“Los proyectos del cobre esperan la aprobación del RIGI”

El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones es clave para que avance la explotación cuprífera en la Argentina, destaca Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM). El sector produjo por u$s 8.000 millones y exportó u$s 4.000 millones durante 2023.

Las cifras de la minería deslumbran a esta Argentina sedienta de dólares. Los economistas discuten si la recuperación económica será más o menos rápida, pero ninguno duda del aporte que significarán las divisas generadas por el sector minero.

El rubro es superavitario, tanto que en 2023 generó u$s 8.000 millones y exportó por u$s 4.000 millones. El aporte tributario alcanzó los $ 342.000 millones. Las principales producciones son el oro y la plata, aunque el litio ha crecido de manera constante en los últimos años.

Sin embargo, un nuevo actor espera para salir a escena: el cobre. Existen seis proyectos listos para ponerse en marcha, siempre y cuando el Congreso de la Nación apruebe los beneficios para los grandes inversores. El potencial cuprífero es enorme: en algunos años Argentina podría convertirse en el sexto proveedor mundial.

La actividad minera puede ser uno de los motores que hagan levantar vuelo a la Argentina, aunque todavía hay mucho por debatir. Para tener una idea cabal de la situación, mientras el sector exporta por u$s 4.000 millones, Chile vende a valor de u$s 53.000 millones, y Perú por u$s 42.000 millones anuales.

“La minería es uno de los cuatro o cinco sectores que tiene mayor potencial de aportes en empleo, generación de nuevos proveedores y obtención de divisas para el país”, destaca Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM).

-El escenario no ha sido últimamente propicio para las inversiones y los negocios en el país. ¿Por qué crece la minería?

-Tenemos que diferenciar. Lo que ha crecido es uno de los sectores de la minería, no todos. Lo que creció es el litio porque se dieron ciertas cuestiones que ayudaron a que se tomaran decisiones de ir adelante con proyectos de litio. Entre ellas, que hoy ya no existe, una evolución muy fuerte del precio durante los años 2020 hasta fines del año pasado, cuando tuvo una fuerte caída. Hubo decisiones importantes de ir para adelante porque ya se estaba explorando. Ahora hay tres proyectos en operación. Hay seis en construcción y unos cuantos más, casi 20, en exploración avanzada.

-¿El precio no ayuda ahora?

-No es que no ayuda, el precio no es malo. Pero para tener una idea, se produjo una explosión durante el 2023, que llegó a casi u$s 30.000 la tonelada de carbonato de litio y ahora el precio está rondando nuevamente valores de u$s 13.000 o u$s 14.000. Son precios históricos que permiten que los proyectos avancen pero el contexto argentino dificulta las operaciones. Argentina no es competitiva. Ese salto que se produjo durante varios años ayudó mucho a tomar decisiones, independientemente de que el escenario macroeconómico no era bueno. Hoy la expectativa es que vaya adelante esta ley de incentivos a las grandes inversiones, el RIGI, para que se desarrollen los proyectos que están parados desde hace mucho tiempo y que están vinculados también con el cobre. Fundamentalmente no avanzan por los temas económicos de la Argentina. Están expectantes.

-Se prevé un déficit de litio hacia 2030. ¿Podría producirse otro salto en la explotación?

-Acá el tema es que todo depende de que eso se produzca, y por otro lado el litio es un metal que puede encontrar en el camino algún sustituto que pueda afectar también el precio. Es decir, todas son proyecciones considerando cómo se desenvolvería la electromovilidad, la mayor cantidad de autos eléctricos y demás.

-Los especialistas solían decir que el negocio de la explotación del litio sólo cerraba si el último eslabón de la cadena es la construcción de la fábrica de baterías en el país. Parece que no es tan así.

-Es que no tiene nada que ver una cosa con la otra, se mezclan cuestiones. Sería bueno que algún día haya una fábrica de baterías en el país, pero no es un elemento concluyente para que se desarrollen los proyectos. Es como todo en la vida, hay que poner los caballos por delante del carro. Lo importante es tener proyectos de litio. Si las condiciones macroeconómicas lo permiten y los inversores entienden que es un buen negocio tener una fábrica de baterías, habrá fábrica de baterías. Pero no es un tema la existencia de una fábrica que condicione a los proyectos, que son un paso anterior a las fábricas.

