Locos Egregios: las consecuencias del poder en la mente de los que gobiernan (II)

Un gran poder (con) lleva una gran responsabilidad
Elian Ángel Valenzuela

La persona que salía del juicio en el que había visto aligerada su pena, se mostraba conmovido por la frase que le dijera el juez de la causa, citando (según él) a un personaje de la película Spiderman: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. El juez quizás intentó demostrarle al cantante que dado su rol de figura pública debía usar ese poder de influencia sobre los jóvenes con cuidado. Esta advertencia sobre el poder, en este caso dado por la fama, es interesante verla en esa versión, pero mantiene su fuerza desde hace al menos más de 20 siglos, y refiere a la advertencia sobre los posibles efectos del poder sobre las personas. Así, por ejemplo, en pleno proceso de la revolución francesa e intentando organizar el caos y los abusos, se advertía a los diputados que:
Ellos (los Representantes) deben contemplar que una gran responsabilidad es el resultado inseparable de un gran poder (1793)
La frase sería usada en el terreno de la política varias veces y aparentemente su origen dataría del siglo I A.C., referido a la anécdota en la que un cortesano llamado Damocles difundió el rumor de que el rey Dionisio podía llevar a cabo obras ya que gozaba de ese poder, implicando que cualquiera podría hacerlo. Dionisio le invitó a sentarse en el trono y comer un gran banquete. Llegando al final del mismo le señaló algo que colgaba sobre su cabeza sostenido por solo una crin de caballo y era una pesada espada, tal la fragilidad, y peligro del poder. Aunque se desconocen sus orígenes exactos o si fue un episodio histórico,  sería el origen de la expresión “la espada de Damocles” sobre los riesgos del poder.
Siglos más tarde, el juez y L-Gante recordarían la expresión del Tío Ben. 
Muy habitualmente se usa o usaba la expresión “nobleza obliga”, aparentemente una cita que vendría desde el medioevo en el que se les recordaba a nobles con tendencia a olvidar sus deberes, las cargas que implicaba ese poder. Lo cierto es que el poder implica ver constantemente las dos facetas del mismo, no solo las ventajas, sino las consecuencias y obligaciones y especialmente el peligro en su mal uso.
Es decir que desde la antigüedad se reverencia al poder como una de las fuerzas más transformadoras en la psique humana. Su impacto puede ser tan profundo que, en ciertos casos, modifica radicalmente la conducta, la cognición e incluso la estructura misma del pensamiento, de allí las frecuentes referencias al peligro, expresado muy concretamente, en la anécdota de Damocles por ejemplo que esa pesada espada cayera sobre su cabeza. Ese peso del poder sobre las “cabezas”, no es inusual encontrarlo en innumerables citas de episodios históricos, míticos y literarios, que muestran la desconexión con la realidad, simbólicamente que “pierden la cabeza” en sujetos sin historia previa de estructuras psicóticas.
En un terreno menos simbólico, existen estudios en neurobiología que muestran una modificación de la actividad de la corteza prefrontal, área vinculada con la empatía y la toma de decisiones éticas. También varios estudios de la psicología experimental son parte de la evidencia de las modificaciones que induce el poder, como los de Milgram, sobre obediencia debida y especialmente de la Prisión de Standford de Zimbardo, en la que los carceleros llegaron a tal abuso de poder que una de las participantes instó a la suspensión del estudio. La estudiante, Christina Maslach, se casaría luego con el profesor y quizás debido al impacto de esos estudios se dedicó a otra situación de poder como el Burn Out, siendo la figura de referencia mundial en el tema.
En los últimos años un autor, Lord David Owen, neurólogo y ex ministro de Asuntos Exteriores británico reflotó el concepto de Hubris, dándole el carácter de síndrome (Owen, D. 2008. In Sickness and in Power: Illness in Heads of Government During the Last 100 Years). Owen describió este síndrome como un trastorno adquirido por el poder, caracterizado por la grandiosidad, la pérdida de contacto con la realidad y la creencia de estar por encima de la ley.
