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Los femicidios cotidianos: la agonía del amor
"La tasa de separaciones es alta y con crisis serias en la resolución. Esto genera abandono de hijos y vínculos cruentos. Muchas mujeres crían solas a sus hijos. Antes los ayudaban los abuelos y ahora muchas no tienen esa ayuda y están agotadas.'' (Boris Cyrulnik)
La desfamiliarización creciente de la sociedad junto al `invierno demográfico', ya existente en nuestras tierras, en donde en el futuro decrecerá la población juvenil y aumentará la población de tercera edad (claro, en la Argentina en clases medias y no así en clases populares en donde faltan muchas veces padres presentes y escuela segura) parece tener mucho que ver con el auge del femicidio.
El miedo asegura el dominio y la posesión de la víctima. El problema es qué le pasa a la víctima que no puede salir de ese vínculo. Es la pregunta del millón. Porque así la víctima se transforma en victimaria de sí misma. Tema no hablado. No hay uno sin el otro, son complementarios y esta complementariedad parece ser necesaria. Nuevas formas de esclavitud compartida.
Se hace cierto aquello de Hegel en la `Fenomenología del espíritu': ``Si tu me matas tu te suicidas''. Muerte de todos. Vidas no vividas. Paranoias al servicio de la destrucción en muchos casos alimentadas por químicos.
Cuando se interfiere al amor el poder bestial y golpeador enfermamos y podemos morirnos en manos del que detenta el poder. Todas las semanas vemos esta situación. Los delirios pasionales, con la saga de celos, paranoia y venganza son un elemento permanente en estos hechos. La enfermedad mental está ahí y por supuesto sin tratamiento, porque la disociación de la personalidad de estas personas impide tomar conciencia de sí, o sea de su enfermedad.
A) Individualismos extremo (la ley es el ego, y el narcisismo es la medida de todas las cosas).
B) La errancia de los amores (`el toco y me voy' forma parte de una cultura en donde la falta de compromiso brilla).
C) La masificación del consumo de drogas (como hecho natural que limita y daña la naturaleza y la psiquis, así como la convivencia de los seres humanos).
LOS DELIRIOS PASIONALES
En muchas familias se van ejercitando desde una conyugalidad crítica (peleas, silencios llenos de desconfianza, maltratos, gritos, etc.) y/o en una parentalidad también crítica (ausencias, golpes con los hijos, negligencia, abusos incluso sexuales). Parentalidades en crisis y conyugalidad en dificultades llevan en los hijos y en la vida misma de la familia o de los grupos convivientes a tres hechos claves: triangulaciones, deprivación afectiva y caotización de los vínculos intrafamiliares.
Triangulación, deprivación y caotización son las tres grandes variedades del maltrato psicológico cuando una conyugalidad está alterada o una parentalidad está en crisis.
El síndrome de narcisismo maligno esta caracterizado por una personalidad por un egocentrismo extremo, envidias, tendencia a sentirse en competencia con todos los demás, superioridad, tendencia a devaluar a otros e incapacidad de empatizar. Hay una sensación emocional crónica de vacío con abuso de drogas y alcohol para compensar esta sensación y conductas antisociales francas (mentiras, destrucción a entidades sociales).
El femicidio como muerte y agonía del amor en esta cultura lleva al auge de las personalidades antisociales que buscan siempre una víctima complementaria (una mujer, por ejemplo). No hay antisocial sin un par complementario. El tema es tan amplio que también nos muestra nos muestra el problema del amor en esta época.
Esto indudablemente está hoy en crisis. Esto nos acerca a antepasados caníbales y sanguinarios en donde el otro y los otros parecen no existir. El reconocimiento implica la percepción de las necesidades del otro. Lo contrario es el imperio del ego y la desconfirmación y violencia hacia el otro.