Los casos del Club Evaristo (parte XXXIV): el rey de la Araucania

La siguiente reunión del club se postergó porque esa noche jugaba la selección nacional de fútbol. Y los socios querían ver el partido. Por televisión varios de ellos; en la tribuna otros, como Medrano y Gallardo que concurrieron al Monumental. Y, ya que de fútbol hablamos, parece oportuno informar sobre cómo están divididas las simpatías de cada cual en la materia.

Sabemos que Medrano es hincha de River y Alvarado de Boca, al igual que Cueto. Agreguemos que Zapiola es de Racing, Gallardo de San Lorenzo, Ferro de Ferro, O’Connor de Quilmes, Kleiner de Chacarita, a Pérez y a Fabiani no les interesa el fútbol y Avelino divide su adhesión entre Independiente y el Sporting de Gijón. Abominan todos de Maradona, a quien consideran un especialista en dar malos ejemplos, coincidiendo en destacar la habilidad y modestia de Messi.

Alguna vez Ferro ha hecho un encendido elogio del fútbol, a cu yo respecto señaló que la conducta de una persona en la cancha revela de forma inequívoca su comportamiento en la vida, así como la manera en que juegan los equipos de un país pone de manifiesto la idiosincrasia de éste. Por eso, enfatiza, resultan intolerables las tácticas puramente defensivas, que delatan una sociedad cobarde, y las teatralizaciones que protagonizan algunos jugadores, propias de pueblos falsos y quejumbrosos.

–Me parece que estás exagerando –comentó Kleiner después de oír a Ferro.

–Sí, puede ser –concedió Zapiola–. Pero algo de eso hay.

Ganó la Argentina y el viernes siguiente Cueto abordó el caso de El Rey de la Araucania diciendo:

–No está claro si los indios se valieron del rey, para darle un barniz institucional a su pretensión de contar con un territorio propio, a expensas de la Argentina y Chile, o si, por el contrario, fue el rey el que se valió de los indios para convertirse en monarca. De eso podemos hablar cuando termine.
”Orélie Antoine de Tounens fue un noble francés que llegó a Coquinbo en 1858, vivió en Valparaíso y Santiago, dirigiéndose luego al sur de Chile, donde el ejército libraba la Guerra de Arauco. Allí, según unos, fue elegido por una asamblea de caciques para crear un estado indígena y, según otros, fue él quien convenció al cacique Quilapán en ese sentido, a fin de resistir mejor al gobierno chileno y gestionar apoyo internacional para su causa. En todo caso, no interesa quién convenció a quien. Lo cierto es que el Reino de Arau- cania fue fundado en noviembre de 1860 y De Tounens proclamado Rey como Orélie Antoine I. Vestía de indio, con vincha y poncho, luciendo una gran barba cuadrada”.

”¿En qué consistía aquel reino? Era una monarquía constitucional, con un territorio de 738.500 kilómetros cuadrados, que tenía como límite al río Biobío por el Norte, al Océano Pacífico por el Oeste, al Atlántico por el Este y al Estrecho de Magallanes por el Sur. Contaba con una bandera de franjas horizontales, una azul, una blanca y una verde; con un escudo coronado lleno de símbolos más o menos heráldicos; con un himno dedicado a Orélie Antoine y un lema que rezaba Indépendance et Liberté. Sus idiomas oficiales eran el araucano y el francés”.

”Orélie Antoine notificó la creación del nuevo estado al presidente chileno Manuel Montt que, como es de imaginar, no lo reconoció. Y el presidente siguiente, Joaquín Pérez, ordenó la búsqueda y arresto del rey bajo el cargo de perturbación del orden público. Un empleado del pretendido monarca lo entregó junto al río Malleco y lo metieron en un manicomio. De donde lo sacó el cónsul francés, que lo mandó a Francia”. ”En Europa, Orélie promocionó su reino austral, logrando el apoyo de algunos empresarios quienes le financiaron un nuevo viaje a Chile, que tuvo lugar en 1869. Pero no fue bien recibido y tuvo que huir a Buenos Aires”.

”Tozudo, realizó dos intentos más para obtener el reconocimiento de su reino, volviendo a Chile en 1874 y en 1876. Intentos que, naturalmente, no tuvieron éxito. Murió el 17 de septiembre de 1878”.

”Como no tenía hijos, antes de morir designó sucesor a su amigo Gustave Achille La Varde, quien solicitó ayuda económica y militar al presidente de los Estados Unidos Grover Cleveland, que no accedió a sus pedidos”. ”El último representante del reino en el exilio es Philippe Boir Raynaud, príncipe de Araucania y Patagonia”.

”Como dato curioso señalaré por último que la actual bandera de la provincia argentina de Río Negro tiene los mismos colores de la diseñada por Orélie para su imperio austral”.

–Hubo una película que se refirió a esta historia –señaló Alvarado.

–Sí –respondió Cueto, –aunque no directamente, pues trata de las peripecias sufridas por un equipo de filmación que viaja al sur para filmar algo sobre el Reino de Araucania. La dirigió Carlos Sorín en 1986 y se llamó La película del Rey.

EL HUEVO O LA GALLINA

–Vos dijiste que, al terminar tu exposición, discutiríamos sobre quién se aprovechó de quién cuando se creó el reino: si Oréile del cacique o el cacique de Oréile –recordó Gallardo.

–No es necesario que alguno de los dos se haya aprovechado del otro: quizá la creación del reino les viniera bien tanto al rey como a los indios.

–De lo que no hay duda es de que hubiera perjudicado a Chile y a la Argentina. Y que ni Chile ni la Argentina podían tolerarla.

–Eso está claro. Y fijate que la instauración de una nación mapuche no es una fantasía superada. Hoy constituye una reivindicación indigenista. Ante la cual parece estar reaccionando con más energía Chile que la Argentina.

–Y agrego un detalle sugestivo. Esa reivindicación está manejada desde Londres, donde quienes la dirigen tienen oficinas y domicilio legal.

–Cosa que debe preocuparnos más que las pretensiones utópicas del príncipe Philippe Boid Raynaud –remató Zapiola.