EL PULSO DE LOS MERCADOS

Las tormentas están en el mercado, no en el campo argentino, por desgracia

Hemos vivido una de las peores semanas en meses. El mercado global se encuentra en un proceso de decantación, con la mirada fija hacia la reunión de la Reserva Federal del 22 del corriente, cuando debería decidir qué hará con las tasas de interés. Los expertos esperaban un movimiento al alza pero van y vienen en cuanto a su magnitud.

 Hasta hace una semana el 80 por ciento de los consultados creía que sería de 0,25 puntos el incremento, pero en los últimos días -por las cifras inflacionarias conocidas y por las duras declaraciones de Jerome Powell en el Congreso- el pesimismo ganó terreno y muchos pronosticaban un sablazo de 0,50 puntos básicos. Pero la situación es fluida. Y ahora se agregan tropiezos bancarios que también incidirán sobre la decisión de los mandarines de la Fed.

En el momento de escribir este artículo -sábado a la tarde- trascendía que el próximo lunes a las 11.30 de la mañana habrá una reunión de emergencia de la  Reserva Federal para analizar la quiebra del Sillicon Valley Bank, la mayor desde 2008. La entidad financiera número 16 de Estados Unidos perdió 42 mil millones de depósitos en horas lo que oblígo a la intervención gubernamental

En tanto, el viernes conocimos las cifras de empleo en Estados Unidos. Las empresas agregaron la sustancial cantidad de 311.000 puestos de trabajo no agrícola nuevos; 225 mil era lo que esperaban los expertos, es decir, casi el 50 % menos.  No obstante, la tasa de desocupación aumentó al 3,6% desde el 3,4% —su nivel más bajo en 53 años-. Esto indica que más estadounidenses han comenzado a buscar trabajo, pero no todos pueden encontrar uno. ¿Tendrá en cuenta esto la Fed?

Leí por estas horas que la proporción de estadounidenses que tienen trabajo o están en busca de uno ha aumentado tres meses consecutivos a 62,5%, el nivel más elevado desde que apareció el virus chino hace tres años. Aún así, sigue por debajo del 63,3% previo a la pandemia.

Est semana nos aguardan cifras cruciales.  Conoceremos el índice de precios minorista de febrero. Los entendidos esperan 0,4 % desde el 0,5% de enero.  Si esto fuera así, la anualización bajaría al 6,00 %. Y el miércoles, se revelará la inflación mayorista del segundo mes del año. Se estima que descendería al 0,3 % desde el 0,7% precedente. La anualización quedaría en el 5,4 %.  Como se ve, lo que la Fed pueda decidir hacer respecto a las tasas de interés sigue siendo incierto. Hay por lo menos tres factores en juego.

No me cansaré de decir que el gran responsable de la situación actual es Jerome Powell. En primer lugar por no haber reconocido a tiempo el peligro inflacionario. Tuvo el mismo -y desafortunado- proceso mental del ministro argentino que dijo que le preocupaba más el dengue que el covid. Como consecuencia, debió acelerar la suba de tasas a un nivel nunca visto: en un año. Y el descalabro quedó la vista.

Lo peligroso es que cada semana más personas influyentes en Estados Unidos ponen en tela de juicio la idoneidad de Powell. Lo vimos la semana pasada en el Capitolio. Fue ametrallado con preguntas incisivas, incluso desde la bancada demócrata que le enrostraba la prevista suba del desempleo (se esperan dos millones de puestos laborales destruidos). Todos los que estamos en el mercado sabemos que en el corto plazo no se contiene la inflación solamente subiendo las tasas, pero lo que sí ocurre es que el costo del crédito escala fuertemente, se restringen inversiones, y se desata un fly to quality hacia activos con menos riesgosos.

Como si esto fuera poco, la Fed se está metiendo peligrosamente en un terreno minado con la regulación a cara de perro de la industria de las criptomonedas. Y eso ha desatado un efecto bola de nieve en otros sectores financieros como vimos en las últimas horas con el colapso primero de Silvergate y luego de Sillicon Valley Bank. Una tormenta perfecta se cierne sobre el sistema bancario estadounidense, tenemos que estar muy alerta a estos gruesos y horribles nubarrones. La inoperancia de la Fed parece peronista.