Llegó la hora de la merienda

Si bien la Ciudad es enorme y las opciones son ilimitadas, La Prensa realizó un pequeño paseo por algunos barrios para encontrar distintos tipos de propuestas en locales igual de diferentes.

Merenda se llamaba la comida que le brindaban a los soldados romanos a media tarde y merere es merecer en latín. De ahí proviene la palabra merienda. Esta comida no es común en todos los países, muchos solo tienen tres debido a que el horario de la cena es mucho más temprano. Obviamente, la Argentina está en la vereda opuesta y, a pesar de la influencia italiana,  la costumbre de merendar tiene más que ver con la tradición británica del five o’clock tea.

El amor por la merienda es algo que el argentino mama desde chico, cuando salía de la escuela y se iba derecho a tomar “la leche” a casa o a lo de la abuela. Ya de grandes, se convierte en un momento de encuentro entre amigas de hace muchos años, de salidas familiares o de disfrute personal.  

Si bien la Ciudad es enorme y las opciones ilimitadas, La Prensa realizó un pequeño paseo por algunos barrios para encontrar distintos tipos de meriendas en locales igual de diferentes.

Es imposible no empezar el recorrido con un café porteño -hay muchos, pero este es icónico en el tema-. Es que si hay en la Ciudad una esquina para merendar es la que une las avenidas Rivadavia y Medrano, en pleno corazón de Almagro. Allí está Las Violetas desde el 21 de septiembre de 1884, año en el que el presidente era Julio Argentino Roca. Histórica y única, no hay dudas de que es el emblema a la hora de “tomar el té” y es casi misión imposible conseguir lugar cuando llega ese momento del día.

A Las Violetas hay que ir con tiempo y con hambre, porque las meriendas son más que abundantes. Hay dos propuestas para consumir en su increíble salón con sus vitrales y techo eterno. Una se llama “María Cala” y trae:  porciones de torta, masas finas, budín, pan dulce, sándwiches triples de miga de jamón y queso, tostado mixto, fosforito, chips, tostadas, queso untable, mermelada, dos copas de jugo natural de naranja y dos infusiones ($2.250). La otra es María Cala Victoriano: porciones de torta, masas finas, budín, pan dulce, sándwiches triples de miga de jamón y queso, choclo blanco, huevo y capresse; tostado mixto, fosforito, chips, canapés, tostadas, queso untable, mermelada, dos copas de champagne, dos copas jugo natural de naranja y dos infusiones ($2.500). 

Otra confitería que le rinde honor a las meriendas abundantes es Pertutti. Tiene varias sucursales, pero desde que se permiten las mesas en la vereda (una de las pocas cosas buenas que se implementaron debido a la pandemia y ojalá haya llegado para quedarse) la que está frente a Plaza de Mayo, en el barrio de Monserrat (avenida Hipólito Yrigoyen 500), se transformó en un lugar ideal para ir los fines de semana a tomar un café y comer algo rico al sol. 

Tiene dos opciones para la “hora del té”. Uno es el Americano, que trae café con leche, medialunas, tostadas con manteca y mermelada, una porción de torta, huevos revueltos con panceta y jugo de naranja ($1.100); y el otro es el Pertutti, que incluye té o café con leche, una porción de torta, rosca de almendras, pan dulce, masas finas, budín inglés, sándwiches de miga, fosforitos de jamón y queso, tostadas con mermelada u manteca y un jugo de naranja ($1.800). En este caso, hay que agregarle infusiones según la cantidad de personas con las que se comparta.

Para probar que no todo lo gastronómico se limita a Palermo, aparece Moshu en el barrio de Saavedra. Este local, que abrió allá por el 2017 en la esquina de Moldes y avenida García del Río, tiene una gran y exquisita variedad de pastelería y panadería, tanto es así que la mayoría de los días hay fila a la hora de la merienda.

La ambientación es rústica y cálida, y todo está a la vista. Vidrio de por medio, se puede observar todo el proceso de creación y preparación de sus productos.

En la lista de tortas hay Red Velvet, Carrot Cake, Marquise de Chocolate, Lemon Pie, Key Lime Pie, Crumble de Manzana, cuatro opciones de Cheesecake: de dulce de leche y Oreo, frutos rojos, limón o maracuyá; y una llamada “Que crocancia la de Francia”, que tiene masa sableé de almendras, crema chantilly, dulce de leche y frutos rojos (una bomba). Las porciones son generosas (van de $470 a $590). Sin embargo, hay una estrella dulce en Moshu: el alfajor sableé de almendras ($290), uno de los más pedidos por los clientes.

Otras de las opciones son el cinnamon roll, que se sirve tibio con glasé vertido en el momento; scon dulce o de queso y sésamo; y brownie con nuez.

Si la merienda va por lo salado, hay huevos revueltos con gruyere, ciboulette y tres tostadas de pan de masa madre ($520);una versión XL de tostado de jamón cocido natural, queso y manteca en pan blanco de molde casero ($480 y se puede pedir medio por $330); y las trisquetas, que son tres tostadas integrales con palta en láminas, tomates cherrys y aceite de oliva con albahaca ($520 y es muy abundante).

