Con el dictamen firmado, el escenario para la iniciativa pasó a ser el recinto de la Cámara alta

Ley Bases: un camello en el Senado

Por Observador

La pregunta obligada es si el Gobierno contará con los votos para aprobar el cajón de sastre que se fue armando con pedidos, sugerencias y presiones.

Alec Issigonis fue el diseñador ingles de los célebres autos Mini y autor de una frase también célebre: “Un camello es un caballo diseñado por un comité de expertos”.

Un fenómeno de ese tipo se produjo durante las últimas tres semanas en las comisiones del Senado a cargo de redactar los dictámenes de los proyectos de Ley Bases y de reforma fiscal.

Con un poder reducidísimo, el oficialismo se vio obligado a aceptar decenas de cambios para conseguir las firmas necesarias para oficializar ambos despachos. Fue una operación de cortes y añadiduras a iniciativas que ya habían sufrido un destrozo en la Cámara de Diputados.

En la Cámara alta se veía venir algo parecido. Por ejemplo, mientras en la Ley Bases se incluyó un capítulo para estimular las grandes inversiones principalmente mineras y energéticas (RIGI) recortando impuestos, aranceles y retenciones, en la reforma fiscal casi se duplicaron las regalías que ese tipo de actividades deberán pagar a las provincias.

En síntesis, si las mineras fueron al Congreso para conseguir ventajas, salieron trasquiladas. Cuando los políticos le piden a cualquier gobierno no populista que consiga inversiones nunca mencionan que suelen borrar con el codo las garantías de estabilidad fiscal que escriben con la mano.
Esa contradicción fue consecuencia de las demandas de un senador santacruceño que había amenazado con presentar un dictamen propio, pero sin decir cuándo, lo que dejaba al gobierno en la misma situación en la que estaba tres semanas atrás. Se venía un fracaso estruendoso y el jefe de Gabinete estrenó su cargo concediendo lo que le pedían para terminar con la tragicomedia del debate en comisión.

NUMEROS

Ahora, el escenario pasó a ser el recinto y la pregunta obligada es si el gobierno contará con los votos para aprobar el cajón de sastre que se fue armando con pedidos, sugerencias y presiones.

Es probable que consiga la aprobación en general, porque consolidó el respaldo de los legisladores patagónicos. Les dio un trato preferencial en el pago del impuesto a las Ganancias a los trabajadores de la región. Su mínimo no imponible será un 22% más alto de los del resto del país, vía deducciones.

El RIGI, por su parte, tendrá el apoyo de las provincias mineras que se sumaran a LLA, la UCR y el PRO. Otras modificaciones aplicadas al blanqueo, el monotributo social, los empleados sin relación de dependencia y las privatizaciones tendrán votaciones muy cerradas. Debe tenerse en cuenta que el dictamen de la Ley Bases tiene diez firmas a favor de la sanción de Diputados y nueve en disidencia. La reforma tributaria sólo dos por el texto de Diputados y siete con disidencias. Hay que considerar, además, que el oficialismo y los “dialoguistas” están sobrerrepresentados en las comisiones, pero en el recinto la relación de fuerzas con el kirchnerismo es diferente.

Por último, el que tiene la última palabra para que los cambios Senado no queden firmes es la Cámara de Diputados. Si el Senado los introduce con mayoría simple, Diputados podría insistir con mayoría simple y prevalecería su texto. Pero cualquier hipótesis en ese aspecto es aventurada. No sería de extrañar que si los proyectos llegan a la etapa de una segunda revisión, Diputados termine armando un nuevo camello, aceptando algunos cambios y rechazando otros.