-El litio crece, pero el oro y la plata han caído en su producción y exportación durante los últimos años. ¿Por qué?

-Pasó por una sencilla razón: Argentina no fue competitiva y entonces no se avanzó en la exploración. Hoy tenemos un buen precio de oro y de plata pero lamentablemente los proyectos son maduros y no hay reemplazos a la vista. No quiere decir que no haya recursos sino que no hubo un interés fuerte por realizar campañas importantes de exploración. La mayoría de los proyectos que se están explotando ya han transcurrido una parte importante de su vida útil y se van convirtiendo en marginales, y no tenemos a la vista otros proyectos que los reemplacen. Esta es la realidad. Y esto tiene que ver con las políticas macro de los últimos años. No ha habido interés en explorar mucho más en oro y plata. Hoy lo que se impone es que los proyectos existentes tengan la posibilidad, con incentivos, de explorar mucho más porque sino se va a producir un desenganche. Es decir, van a terminar proyectos existentes antes de que puedan entrar algunos que los reemplacen.

-¿Son capitales principalmente internacionales?

-En general sí, sobre todo en metales como el cobre, el oro y la plata, donde la mayoría de los jugadores son internacionales. La participación local es prácticamente nula. Hay algo más en el tema del litio. En cobre entraron algunos jugadores locales pero en participaciones minoritarias, lo cual es bueno pero no es suficiente.

LARGA ESPERA

-Hay muchos proyectos en carpeta para la explotación del cobre. ¿La aprobación del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) es clave para que avancen?

-Definitivamente es clave. Fundamentalmente porque Argentina no tiene buenos antecedentes de cumplimiento de las leyes existentes en materia minera por lo menos. Ha habido algunos proyectos a los que no se les ha respetado la estabilidad fiscal. Entonces el RIGI, aún con la posibilidad de que existan cambios, presenta temas fundamentales que son imprescindibles. Puede hacer que los dueños de los proyectos tomen finalmente la decisión de avanzar con la construcción.

-¿Sin ese marco normativo será imposible?

-Yo diría que los proyectos de cobre están esperando todos la definición del RIGI.

-¿Cuál es el potencial?

-Hay cinco proyectos que están muy avanzados, listos para empezar a construirse. Hay uno más en Mendoza, que es de menor envergadura, que también está listo. Esos seis proyectos significan la posibilidad de concretar una inversión de u$s 25.000 millones en total. Asumiendo que todos en algún momento estarían a máxima capacidad, generarían un nivel de exportaciones de entre u$s 9.000 y u$s 10.000 millones anuales.

-¿En cuánto tiempo madura un proyecto?

-La maduración puede llevar desde el inicio de la construcción unos seis años. Es decir, cuatro años para construir y dos años para entrar a producción plena.

-¿El destino es la exportación o el mercado interno también consume cobre?

-Básicamente es todo para exportación. La verdad es que los destinos son variados. Puede ir hacia Oriente, hacia Corea del Sur, China, Europa, Estados Unidos. Depende del tipo de producto y de la forma en que se mande. El mercado es muy amplio y la verdad es que la minería no tiene dificultades para colocar los productos que produce.

-El mapa de la cordillera marca una enorme diferencia en la explotación minera del lado chileno y del argentino. ¿Ese contraste está dado por la estabilidad económica que ha tenido Chile?

-Tal cual. Chile tiene más de 40 años de economía estable. Este es el punto central. Desde comienzos de los ‘80 tienen una política muy concreta en favor de la minería, y se ha mantenido en el tiempo. Por eso conviven empresas internacionales con la estatal Codelco, en condiciones de competitividad como los privados. No hay otra razón. No es que de este lado de la cordillera no haya proyectos. No podría asegurar que sean exactamente los mismos pero si uno mira el mapa de los proyectos del lado argentino y su equivalente del lado chileno, hay cierta coincidencia en la altura en que está cada uno o en la región.