El café de Moshu es de especialidad, orgánico y 100 por ciento arábico de Colombia. Un flat white cuesta $220 y se sirven el clásico cortado, tan amado por los porteños, a $200 el grande y $180, el chico. También se puede optar entre seis alternativas de té en hebras ($190). Si el antojo va por lo fresco, tienen licuados con leche o jugo de naranja recién exprimido; o varios tipos de limonadas ($395 la jarra), que se elaboran en el momento.

Dato: el local está frente a un boulevard y, al ser un barrio tranquilo, cuando los días están lindos y la temperatura acompaña se puede optar por el servicio de picnic, que consta de una canasta con los productos elegidos y mantel. Y, para las tardes más frescas -que todavía quedan-, hay mesas en la vereda ubicadas en un deck techado, parcialmente cerrado y calefaccionado.

Una merienda al estilo norteamericano es tarea de Donut Garage, cuya especialidad son las donas y bagels artesanales. Con dos locales, uno en Belgrano (Moldes 1698) y otro en Villa Urquiza (Ballivián 2317), sus toppings y rellenos atraen a quienes pasan por la vereda. 

Si bien no dejan de estar las clásicas recetas americanas, le sumaron gustos y sabores inspirados en la repostería local, como la Choco y dulce de leche (rellena de dulce de leche y cubierta de chocolate negro o blanco y chips).

La lista de sabores es larga y cuesta elegir porque no hay una que no sea tentadora. El impacto visual -y en las papilas gustativas- de estás donas es para destacar. Tal es el caso de la “3 leches”, que está embebida de tres leches, rellena de crema de tres leches y cubierta con merengue italiano y canela; o el de la “Choco 2.0”, con masa de chocolate cubierta con ganache de chocolate y ganache de chocolate y caramelo y un touch de merengue italiano.

Siguiendo con la línea del estilo americano, Donut Garage ofrece el clásico bagel neoyorkino como opción salada para merendar, con sabores destacados como: New York (queso cheddar, huevo y panceta); o Lomito (lomito ahumado, queso danbo, mostaza dijon y pepinos encurtidos); entre otros.

Para acompañar: café americano, ice tea (té helado), jugos exprimidos de naranja y pomelo, limonada con menta y jengibre, y gaseosas.

Si continuamos con las meriendas internacionales, no podía no incluir a una boulangerie. Desde hace algunos años han aparecido varias de estás panaderías y confiterías francesas, pero una de las mejores es Gontran Cherrier. Todo es rico en esta esquina de Palermo.

El local, ubicado específicamente en Malabia y Costa Rica, debe su nombre a su dueño: Gontran Cherrier, l’artisan boulanger. Se trata de un reconocido maestro panadero francés, autor de libros de cocina, presentador de televisión y empresario que eligió a la ciudad de Buenos Aires para abrir su primera sucursal en Latinoamérica (tiene otras 58 en el resto del mundo).

La amplia vereda es un lindo lugar para sentarse a merendar, con las típicas mesas de bistrot parisino con sillas modelo rotin, pero no supera a la terraza con vista a Plaza Armenia. 

Chausson de manzanas ($220), brioche sucrée ($180), pain au chocolat ($190), Mi Cuit de chocolate amargo ($280), éclair de chocolate y de caramel ($290), lingot chocolat ($390), macarons ($130), , pain au raisins ($210) y el clásico croissant ($180); son algunas de la delicias francesas que se pueden comer. Una recomendación: la bourdaloue ($320), una típica tarta de pera y almendras que nació a mitad del 1800 en una pastelería que estaba ubicada en la rue Bourdaloue, por eso su nombre.

Para acompañar hay café de especialidad, elaborado con granos de Coffee Town, y variedad de infusiones. Sin embargo, para hacer la experiencia 100 por ciento francesa está el “Comme à Paris” -dos shots de café y uno de agua- ($270).

Dato: Se puede pedir “Le Parisien”, que viene con un café o té, jugo de naranja exprimido, un pain au chocolat y un croissant por $650.

Para aquellos a los que les gusta el arte, el local de Ninina ubicado en el Malba es el lugar. Con una ambientación minimalista, cuenta con un amplio y luminoso espacio adentro y un deck con vista al parque. 

En Ninina, cuyo nombre es en honor a la abuela del dueño, hay cosas dulces como rolls de canela ($175), brownies ($270), scons de frutos rojos ($250 por dos) y tortas (la porción va de $420 a $530) como la Madame Chantilly, un genoise de vainilla, crema chantilly, frutillas y merengue; la Charlie Brown, con tres capas de genoise de vainilla rellenas con mousse de chocolate 70% cacao y mousse de dulce de leche;  Ivonne, con biscuit de chocolate, dulce de leche y ganache de chocolate 70% cacao.

Si la idea es compartir una merienda entre varios, hay una opción que incluye un tostado con jamón cocido y queso gruyère, una porción de torta a elección, tres alfajores de maicena, un brownie y dos scons de queso ($1.750). Una opción más liviana y barata para dos es la promoción de dos cafés con una canasta de tostadas con queso crema y dulces de frutos rojos y peras ($800). 

Espresso ($180), lungo, macchiato, espresso doble, americano, cappuccino, flat white , latte, caramel latte, mocha ($280), cold brew, ice coffee, ice coffe con leche, variedades de té. Todas las opciones para completar el combo. También hay jugos, licuados y limonada.