“Lo que viene es agregarle a la política económica el aditamento del consenso”

A partir del 10 de diciembre el Gobierno intentará imponer su plan de reformas estructurales: laboral, tributaria y jubilatoria. “Es clave estimular la inversión privada”, asegura el economista Ricardo Delgado. El diálogo, una herramienta necesaria.

La lectura política que explica el triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas nacionales ya fue hecha. También, parcialmente, la interpretación económica. La gran pregunta ahora es qué puntos marcados en rojo tiene la agenda libertaria. ¿Qué proyectos impulsará Javier Milei desde el 10 de diciembre?

El ala liberal y el sector empresarial hace tiempo que baten el parche de las reformas estructurales. El economista Ricardo Delgado, presidente de Analytica, analiza el escenario y desliza su opinión sobre lo que vendrá en esta Argentina siempre incierta.

-En esos días se puso énfasis en las razones políticas que determinaron el triunfo del oficialismo. Principalmente en el hartazgo al kirchnerismo. ¿Cuáles son las razones económicas que apuntalaron el resultado?

-Creo que el éxito todavía incompleto, pero éxito al fin en materia de lucha contra la inflación, es clave. La desinflación fue un proceso exitoso, si bien seguimos teniendo una inflación alta para los estándares internacionales, no es una inflación normal para el mundo. Pero claramente el Gobierno en un año y medio logró bajarla a niveles muy tolerables que le permitió a muchas familias recuperar poder de compra. Sobre todo hasta principios de este año, y sobre todo volver al crédito. Esos son los dos factores que dinamizaron la recuperación desde abril del año pasado hasta principios de este año. Después pasaron cosas… Ese es el valor central. Ahí está también el valor del ordenamiento fiscal para la política. Me parece que ese es el gran aporte que va a dejar Milei a la política argentina. Que no se pueden tener cuentas desequilibradas como política, justamente. Creo que ninguno de los que lo sucedan va a plantear, por lo menos en sus discursos de campaña, volver al déficit fiscal como mecanismo para crecer y para redistribuir. Esos son los dos puntos: uno más claro, la inflación; y otro que está detrás, el equilibrio fiscal. Esto en términos económicos, después hay otras cuestiones.

-Volvió la posibilidad de planificar en la economía, tanto empresarial como doméstica.

-Cuando hay inflación baja se puede tener un orden de las cosas. Por supuesto, ordenar no quiere decir que muchos no tengan problemas y con sus ingresos actuales no pueden cubrir algunas necesidades. Ahí hay un punto que es valioso.

LO QUE VIENE

-¿Qué agenda se perfila a futuro?

-Creo que al Gobierno se le abrió una enorme ventana de oportunidad. Que en estos primeros días la está utilizando bien. Una ventana política que el Gobierno no utilizó, no vio, no quiso o no fue capaz de ver. Chocó de alguna manera con la realidad de un Congreso que se le abroqueló y que le generó enormes dolores de cabeza en los últimos meses antes de las elecciones. Me parece que el Gobierno entendió, aun en la victoria y aun cuando consiguió un apoyo parlamentario que le permitiría blindar vetos, que la construcción de lo que viene a través del blindaje de vetos no sería una buena política. Insisto, para la política económica. Lo que viene ahora es agregarle a la política económica el aditamento de consenso, de búsqueda de soluciones más estructurales que surgen de sanción de leyes con la mayor cantidad de apoyo posible. Cuando uno mira los bloques cercanos a las provincias, que se llaman provincias unidas, el Gobierno está muy cerca de estar en los dos tercios, superando los 150 votos para leyes que serán fundamentales. Eso también es bueno para la visión de aquellos que miran la Argentina y dicen: “Che, estos están sancionando leyes no avanzando a través de mecanismos poco santos como blindar vetos sino con mayorías importantes y consenso”. Los primeros pasos del Gobierno, la convocatoria a los gobernadores son buenos augurios. Veremos después cómo se plasman.

-Ya se habla del proyecto de reforma laboral. ¿Hay un gran fantasma en torno a este tema?

-Soy de los que creen que en realidad la modernización laboral es importante en tanto y en cuanto se tengan incentivos para invertir y crear puestos de trabajo o para sostener los puestos actuales. Pensar que las leyes cambian realidades, en este caso que tienen que ver con incentivos privados, sería ingenuo. Con lo cual digo que me parece que es importante pero tiene que venir de la mano de mayores estímulos a la inversión privada. Ese es el punto central. No es que vamos a crear puestos de trabajo si no hay inversión, se crean con inversión. Es una obviedad pero vale la pena decirlo.

-¿Se puede avanzar con modificaciones sectoriales, como ocurrió en su momento con los petroleros de Vaca Muerta?

-Hay que avanzar en una cuestión vinculada a plantear cosas más específicas para sectores específicos. No es lo mismo la construcción que la enorme paleta variopinta de la industria. Sin necesidad de afectar el equilibrio fiscal ni de subsidiar, hay diferentes sectores que están demandando atenciones puntuales que tienen que ver con realidades específicas. Estas no se resuelven sólo en el mercado. Ahí el Gobierno podría avanzar en una línea vinculada con fortalecer o crear lazos con sectores productivos, por supuesto con el sindicalismo y el mundo del trabajo. Ahí también hay que discutir. Hay que sentarse con la CGT (Confederación General del Trabajo) y con los representantes para llegar a un consenso. Sino me parece que vamos a estar girando en falso.

