personalidades. Hacer estas lecturas más finas, más allá de las propuestas teóricas puede ayudarnos a no caer en las trampas de manipulación que durante años, sufrieron los pueblos en los totalitarismos de distinto signo.

Hoy en día esta clase de personajes cuentan además con capacitadores y grandes medios de difusión y cuando llegan al poder, lo primero que se pierde es la libertad de expresión.

Hoy en día las redes sociales son los canales más directos para llegar al gran público. Pero estas grandes herramientas no son ideológicamente neutrales.

Es digno de ser mencionado que el domingo, varios youtubers planificaron reaccionar al debate en vivo desde sus canales y ocurrió que “mágicamente” quienes apostaban por uno de los candidatos vieron caídas sus cuentas, de repente. Es así, que Agustín Laje (con más de 2 millones de seguidores), Tipito Enojado y Break Point (con casi 400 mil seguidores cada uno) no pudieron transmitir para sus seguidores. Lo mismo le sucedió a Franco Pisso, un profesor universitario especializado en oratoria y comunicación no verbal (casi 800 mil seguidores). Esta situación se subsanó con ciertas irregularidades pasado el debate. ¿Qué raro no?

AL MOMENTO DE VOTAR

La cuestión es que, en los períodos electorales, y sobre todo, cuando están cercanos los comicios, la reflexión sobre los candidatos, las opciones que se ofrecen y las preferencias políticas son los temas centrales en toda reunión.

Obviamente hay quienes seleccionan una boleta con total convencimiento y esperanza y otros que lo hacen con la nariz tapada y mirando a otro lado. También están lo que votan en blanco. De eso me quiero ocupar.

Siempre consideramos que el voto en blanco, en las elecciones internas o generales, es también una forma de expresión. Por voto en blanco entendemos el que no lleva nada en el sobre o simplemente dentro de él, hay un papel sin escritura. Históricamente se ha usado en distintas situaciones tanto para expresar que ningún candidato satisface las expectativas o los requerimientos mínimos para ser elegido o porque no se acuerda con el sistema de democracia a través de partidos políticos. Son opciones válidas. Y es una forma de manifestar y hacer ver, dentro del sistema, que no se adhiere a él o que no ofrece lo que se necesita.

Evidentemente, estos dos tipos de votos en blanco son iguales materialmente, pero tienen distinta significación. Votar en blanco puede querer decir “No me gusta el sistema de participación” o “No me gusta ningún candidato de los que se proponen. Quisiera otros.”

En el conteo final, aunque gane el que obtuvo más votos, al menos el antisistema o el que no encontró candidato, se verá simbólicamente representado, si bien generalmente el volumen de estos votos no es significativo como para que la elección se anule y se vea la necesidad de cambiar a los postulantes o al sistema.

En las elecciones del próximo domingo el significado del voto en blanco puede tener una connotación especial. Hay solo dos opciones que por mínima que sea la diferencia dará por ganador a uno o a otro. Aunque los votos en blanco sean mayoría, se consagra el que obtuvo uno más sin considerar ninguna otra posibilidad. Por lo tanto, el voto en blanco equivale a decir “No estoy en condiciones de sopesar qué sería mejor, me deslindo del tema. Que decida la mayoría”. Lo cual presupone implícitamente, el principio de que la mayoría elegirá correctamente.

Es cierto que para algunos ambos candidatos son un mal, y no es lícitamente posible elegir el mal, pero también hay que considerar que la abstención también es un mal no solo porque se fundamenta en un principio falso, sino porque por omisión se está avalando un mal. Por lo tanto, hay tres males.

En este callejón sin salida, cabe hacer un alto y detenernos en la realidad. Nada de lo humano es absoluto, y por lo tanto ningún candidato es “lo absolutamente malo”. Sabemos que la solución de la abstención es falsa. Veamos a los candidatos bajo la razón del bien que pueden manifestar: leamos su plataforma política, informémonos con fuentes confiables, analicemos su credibilidad, su trayectoria, la gente que lo rodea, qué ha hecho en cargos públicos, si es lo suficientemente transparente… de allí encontraremos bienes a elegir.

Mohamed Moulessehoul bajo el seudónimo femenino de Yasmina Khadra escribe un oportuno diálogo en “Lo que sueñan los lobos” que traemos como reflexión final:

-Soy neutral.

-Neutral, ¿Y eso qué es? No puede uno ser neutral en un cruce de caminos. Tienes que elegir destino.

-Uno nunca elige.

-Eso es falso. Uno es responsable de su destino.

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