ECOS DE LOS SETENTA

Manchalá, 50 años de un combate

Por David San Román *

Argentina, Mayo 1975. El delirante sueño marxista buscaba ser realidad e imponerse en la Nación Argentina a través del terror, siguiendo la costumbre de toda su historia. Una deficiente y no preparada dirigencia política en conjunto con la -hoy ya crónica- ausencia de instituciones sólidas, imposibilitaron que la República fuera capaz de anticiparse, prepararse y abordar adecuadamente la situación.

Mientras que en el hemisferio norte del globo, Estados Unidos y la Unión Soviética evadían enfrentamientos directos nombrando como Guerra Fría al escenario internacional, la entalpía de la geopolítica mundial desbordaba por debajo y levantaba temperatura hacia el sur de las superpotencias enfrentadas. Fue así que tal realidad llegó candente al territorio argentino sin previsión alguna por parte del estado local.

La escalada de violencia armada se incrementaba desde hacía meses, asesinatos y secuestros a civiles, empresarios, fiscales, jueces, bancos, policías y militares. Argentina sobrevivía en un clima hostil y de atentados terroristas perpetrados por organizaciones paramilitares.

Buscaban recursos económicos, armamentísticos y poder de extorsión. No distinguían niños, mujeres ni ancianos; iban contra todo, en ambientes urbanos: pueblos y ciudades. Preguntémosle sino a Guillermina Cabrera de tres años, o al Capitán Viola que lo sorprendieron junto a su familia un domingo, o a los secuestrados hermanos Jorge y Juan Born, herederos del grupo Bunge y Born.

No hay que olvidarse del juez federal Quiroga que llevaba causas contra terroristas, cuyo asesinato anuló de hecho al Poder Judicial frente a causas de la guerrilla. Y tantos otros…

MANUAL DE GUERRILLA

La Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez perteneciente al Ejército Revolucionario del Pueblo, siguiendo el manual de guerrilla centroamericana, estaba emplazada en los montes tucumanos.

Su objetivo era sitiar una porción del territorio nacional para establecerlo como centro de rebelión marxista y recibir apoyo extranjero. Ante la ya evidente insurgencia revolucionaria, la presidente constitucional María Estela Martínez de Perón, el 5 de febrero había decretado el Operativo Independencia para aniquilar elementos subversivos en Tucumán.

Se dirigían las operaciones militares antiterroristas desde el Puesto de Comando Táctico de la 5ᵃ Brigada de Montaña, al mando del general Acdel Vilas, ubicado en Famaillá.

El primer enfrentamiento fue el 14 de febrero en el Combate de Río Pueblo Viejo, dirigido por el capitán salteño Juan Carlos Jones Tamayo. En tal contienda murió el Capitán Cáceres al salvarle la vida al entonces teniente Richter.

Para el 29 de mayo, día del Ejército Argentino, el ERP había programado un ataque al Puesto Comando. Pretendían asesinar a todos los oficiales, tomar todos los elementos de combate y sitiar el pueblo de Famaillá. Por aquellos días, efectivos de la Compañía de Ingenieros de Montaña 5 con asiento en Salta se encontraban prestando servicios de acción cívica reparando escuelas de la zona. El miércoles 28 de mayo en plena organización de la embestida del día siguiente, a las cinco de la tarde el contingente guerrillero se topó con suboficiales y soldados conscriptos que estaban en la Escuela de Manchalá.

El mismo Hugo Irurzún, cabeza de la Compañía de Monte bajo nombre de guerra de Capitán Santiago, abrió fuego contra los tres colimbas que estaban en el portón de escuela e hirió la pierna del soldado Adrián Segura.

La respuesta fue inmediata. Los ocho efectivos que estaban dentro de la escuela, bajo dirección del Cabo Gerardo Lafuente, se parapetaron y comenzaron a tirar al cobarde enemigo. En medio de la balacera Demayo, Pardal y Alcalá rescataron a Segura que se desangraba en el portón.

En total eran dos camionetas y tres camiones los vehículos que se habían apostado alrededor de la escuela, sumando más de 100 terroristas con fusiles, una ametralladora MAG y granadas. Dentro del improvisado cuartel escolar, resistían el ataque nueve soldados conscriptos y dos suboficiales que contaban las balas antes de disparar.

Una voz terrorista ofrecía tomar la escuela: “¡Grupo Escuela, rindansé! ¡Los tenemos rodeados! El Cabo Lafuente, firme respondía: “¡Avancen, hijos de puta! ¡Vengan a buscarnos!

LOS REFUERZOS

Oscurecía y tras los ruidos y disparos, llegaban los espontáneos refuerzos acoplándose a la defensa de la escuela desde diferentes flancos. Cayeron heridos: el soldado Roberto Mamaní a quién le rompieron el brazo, el soldado Juan Sulca a quién le atravesaron el abdomen, el soldado Ricardo García herido en un brazo y el soldado Jesús Puca Puca herido en el estómago. Repentinamente el soldado Luis Arce lograba escapar en un Unimog con Mamaní para llevarlo al hospital y dar aviso del ataque.

En sorda medianoche y sin balas, mientras los soldados de la escuela esperaban el avance final con la toma de posición, bengalas del Comando del Ejército que se acercaba, devolvieron la luz y las esperanzas a los bravos de Manchalá.

A su arribo, la incertidumbre se apoderó de los mandos recién llegados, quienes dudaban si quienes estaban dentro de la escuela eran propios o enemigos. Hablaban de volar la escuela con lanzacohetes y morteros, hasta que el sargento Ayudante Serafín Lastra se opuso a la mortal idea, ofreciendo acercarse a la escuela para salvar a sus compatriotas, posiblemente sobrevivientes.

Fue así que Lastra, cuerpo a tierra, se arrastró entonando la Canción del Ingeniero como Santo y Seña “¡Ingenieros, audaces guerreros” y desde adentro completaron “¡que la patria en su yunque forjo!”. Fue la señal de soldados propia tropa, ¡estaban vivos!

Siendo minoría, los Bravos de Manchalá resistieron al terrorismo y evitaron que un trapo rojo reemplazara a nuestra bandera Celeste y Blanca. Una vez más, las tropas argentinas se coronaban con la victoria. ¡Gracias por el coraje!

Combatieron con Gloria, por la Libertad y el Honor Argentino, el 28 de mayo de 1975. ¡Compañía de Ingenieros, Valientes guerreros!

* Centro de Estudios Salta.