Historias del conurbano

Lo “intocable” para los gobernadores, dudas para marzo y peleas bonaerenses


¿Aguanta? La pregunta es, por estas horas, la más recurrente. No hace falta explicar a qué nos referimos. La reaparición de Cristina Kirchner con un texto extenso, emulando sus largas cadenas nacionales o las presentaciones de su libro Sinceramente, dejaron la posibilidad de varias conclusiones. Por un lado, la extrema polarización del escenario político argentino y su continuidad pueden darle un aire adicional a Javier Milei. Agitar la idea de que podría no terminar su mandato genera el efecto contrario. Aún los que no están muy contentos con el andamiaje hasta aquí. Sí ha logrado Javier Milei, al momento, instalar que el feroz ajuste que se está llevando adelante es el único camino para dejar atrás años y años de una misma lógica. Además lo milita. Sus funcionarios suelen explicarlo con la metáfora del adicto que deja las drogas -en este caso el gasto público- y tiene que atravesar el tiempo de abstinencia. Si logra sortear con cierto éxito, su vida cambiará para bien. Pero la gran pregunta es cuántos pueden atravesarlo sin quedar, definitivamente, fuera del sistema.

El país está en una situación inédita. La decadencia ha llevado a que los niveles de pobreza -últimos datos que proporcionó la UCA- mostraron la peligrosa cercanía del 60%. Una catástrofe. De todas maneras, tantas veces se adelantó que se venía la explosión y ésta nunca llegaba. Aquí se plantea un paralelismo: así como la manera de hacer política de Milei aún cuesta encuadrarla en los análisis habituales, pasó lo mismo con las explosiones que Argentina estaba acostumbrada a tener. La referencia más cercana es el 2001. Por eso, parece que no la hubo. Pero fue peor. Porque ahora ha sido de manera permanente y constante. Y aquí estamos.

TEJIDO SOCIAL

La reconstrucción del tejido social será complejo, pero en algún momento debe comenzar la tarea. Sobre esa mirada, hay opiniones divergentes. Por un lado, empresarios que dan trabajo y son históricamente pocos cuidados por las autoridades políticas, sostienen que se está en el límite, que aún hay tiempo para recuperar el espíritu que trazó la historia argentina que la destacó por la media de otros países del mundo, sobre todo de América Latina. La mirada metropolitana, por lo general, es miope ante realidades que se construyen aún en el interior del país donde el ánimo de pujanza y productividad se respira lejos de la indigna capitulación en manos de un plan social eterno.

La posibilidad de una explosión social siempre está ligada al conurbano bonaerense al que podríamos sumar el gran Rosario. ¿Están las condiciones para eso? Diversos jefes territoriales asumen que marzo será un mes muy complejo y que atravesarlo requerirá de mucha pericia. Pero no ven una matriz lineal en los reclamos. Al momento, la concepción de estar atravesando una tormenta de alta complejidad, no impacta en Javier Milei como el máximo responsable. Pero tiene un límite. ¿Cuál será el momento? El sustento político para llevar adelante las reformas profundas es el punto más importante que miran los especialistas internos y foráneos. Las señales del Presidente van en línea contraria a establecer acuerdos políticos. Y, por ende, sustentabilidad a su programa de gobierno que, básicamente, está centrado en la economía y la asistencia social para evitar la explosión.

La pelea con los gobernadores ha escalado de tal manera que se dificulta recuperar el diálogo. Cuando no existe tal contacto, las problemáticas giran hacia la justicia. Mientras el jefe del Estado dispara misiles verbales contra la casta política y llama al Congreso un nido de ratas -del que formó parte hasta el 10 de diciembre del año pasado- su vicepresidente da señales contrarias y se reúne con mandatarios provinciales castigados por Milei. También lo hizo el ministro del Interior, Guillermo Francos, aprovechando su viaje a Salta para confluir con mandatarios provinciales. El estilo Milei podría contemplar estas dualidades. Pero no parece ser lo más sano cuando algunas mentes apresuradas ya empezaron a hablar de Asamblea Legislativa.

FONDOS QUE LOS GOBERNADORES NO QUIEREN DISCUTIR

Es imposible seguir adelante sin, al menos, un marco de conversación con las provincias. Sin embargo, hay temas tabúes que los gobernadores no quieren tocar ni hablar y que, extrañamente, aún el Presidente no exploró públicamente en su dialéctica. Y es el siguiente: se trata de las retenciones que hacen del impuesto a los Ingresos Brutos que se convierten, muchas veces, en créditos que le quitan al sector productivo que no pueden usar para otros fines. Pongamos un ejemplo basado en conversaciones con empresarios Pymes de todo el país.

Entre los malabares que hace una empresa para cumplir con sus obligaciones mensuales, llámese salarios, cargas sociales, impuestos nacionales, provinciales, tasas municipales, etc, llega un momento del mes en que el empresario comienza la búsqueda de recursos para regularizar su situación y allí descubre que el SiFeRe (Sistema Federal de Recaudación) tiene retenidos saldos de ingresos brutos por distintos fiscos provinciales. Ese dinero no se podrá disponer jamás, ya que para recuperarlo, el empresario debe iniciar un juicio contra la provincia en cuestión.

Es más, si la empresa tiene que pagar deuda impositiva de las mismas provincias, los trámites son tan engorrosos que desalientan la operatoria. Además, ese “crédito fiscal” no se actualiza, mientras que las deudas impositivas sí lo hacen a tasas muy elevadas. Los fiscos provinciales retienen el dinero de las empresas y los empresarios -que desarrollan actividades productivas y generan empleo- no pueden usar ese dinero que les pertenece e incluso están a tiro de causas penales tributarias si no cumplen con sus obligaciones fiscales. Un verdadero despropósito que en estos tiempos de cambios amerita ser revisado.

REAPARECE SERGIO MASSA

Tras la reaparición de Cristina Kirchner con su texto difundido el día de los enamorados, llega el momento de Sergio Massa. El ex candidato presidencial y líder del Frente Renovador encabezará un encuentro en Roque Pérez. El municipio está gobernado desde diciembre por Maximiliano Sciaini, quien representa al massismo y llegó a ganarle una interna al “pollo” del histórico Juan Carlos Gasparini.

Según lo que trascendió desde el entorno de Massa, su fuerza política está en un proceso de reformulación sobre qué rumbo tomar. Los más arriesgados sostienen que su intención es hacer prevalecer la autonomía identitaria que le dio nacimiento en 2013 y repensar su mapa de relaciones. Eso incluye el vínculo con Cristina Kirchner y, sobre todo, con Axel Kicillof.

La tensión con el gobernador es elocuente. El retiro de los diputados en la última sesión fue el corolario de una tensión que proviene incluso desde la discusión de los sitios que el Frente Renovador iba a ocupar en el gobierno provincial. Por ahora, nada ha sucedido. El más emblemático fue anunciado en diciembre oficialmente por el gobierno provincial y era el que ubicaba a Malena Galmarini a cargo del Grupo Bapro. Además, dio vueltas el nombre de Martín Marinucci para hacerse cargo de la empresa AUBASA, donde ya ha desembarcado el ex Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani.

En el gabinete de Kicillof, el Ministerio de Transporte está encabezado por Jorge D´Onofrio, uno de los dirigentes massistas emblemáticos. Pero aún así, la puja no cesa. La concreción del desembarco en tres subsecretarías del propio ministerio aún se dilata. Este escenario que se levanta en la política bonaerense es una muestra más, del nuevo tablero político que asoma. La explosión de las coaliciones que predominaron en 2023 están, tenuemente, dando paso a nuevas sociedades.