EL PULSO DEL LOS MERCADOS

Los abusos y los errores de Mr. Powell

Días atrás, el Sr. Jerome Powell abusó de su condición de speaker eminente. No sólo anunció al mundo que dejaba la tasa de interés en Estados Unidos sin cambios, sino que también comunicó dos noticias horrendas a los agentes del mercado. En primer lugar, no descartó un nueva alza de tasas antes de fin de año, de un cuarto de punto, o incluso más. En segundo término, hizo añicos esa esperanza de todos de que en 2024 hubiere una significativa baja del costo del dinero, de un punto digamos.

Avisó Powell que, en el mejor, de los casos el recorte de intereses el año que viene sería de medio punto. Hoy, la tasa de referencia es del 5,50 % anual. Y si hay otro incremento este año, en 2024 no estaríamos entonces demasiado lejos de la horquilla actual. Los mandarines de la Fed se reunirán de nuevo a tal efecto el 30 de octubre y 1 de noviembre; y el 13 y 14 de diciembre.

El presidente de la Fed recomendó observar con atención durante este invierno boreal los precios al consumidor (CPI, estadounidense), dado que el desempleo y el nivel de actividad -profetizó- se mantendrán relativamente estables. La inflación estadounidense minorista se encuentra en el 3,7 % anual, después que se empinara cinco décimas en agosto. La inflación núcleo o core -la que más observa hoy la Reserva Federal- se halla en el 4,3 %, casi el doble del 2 % anual de las metas tradicionales de las autoridades monetarias.

Todas estas novedades desalientan el apetito por el riesgo. Cunde una suerte de fly to quality. Los bonos son la vedette. El título del Tesoro a diez años, que estaba en 1,20% cuando comenzó el rally alcista de las tasas en enero de 2022, llegó a tocar el 4,5 % esta semana (y el 5,195 % en los papeles a dos años), algo no visto en tres lustros.

Observe amigo lector que el promedio de ganancia anual del Standard & Poor’s 500 a largo plazo es del 8%. Hoy cualquier hijo del vecino puede conseguir un 6% con un activo ultraarchiseguro como es el Bono del Tesoro estadounidense. Además, el alto costo del dinero impide a los inversores apalancarse para comprar acciones como venían haciendo durante está última década. Súmele el descrédito de las autoridades monetarias y del actual inquilino de la Casa Blanca, un intervencionista por las peores razones, es decir, por causas ideológicas. Recuerde el estropicio que han causado en el mercado de las criptomonedas, por ejemplo. No extraña, pues, que el Dow Jones haya perdido un 10% durante los últimos dos años.

Debo decir antes de terminar que, a mi juicio, la inflación en la primera economía mundial se debe más a problemas de oferta que de demanda. Los números disponibles demuestran que esta última se mantiene vigorosa, a pesar del brutal aumento del costo del dinero. Powell y Yellen, una dupla nefasta, deberían estimular la producción, en lugar de seguir aumentando las tasas, receta que está mostrando sus límites para combatir el flagelo inflacionario, al tiempo que crea peligros adicionales por el encarecimiento brusco del crédito. Muchas voces eminentes se lo han advertido y ellos, como en el pasado, hacen oídos sordos a la sensatez.