Los dados ya están en el aire

El gobierno se vio mal y respondió con la última bala que le quedaba y así quiso evitar que la campaña se convierte en un larguísimo calvario, pero nada permite suponer que las cosas le vayan a ir mucho mejor en junio.

La reacción del gobierno fue lenta, pero la jugada es fuerte. El adelantamiento de las elecciones fue resuelto por los Kirchner en soledad, por lo que no resulta fácil determinar por qué lo hicieron. Lo que, en cambio, parece más allá de toda duda es que la nueva apuesta tendrá por lo menos tres consecuencias.

Una, la votación quedó convertida en un referéndum; se nacionalizó "de facto". Dos, Néstor Kirchner tendrá que ser candidato. Tres, si pierde la provincia de Buenos Aires, la gobernabilidad se le complicará Ñy muchoÑ a su mujer a la que le restan dos años y medio de mandato. Conclusión: los dados ya están en el aire y la jugada es a todo o nada.


¿En qué pensaban los Kirchner cuando resolvieron el adelanto? La causa más lógica es la misma que movió a Mauricio Macri a tomar una decisión idéntica 24 horas antes. Hay muchas cosas de la crisis económica mundial que aún se desconocen, por ejemplo, su profundidad y duración, pero hay algo que se sabe: los más golpeados serán los que gobiernan. Por eso Macri desdobló los comicios en la ciudad de Buenos Aires. Quiere ir a las urnas mientras cuenta con dinero para gestionar; después de junio no sabe si tendrá caja.


Por eso el ex presidente de Boca se tiró a la pileta y la jugada le salió redonda. Tenía un solo candidato -Gabriela Michetti- y dos elecciones por delante, lo que significaba un problema. Los Kirchner se lo resolvieron de un plumazo. Malo para ellos, bueno para Macri que ahora navega con viento a favor y puede hacerse un festín en junio. Otra perjudicada es Elisa Carrió.

A los gobernadores de todos los signos políticos también les conviene el adelanto, por eso la reforma del Código Electoral puede salir rápidamente del Congreso. A los que perjudica es a los que pensaban ganar con la crisis, vale decir a los candidatos opositores, que no tienen responsabilidades de gestión y a los que las penurias económicas les iban a servir de arma en la campaña.

En síntesis, el gobierno se vio mal y respondió con la última bala que le quedaba. Quiso evitar que la campaña se convierte en un larguísimo calvario, pero nada permite suponer que las cosas le vayan a ir mucho mejor en junio. Tiene mucho que perder y ya no hay marcha atrás posible.