BALANZA

-La balanza minera es superavitaria. En 2023 produjeron por u$s 8.000 millones y exportaron u$s 4.000 millones. ¿Se discute con el gobierno una rebaja de las retenciones a las exportaciones?

-El proyecto de RIGI plantea la ausencia de retenciones para las inversiones de más de u$s 200 millones. Después ese mínimo puede ser mayor. El problema es con los proyectos existentes. El RIGI es para lo que venga. El gran tema es cómo se incentiva la exploración para que los proyectos en actividad puedan destinar mayor cantidad de dinero a la exploración. La exploración desde ya es una inversión que en la medida en que después se obtengan resultados, permanece como una inversión. Sino, se transforma en un gasto. Si no hay un correlativo en el hallazgo de nuevos recursos, esa inversión va a fondo muerto.

-Es decir que en el caso de aprobarse el RIGI, no beneficia lo que ya está en marcha.

-No, pero ahí tenemos que ser inteligentes. Hay que buscar algo que incentive la exploración y existen distintas maneras de hacerlo. El oro y la plata significan el 70% de las exportaciones. Sin embargo, están en franca declinación en cuanto a volumen. Posiblemente este año por una cuestión de precios no se vaya a notar, pero si uno separa cantidad producida con valor comercial, hay una declinación importante a nivel global en la Argentina. Se trata de mineral de peor calidad porque los yacimientos son maduros.

-El sector minero tiene una amplia red de proveedores nacionales. ¿El nuevo paquete legal afectaría eso?

-Hay un tema fundamental que hemos conversado con distintos actores de la política. La idea no es que los proyectos vayan adelante importando todo. Eso no ha sucedido en la minería. Tenemos un régimen especial, la Ley de Inversiones Mineras, que ya lleva más de 30 años. Ese régimen establece un listado de qué productos pueden entrar sin pagos de aranceles. En todos los casos son productos que no se fabrican en el país. Estos temores que ha habido en distintos sectores, la verdad es que si se aplica a todas las actividades un régimen similar al que tenemos en la minería, no debería afectar para mal a los proveedores locales. Al contrario, más proyectos son más proveedores y más empleo.

CHUBUT SE RESISTE A LA ACTIVIDAD

Mendoza se suma al club minero

Pese a que la minería es una actividad que genera riqueza y crea genuinos puestos de trabajo, existen algunas provincias en la Argentina que se oponen a su desarrollo debido a su impacto en el medioambiente.

El puñado de estados subnacionales que se manifestaron en contra de la minería lo hacen fundamentalmente en la modalidad a cielo abierto. Sin embargo, algunas de relevancia, tal el caso de Mendoza, han cambiado su estrategia y de la mano de sus gobernaciones avanzan hacia la concreción de proyectos mineros.

El caso de Mendoza es singular ya que la actividad metalífera estuvo paralizada durante 15 años. Su potencial es grande y, además, decidió conformar la Mesa del Cobre, espacio que acordaron crear junto a San Juan, Catamarca y Salta.

-Hay provincias que resisten el desarrollo de la minería. ¿Existe un diálogo abierto?

-Ha cambiado bastante el tema. Hay dos provincias fundamentales, que son Chubut y Mendoza. Nosotros estamos siempre dispuestos a colaborar para que esas leyes se pueden modificar. Claro que hay definiciones políticas. Hoy en día hay una diferencia entre ambas provincias.

-¿Cuáles son las diferencias?

-El gobierno de Mendoza ya ha dicho claramente que quiere desarrollar la minería y en eso estamos. Nosotros como institución, como Cámara Argentina de Empresas Mineras, estamos acompañando este proceso que está llevando en este momento el gobierno de Mendoza para que se pueda concretar la explotación minera. Hay una decisión muy fuerte en ese sentido y un acompañamiento de muchas localidades de la provincia. Nosotros estamos para apoyar. La verdad es que nos sentimos también contentos de que haya este cambio respecto de la minería.

-¿Cómo está la situación en Chubut?

-En el caso de Chubut sucederá lo mismo en la medida en que la provincia decida realizar un cambio.