A medida que un individuo asciende en la jerarquía social, existen diversas modificaciones. Algunas de ellos son:
*Reducción de la empatía: Estudios la Universidad de McMaster han demostrado que los individuos en posiciones de autoridad muestran una menor activación en las regiones cerebrales relacionadas con la comprensión de los sentimientos ajenos. 
*Narcisismo y sentido de trascendencia: Se presentan como líderes mesiánicos que vienen a “salvar” a sus gobernados de un peligro indefinido, aun a costa de ellos. En este sentido se consideran poseedores de una verdad absoluta y rechazan opiniones divergentes.
*Extrema labilidad emocional y agresividad: la baja inhibición emocional y la alta impulsividad, genera una intolerancia a la crítica, reaccionando con ira o desprecio cuando se les cuestiona. Las críticas son ataques a esa misión y son respondidas agresivamente.
*Aumento de impulsividad y toma de decisiones riesgosas: El poder puede generar una percepción distorsionada de invulnerabilidad, promoviendo decisiones arriesgadas y carentes de prudencia.
*Pensamiento Polarizado (Blanco o Negro) hay buenos, quienes recitan el pensamiento del líder, y malos, amigos y enemigos. No hay acuerdos posibles, por mínimos que sean, ya que ceder es traicionar el dogma e implica por parte de quienes lo hagan pasar a ser traidores. El absolutismo y el dogmatismo con eliminación de disidentes (en diversas maneras de eliminar), previamente aliados, ha sido una constante histórica.
*Desafío a la norma social: Existe un patrón de confrontación con instituciones tradicionales, como la Iglesia, el congreso, la prensa etc. En este sentido promueven un cambio radical, un nuevo orden,  sin consensos.
*Transformación moral: Investigaciones en psicología social sugieren que el poder puede desinhibir los valores morales, favoreciendo la corrupción, el nepotismo y la manipulación.
En relación con estas características, los historiadores y estudiosos han encontrado varios de estos aspectos comunes a personajes como los ya nombrados emperadores romanos, Adolf Hitler, Joseph Stalin, Muamar Gadafi, Kim Jong-un o una lista interminable que demuestra los peligros concretos del abuso de poder. En alguno de ellos, la hipótesis de la patología neurodegenerativa y de una estructura paranoide aparece como bastante firme, como Hitler y Stalin. Es trágico ver en la actualidad cómo el líder depuesto en Siria por su exceso de poder, se traslada a los libertadores que ya ahora teniendo ellos ese poder lo usan de manera cruel. Cambiaron los personajes, pero la locura del poder transforma a los previamente libertadores en tiranos. Ya Maquiavelo nos advirtió: "Dale poder al hombre y descubrirás quién es realmente"
Los límites de este tipo de análisis reciben en quienes lo confunden con la práctica clínica, residirían en la imposibilidad de haber tratado con el personaje histórico, sin embargo, en la historia contemporánea sí existen algunas referencias directas de sumo interés y al mismo tiempo se trata de metodologías diferentes, no se trata de diagnóstico en el sentido médico y por ello esta es una rama interdisciplinaria del saber. Lo interesante de esta línea de estudio es que nos alerta sobre nuestra propia relación con el poder y el peligro de dejarlo en manos que no estén en condiciones de manejarlo sin ser poseídos por él.
Por último, es interesante pensar en el título de la obra de los Vallejo-Nájera, y preguntarse si la expresión "locos egregios" puede considerarse una forma de oxímoron. En este caso, "loco" se contrapone a "egregio" (que sugiere excelencia y distinción), lo que crea una aparente paradoja. O si se trata de una antítesis ya que junta dos términos con significados opuestos (locura vs. grandeza), o un giro irónico.
En definitiva, "locos egregios" es una expresión con una tensión semántica interesante, que resalta cómo la historia -en diferentes culturas- ha producido figuras cuya genialidad y desequilibrio mental han estado íntimamente entrelazados y nos advierten que dejar un arma de poder en manos inadecuadas es el advenimiento del caos.
"El poder absoluto corrompe absolutamente." – Lord Acton
"Un poder ilimitado no está legitimado en manos de nadie." – Jean-Jacques Rousseau