EL REPORTAJE DEL DIA

Los recuerdos de Roberto Di Sandro

El decano de los periodistas acreditados en la Casa Rosada evoca a los presidentes que conoció desde 1947.

-Quisiera hacer, si usted me lo permite, una revisión sobre su trayectoria como periodista acreditado en Casa de Gobierno desde el año 1947 hasta la fecha y corríjame, si me equivoco, debe ser la única persona que conoció a todos los presidentes desde Juan Domingo Perón hasta la fecha.

-Sí, desde Perón hasta Alberto Fernández los conocí a todos.

-Debe ser un récord.

-La verdad que no lo sé, pero puede ser... ahora que usted lo menciona no sé de otra persona que haya conocido a todos los presidentes desde 1947 hasta la fecha.

-¿Por qué decide ser periodista y cómo es que comienza su carrera siendo acreditado en casa de Gobierno?

-Comencé influenciado por mi padre, que era fotógrafo de Perón. Mi primer trabajo fue en la agencia Télam. Hacía notas, comentarios y escribía crónicas. Ahí me empecé a formar como periodista, hasta que un día me mandaron a Casa de Gobierno, y de ahí no me moví más.

-¿Cómo recuerda usted esos primeros pasos y cómo era su trato con Perón?

-Perón era una persona que se sentaba con usted y le explicaba todo con una claridad tremenda, y el trato para con nosotros era maravilloso. Otro que también nos trataba de manera formidable fue Raúl Alfonsín. Alfonsín realmente se ganó el respeto de los periodistas acreditados en Casa de Gobierno, pero no por las respuestas que daba, con las que se podía coincidir o no, sino por el trato, por su forma de ser.

-Sin embargo, en la época de Perón la información era bastante restringida y controlada.

-Exacto, eso es cierto, y se restringía porque la Subsecretaría de Prensa y Difusión, con Raúl Apold a la cabeza, era quien daba la información. Ahora, si usted se las ingeniaba y buscaba la información, era diferente.

-¿Y qué pasaba cuando había alguna información que el gobierno no quería que trascienda?

-Era muy difícil, porque todo pasaba por la Subsecretaría de Prensa y Difusión, y desde ahí decidían lo que se publicaba o no. Pero mi caso fue un poco particular, no porque era superior a nadie, sino porque me las rebuscaba y siempre encontraba algún trascendido, pero la verdad es que como el pueblo estaba convencido de que Perón hacía las cosas bien, alguna mala noticia podía pasar.

-¿Con Evita tuvo relación, la conoció?

-La vi muy pocas veces, cuando iba a Casa de Gobierno, y hablé solo una vez con ella, en la residencia de Olivos en un almuerzo al que nos había invitado Perón. Estaba el Negro Pacheco, que era el jefe de prensa, y le dije que le quería preguntar algo a Evita. "Quiero preguntarle qué tango le gusta", porque había una orquesta, que creo era la de Miguel Caló. Y Pacheco me dijo: "Andá y preguntale"... y bueno, fui y le pregunté qué tango le gustaba... eso fue todo.

-¿Y que le respondió?

Uno...(risas) esa fue toda mi conversación con Eva. Por supuesto que se lo dije al director de la orquesta, y el tango lo cantó Hugo del Carril.

LA LIBERTADORA

-¿Como vivió el derrocamiento de Perón y, principalmente, los días posteriores, teniendo en cuenta que usted siempre se identificó como peronista?

-Fue algo verdaderamente dramático. Como usted bien dice, soy peronista y todo el mundo lo sabe, y yo sentía el peronismo como algo propio. Por supuesto que los integrantes de la Revolución Libertadora lo sabían, y sin embargo no me tocaron, no me cuestionaron absolutamente nada, al contrario. Yo preguntaba y siempre respondían. Por supuesto que los movimientos de la información ya no eran los mismos, eran militares. Pero déjeme contarle una anécdota. Un día vino el Almirante Rojas a la sala de periodistas, y le pregunté que opinaba de Perón, y sabe qué me respondió? "Y... la verdad que tiene pinta…". Esto nunca lo conté, pero tenía que contarlo.

-¿A qué presidente recuerda como inaccesible, duro o difícil para preguntarle algo o sacarle alguna declaración?

-Los presidentes militares eran muy difíciles... aunque alguno como Lanusse, pero ejemplo, periódicamente se reunía con nosotros, y la razón es que había un señor que se llamaba Edgardo Sajón que era secretario de prensa, y era una persona muy abierta a la idea de que había que hablar con el periodismo, pero Lanusse, en general, hablaba con todos nosotros y de manera bastante cordial... es más, como sabía que yo era peronista socarronamente me decía peronacho".

-Durante los gobiernos militares, ¿cómo se restringía al periodismo dentro de Casa de Gobierno?

-Básicamente, había cosas que se podían preguntar, pero no se respondían. Cuando gobernaban las Fuerzas Armadas todo debía hacerse como decían... y créame que no era nada fácil.

