Los mundiales y la política argentina

Desde la vuelta de la democracia al país, los sucesivos resultados obtenidos en los mundiales y sus efectos siempre han sido un tema instalado en las mentes políticas.

Desde 1983, cuando la Argentina retorno a vivir en democracia, la disputa de los Mundiales de fútbol se superpuso con la zigzagueante historia de la Argentina, expresada cada cuatro años en turbulencias y momentos críticos. El tan esperado certamen deportivo es el evento más televisado del mundo y uno de los que más concentra la atención global durante el mes de su duración.­

El efecto del Mundial siempre es un tema instalado en las mentes políticas y la esperanza de poder absorber algo del rédito deportivo siempre es una esperanza por alcanzar. Para conocer cómo podría impactar en el gobierno y en el país los resultados de la performance de la selección argentina en Qatar, La Prensa dialogó con Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, quien se mostró prudente, pero con muy buena memoria sobre la realidad de los últimos 40 años.­

-¿Percibe que puede afectar a la realidad política de un país su rendimiento en un mundial?­

-Históricamente, el éxito de un país en el mundial de fútbol genera efectos políticos de corta duración. En el caso del último gobierno de facto, el triunfo en el mundial de 1978 -el primero que ganó Argentina- no produjo una transformación política duradera, más allá del júbilo de los días inmediatos. En cuanto al segundo mundial que ganó Argentina, el de 1986, los efectos políticos fueron también limitados. El Presidente Alfonsín, en la elección de gobernadores y legisladores nacionales realizada al año siguiente, en 1987, fue derrotado. Un mal desempeño genera frustración, pero no es una situación permanente o de largo plazo, más ahora, que suceden muchas cosas en poco tiempo y en todo el mundo.­

En Brasil, un país donde el mundial de fútbol es tanto o más relevante que en Argentina, los efectos también son limitados. En la elección presidencial recientemente realizada, los partidarios de Bolsonaro por lo general iban vestidos con la camiseta de su selección y ello pudo haber ayudado a acortar la distancia, pero no sirvió para ganar. Incluso el apoyo a Bolsonaro de figuras muy populares de la selección, como Neymar, tuvo también un efecto limitado. En el pasado, Pelé fue tentado para ingresar a la política, pero no lo hizo.­

-¿Siempre ganar un mundial ha permitido una manipulación efectiva sobre la población?­

-Los efectos del mundial sobre las sociedades depende mucho de la cultura de cada una. No es lo mismo el efecto en Brasil, Argentina o Italia, donde el fútbol es un deporte muy popular, que el que puede tener en Estados Unidos, donde no es el deporte preferido de su población y sus jugadores no son figuras públicas, como en los casos anteriores. Europa y América Latina son las dos regiones del mundo donde el fútbol es el deporte más popular, no así en las demás, aunque está avanzando. Ya hace varios mundiales que su partido inaugural es el hecho más televisado del ámbito global ese año. La manipulación de un éxito en el mundial, como dijimos, por lo general tiene efectos políticos limitados.­

- ¿Cómo ve hoy la situación política en el país frente al mundial?­

-Hoy la Argentina tiene una sociedad triste y frustrada por la acumulación de sucesivos fracasos políticos y económicos en las últimas décadas. En alguna medida, el país siente o percibe que se encamina a una nueva crisis como la de 1989 o 2001, aunque esto es más una percepción que una certeza o fatalismo.­

- ¿Le sorprendió la afirmación de la ministra Kelly Olmos sobre dar prioridad al certamen y no pensar en la inflación?­

El mundial siempre concentra la atención mientras se desarrolla, pero aun ganando, es un período que dura un solo mes: la realidad vuelve a imponerse tras él en días, semanas o a lo sumo en meses. Esa idea del mundial concentrando la atención es lo que llevó a la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, a hacer su desacertada afirmación de que quedaba la inflación como un tema a resolver después del evento deportivo.­

-¿Cómo percibe que sería el ánimo general si la Argentina pierde en esta oportunidad?­

