Buena Data en La Prensa

Libres o esclavos

Con el surgimiento de un nuevo orden en el mundo a partir de la finalización de la segunda guerra mundial y con el acelerado desarrollo comunicacional y tecnológico, las distancias se acortaron y los poseedores de las nuevas herramientas pudieron difundir fácil y velozmente tanto lo bueno como lo malo.

Este gran cambio generó enormes ventajas para el desarrollo del comercio y la transmisión del conocimiento y la información, pero también ayudó a la penetración de ideas y métodos que arrastran a la humanidad a su autodestrucción.

Es así que se infiltraron ideologías contrarias a la vida, a la familia, a los valores cristianos y a las tradiciones de cada pueblo y con ello, se impusieron leyes y cosmovisiones impensadas hasta hace pocos años. Cosmovisiones y normativas alejadas de la verdad de la realidad, que esclavizan suavemente.

Decía Monseñor Octavio Derisi en "Cultura y humanismo cristiano" que “Solo hay una libertad que implica cultura: la libertad o liberación de la esclavitud del error y del mal, que se alcanza precisamente con la sumisión de la voluntad a la verdad y a sus exigencias, y es lo que expresa la frase de San Pablo: “la verdad os hará libres”. “No hay cultura sin libertad, pero tampoco hay cultura sin una libertad sometida a la verdad y el bien trascendente…”

La esclavitud hoy toma formas diversas mucho más sutiles que los grilletes o las rejas. La esclavitud hoy se presenta con fachada de ampliación de derechos, de placeres, de conquistas, de un Estado presente y protector, de practicidad y comodidad … La esclavitud, hoy es engañosa y seductora.

SER LIBRES

La palabra libertad muchas veces ha sido ensalzada, utilizada, vapuleada, magnificada y manipulada. ¿Quién no quiere ser libre? ¿cómo se es libre? ¿cuándo se es libre? Preguntas complejas que requieren aún más complejas respuestas.

Así y todo, la libertad es el medio que disponemos todos los seres humanos para procurar el bien. Dios nos creó de ese modo, nos hizo libres con una capacidad acotada a nuestra pobre naturaleza humana, pero aún así con espléndidas posibilidades de perfeccionarnos. 

Continúa diciendo Monseñor Derisi que "Solo hay libertad donde hay espíritu y, como tal, la libertad es una perfección. Pero conviene subrayar que el espíritu no se agota en la pura libertad, sino que implica primordialmente inteligencia y, la inteligencia se determina de un modo necesario por la evidencia de la verdad."

¡Libertad!¡Libertad!¡Libertad! Enfatiza la primera estrofa de nuestro Himno Nacional. De este modo la vida cívica se enlaza con la personal. No solo deseamos ser libres, sino también vivir en un lugar en que la libertad sea valorada y sea posible ejercerla. 

El famoso discurso sobre “las cuatro libertades” del entonces Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin D. Roosevelt, aludió a ellas y, más allá del contenido y el tenor de la exposición, bien vale la clasificación como derechos inalienables de los que todas las personas deberíamos gozar; la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad para vivir sin miseria y la libertad para vivir sin temor.

La historia nos muestra que cuando un país las ha perdido termina cayendo en la violencia para recuperarlas. Es necesario mirar la realidad de incertidumbre que hoy vivimos con intención preventiva y evitar los caminos que nos pueden llevar irremediablemente a la pérdida de estas libertades.

LO URGENTE Y LO IMPORTANTE

Las grandes mayorías ciudadanas suelen evaluar la política basándose en lo cotidiano, en lo urgente, en lo que alguien dice y publica por intermedio de la gran variedad de recursos mediáticos a los que se tiene acceso.

Es así como las leyes que van surgiendo responden a intereses del globalismo, limitan la soberanía de los países y atacan la libertad, las creencias, el ejercicio de los derechos y la salud de los ciudadanos, quienes suele ser ignorados o se enteran cuando ya está todo cocinado por el poder político. También están los que simplemente piensan que esos cambios legales y culturales no van a afectarlos ni a ellos, ni a su familia.

La sociedad de masas vive prácticamente enfrascada en la rutina del día a día, sin darse el tiempo mínimo necesario para frenar el ritmo cotidiano y ponerse a reflexionar. Se vive en lo urgente. Se consume la información servida y en base a eso, se opina y se decide.

La realidad nacional e internacional, nos exige investigar más para ejercer una ciudadanía responsable. No quedarnos con lo que nos cuentan o con frases de dudoso origen, que expresadas varias veces simulan ser verdades y casi nadie las chequea.

Además de lo urgente, es fundamental educarse para saber reconocer qué es lo importante y saber defenderlo.  Cuando está en juego la libertad, no es momento para neutralidades.

El Dante en el canto tercero de la Divina comedia le pregunta a su guía Virgilio de donde vienen esos suspiros, gritos y llantos que se escuchan y este le responde: "vienen del Antiinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía".

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