-Durante el gobierno de Isabel se dice que quien realmente gobernaba era López Rega. ¿Eso, era tan así?

-Más o menos... algo de eso hay, pero también hay muchas cosas de Isabel que no se saben, como por ejemplo que tenía su carácter, y también tenía sus reacciones. Recuerdo que cierta vez la convencí para que viniera a la sala de periodistas porque la verdad era que todos querían hacerle preguntas, y ella no quería, pero la convencí. ¡Para qué! Como era de esperarse le hicieron todo tipo de preguntas. Cuando terminó la conferencia, me llamó y me recriminó, pero bueno... yo hacía mi trabajo.

EL CAPITAN DEL EQUIPO

-Deduzco que por su trayectoria usted era algo así como el jefe de los periodistas de la Casa Rosada...

-No, el jefe no... pero podríamos decir, en términos futbolísticos, que era como el capitán del equipo.

-¿Cómo era el clima dentro de la Casa de Gobierno durante la guerra de Malvinas?

-El ambiente era terrible, había una tensión tremenda. Recuerdo que Galtieri nos reunía periódicamente y nos decía que estaba todo controlado, y como todos sabemos la historia era otra... pero bueno, son los gajes del oficio, como dice el dicho... nosotros escuchábamos y sabíamos que íbamos perdiendo, pero no podíamos decirlo.

-Después llegó la democracia, ¿cómo vivió eso?

-La diferencia fundamental, para nosotros, era el trato. La verdad que como le dije al principio, Alfonsín era un tipo bárbaro, que en ese sentido se parecía mucho a Arturo Illia. No tenían ningún problema en pararse a hablar con los periodistas, nunca decían que no. Recuerdo que un día estábamos en el sector de las Fuerzas Armadas y había un cuadro de Perón, entonces me mira y me grita: "Di Sandro, acá está su jefe!".

-¿Qué recuerdo tiene del Dr. Illia?

-Era el tipo más bueno de mundo. Demasiado bueno.

-¿Y de Frondizi?

-Un hombre muy inteligente, a quien lamentablemente no le salieron las cosas bien. Creo que fue uno de los presidentes más inteligentes que tuvimos, siempre respondía, y respondía bien, claro, concreto... un tipo muy capaz... el problema fue, según mi entender, que le había prometido muchas cosas al peronismo que después no pudo cumplir, y la oposición con él fue implacable.

-Yendo a nuestra historia más cercana llegamos a Carlos Menem. ¿Cómo fueron esos días?

-Menem fue otro de los presidentes que con nosotros fue espectacular, por el trato. Por mí tenía un gran aprecio, y siempre nos chicaneábamos con el fútbol, ya que como todos saben él era de River y yo soy fanático de Boca.

-¿Algún presidente, alguna vez le pidió un consejo?

-No, consejo no, pero opiniones sí.

-¿Quién?

-De la Rúa, varias veces me pidió mi opinión sobre determinados temas. Otra muy buena persona a la que lamentablemente tampoco le salieron bien las cosas.

-Y usted, ¿alguna vez se animó a decirle a un presidente su opinión? Me refiero a decirle que estaba haciendo algo mal...

-Sí, a Néstor Kirchner.

-¿Se puede contar lo que le dijo?

-No, pero le voy a decir como terminé la frase, diciéndole "Haga peronismo".

-¿Su relación con Duhalde, cómo fue?

-Muy buena. Somos muy amigos, es un tipo fenomenal.

ALTANERA

-Dicen que Cristina Kirchner, cuando era presidenta, era muy altanera, como que despreciaba a todos, especialmente a los empleados de Casa de Gobierno... algo así como que tenía aires de reina. ¿Es eso cierto?

-Algo de eso hay...

-¿Cuando asumió Mauricio Macri, hubo un cambio en el ambiente o, si usted prefiere, en el trato tanto con ustedes como con los empleados de casa de Gobierno?

-Y si... la verdad que sí.

-¿Cuál su opinión sobre la vocera presidencial, Gabriela Cerruti?

-Creo que es una buena chica, pero me parece que se equivoca, y mucho, cuando informa; no dice la verdad, parecería que vive en una realidad paralela. No es mi intención atacarla, pero evidentemente falta una vocera que exponga concretamente y no vendiendo buzones.

 

-¿Cuál fue el peor momento que vivió como periodista?

-Sin dudas, el bombardeo del 16 de junio del 55, pero no de mi carrera, ese fue el peor momento de mi vida. Fue terrible... fueron 5 horas interminables... estábamos todos tirados en el piso de la sala de periodistas. La verdad, pensé que no salíamos vivos de ahí.

¿Y el mejor?

-Mi carrera, de punta a punta. No puedo elegir un momento en particular, y si tengo que elegir algo, elijo a los amigos que me dio esta hermosa profesión.