-Si la Argentina tuviera un mal desempeño en el mundial, el ánimo social mencionado se agudizaría. El tema es si la gente lo procesa con tristeza y desánimo o se encamina hacia la rabia con protestas, incluso violentas, como ya ha pasado en Argentina y también en países como Brasil.­

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CORTO PLAZO­

-¿Impactó favorablemente al gobierno de Alfonsín conseguir la copa del mundial?­

-Como se señaló, en el caso del éxito del mundial de 1986 durante el gobierno de Alfonsín, el efecto político fue de corto plazo. Ese mundial proyectó y consolidó a Maradona como el futbolista más popular de Argentina y del mundo. Él estuvo siempre cerca de la política, pero en general con sectores del peronismo o incluso, al final, de la izquierda, pero esa militancia no parece haber tenido grandes efectos políticos.­

-¿Tuvo algún efecto las sucesivas derrotas en los posteriores gobiernos?­

-En los mundiales siguientes al de 1986, las derrotas fueron de distinto nivel. Por lo general no sirvieron para compensar un estado anímico negativo, pero tampoco necesariamente lo agravaron.­

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IMPACTO ARABE­

-A partir de la realización de este mundial, ¿qué impacto tendrá en el mundo arabe la afirmación del poder blando en el mundo?­

-La realización del mundial en un país árabe de religión musulmana, como es Qatar, actúa en forma ambivalente para mejorar o empeorar su imagen. Por un lado, el país muestra sus avances económicos y especialmente en lo que hace a la obra pública y urbanización. Incluso muestra modernización en materia de tecnología.­

Pero el tema de sus costumbres en Occidente genera una imagen negativa, especialmente por la situación de las mujeres. Sucede lo mismo con las características autoritarias del régimen en lo político. Puede ayudar a la realización de negocios, pero eso no es poder blando, más bien es poder duro: se centra en lo económico y lo militar.­

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PASION Y SALUD MENTAL

­La bandera de argentina cuelga en el balcón, los chicos tienen sus gorros y silvatos y los más grandes cuentan con todo lo que necesitan para vivir estos próximos días en que se desarrollará el mundial de futbol en Qatar. Se lo ha esperado durante cuatro años y aunque es raro vivirlo en noviembre y diciembre, las expectativas y el sueño de que la selección nacional vuelva al país con otra copa aumenta la ansiedad de los argentinos. ­

Los resultados positivos servirán para evadir la realidad y tendrán adormecidas los sentimientos de preocupación que viven miles de argentinos. Pero si llegará a perder algun partido, la reacción anímica podría ser otra. Para entender cómo el deporte los mundiales, en particular, pueden llegar a impactar en la vida de las personas, La Prensa dialogó con la psicologa Laura Spaccarotella quien integra el Capítulo de Salud Mental y deporte de Asociación de Psquiatras Argentinos.­

Respecto al impacto cuando se trata de un mundial  explicó que "es intenso para todos. Se ponen en juego valores, emociones, pensamientos y representaciones que tienen que ver con representar a un país a través del deporte, en nuestro caso, el más popular''

Según la especialista, el mundial favorece emociones positivas ya desde el punto de vista de los encuentros: con familias, amigos, compañeros de trabajo. "El favorecer lazos con otros es de por sí favorable y si el equipo nacional gana, mejor. Se activan neurotrasmisores como la dopamina, serotonina, endorfinas, aparece la euforia, sensaciones de bienestar, de motivación y alegría. Se produce la burbuja del fútbol, todo se tiñe de él y en nuestro caso de celeste y blanco, desde los rostros que se pintan hasta los distintos cotillones. Nos unimos como nunca y vivimos una gran ilusión. Nos sentimos plenos'', enfatizó la psicologa del deporte que cuenta con un posgrado en actividad física y salud.­

Sin embargo, también se deben tener en cuenta cómo gestionar las emociones. La incertidumbre y la frustración generan un desequilibrio en la persona, por ello es fundamental mantener una motivación constante, estar todos en la misma dirección de apoyo al equipo y vivir la experiencia de tener la posibilidad de volver a gritar un gol de Argentina en un Mundial.