IMPUESTOS

-Otro punto en la agenda es la reforma tributaria. La estructura federal de la Argentina obliga necesariamente al diálogo entre la Nación y las provincias. ¿Qué opina?

-Obliga al diálogo, claro. Reformar la Ley de Coparticipación, que no parece estar en la agenda, requeriría del consenso de 24 provincias. Lo dijo Milei en algún momento y estoy de acuerdo: el punto de la reforma tributaria tiene que ser en su primer paso simplificar para formalizar. Para que haya cada vez más gente adentro del sistema y se amplíe la base imponible y de esa manera poder bajar la presión tributaria individual. Eso me parece que es una buena estrategia, veremos cómo se plasma. Se habló de un IVA provincial y otro nacional. Veremos.

-En la gestión Macri hubo un intento a través del denominado Pacto Fiscal.

-Era una buena herramienta. Se avanzó bastante pero después se cayó.

-Muchas veces cuando se habla del recorte de impuestos surge la pregunta de cómo se va a financiar lo público. ¿Bajar la presión tributaria implica necesariamente achicar los servicios que brinda el Estado?

-No creo que en los grandes impuestos, IVA, Ganancias, Bienes Personales o Derechos de Exportación, haya cambios importantes. Me parece que puede haber simplificación en impuestos que recaudan muy poco y que son una enorme cantidad. Eso estaría bien. De nuevo, el punto es que el informal se empiece a formalizar. Este es un proceso que no se dará de la noche a la mañana. Todas las economías, incluso las desarrolladas, tienen una parte de la economía que es informal. Pero que la Argentina tenga la mitad de su economía en modo informal ya es una anomalía.

 

JUBILACIONES

-Otro capítulo de esta historia de reformas comprende al sistema jubilatorio. ¿Se implementarán modificaciones?

-Ese es otro tema relevante que tiene que ver con la informalidad. Uno asume que un régimen más moderno de relaciones de trabajo debiera hacer que se formalice más gente. Una de las grandes injusticias de la Argentina, sobre todo en los jóvenes, es que hay muy poco adulto joven siendo formalmente empleado.

-Operan bajo el paraguas del Monotributo.

-Exactamente. La informalidad en los jóvenes, así como la pobreza en los chicos, son las grandes injusticias que tiene que resolver la Argentina de los próximos años.

-De alguna manera es un círculo: volvemos a la reforma laboral para que haya más aportantes al esquema.

-No se puede resolver lo previsional si no se tiene antes mecanismos para que incorpore gente que finalmente haga sus aportes y sostengan a los pasivos. Esto es así. Tampoco hay que vender magia en esto. La matemáticas, nos guste o no, existe. Si no hay manera de aportar de forma genuina, con los aportes de los formales al sistema previsional, va a ser muy difícil. Después se pueden crear para los sectores de mayores ingresos algún sistema de capitalización. Pero el punto de fondo es que los jubilados futuros, que no están cerca de eso, tengan un sistema mejor. Es una discusión mundial: el envejecimiento poblacional. Vivimos más, tenemos mejor calidad de vida pero a eso hay que pagarlo.

“NUNCA HAY QUE HACER DE LA NECESIDAD, VIRTUD”

Swap, estabilización y dudas

-¿Qué evaluación hace del swap con el Tesoro de los Estados Unidos?

-En la política económica nunca hay que hacer de la necesidad, virtud. Vender que en realidad vino Estados Unidos a ayudarnos porque estamos haciendo las cosas bien, la verdad que no. La Argentina necesitó ser rescatada con este tipo de asistencia financiera que naturalmente iba a ser exitosa porque tenemos al que emite los dólares que quieren los argentinos jugando en nuestro mercado. Dicho esto, hay una decisión geopolítica de Estados Unidos de lograr con la Argentina un acuerdo más de mediano y largo plazo. Esto se da por una enorme cantidad de cuestiones que no tienen nada que ver con el mercado de cambio. A los fines prácticos de nuestra estabilización macro la presencia del Tesoro norteamericano da mayor tranquilidad y salvaguarda para pagar la deuda que viene y estabilizar el mercado cambiario, que son los dos temas que hoy nos acucian. Veremos los detalles. Sabemos que hay un swap que no está definitivamente plasmado en las cuentas del Banco Central. El martes apareció la tenencia de pesos a través de letras del BCRA de parte del Tesoro norteamericano.

-Hay en la plaza argentina jugadores que son un poco ariscos, un poco impacientes. ¿El efecto balsámico del swap puede durar poco?

-Los mercados son ariscos e impaciente, es así. Es como cuando el Gobierno hablaba del Riesgo Kuka. Y, bueno, el kirchnerismo existe. También funcionó eso como eslogan para ganar las elecciones. Uno juega contra lo que tiene enfrente. La presencia norteamericana da cierta estabilidad en las expectativas. El Gobierno va a tener que hacer ciertas cosas vinculadas a lo monetario y lo cambiario. Hay un tema que tiene que ver con la volatilidad de la tasa de interés, hay un problema serio en ese sentido. Esto hace que aquellos que quieran colocarse en pesos, ante la volatilidad de alguna manera prefieran quedarse en el dólar. Son problemas que hay que manejar con la sintonía fina de la política monetaria y cambiaria.