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Las sociedades de “nadies”

La clínica de hoy en adicciones rompe todos los moldes conocidos. Es la búsqueda de refugio en instituciones (residencias vividas como “familias salvadoras”) de sujetos “retenidos” por “objetos químicos” y que vienen en busca de la Libertad.
!Ya la institución dejó de ser un centro de torturas como muchos con pensamiento “escuálido” llamaran a las comunidades terapéuticas para ser “casas de salud o sea de salvación!”.
De todas las edades llegan vencidos, descebrados algunos, sin fe, pero con cierta esperanza que debemos avivar con nuestro deseo ya que el deseo de vida en estos pacientes depende de nosotros como equipo.
Jorge vaga buscando alguien que le dé la “pócima” mortal que es para él la máxima sanación. Su ruta era el barrio de Constitución, en los límites de la Ciudad en donde la marginalidad reina. Oscuros pasadizos ofrecen cualquier perversión en donde el “alguien” se entierre para siempre en la nada. No sentir. Ser un “zoombie”. Crac, cocaína, marihuana, algún alcohol, opiáceos; para ello hacen cualquier cosa para conseguirla.
El uso de armas puede ser común ya que están inundados de sentimientos e ideas paranoicas-persecutorias y con la demanda de conseguir más drogas para satisfacer a un ser insaciable que solo busca en aras de satisfacer a ese “nadie” que basa su accionar en un cerebro automático y que ha perdido todo autocontrol humano (frontalización).
LA HISTORIA DE JORGE
La historia de Jorge es la de tantos. Abandonado o dejado por sus padres después de intentos fallidos de desintoxicación de pocos días. Luego sigue la carrera mortífera del consumo que comenzó a los 8 años; sin escuela y des-familiarizado vaga sin rumbo.
Descerebrado solo busca una muerte que se confunde con una conducta compulsiva entrópica (energía que no puede utilizarse para un trabajo productivo y lleva al desorden humano y al caos desintegrativo) disociado de toda motivación ligado a un capital social (instituciones y familias).
Lo levanto en la calle y consigo que se lo atienda en nuestro centro gracias a la “oferta” de un benefactor (sustituto paterno) que le facilita una obra social. Parece tarde ya que todos los resortes que trabajamos están alterados ya que en sus 24 años tiene:
A-Una neurobiología con alteraciones cerebrales evidentes (defrontalización que le impide el autocontrol y la comprensión mínima ya que además las sinapsis cerebrales no solo son fenómenos químico-eléctricos, sino que existe una sinaptogénesis social que depende del bagaje cultural que recibimos).
B- La falta de sostenes familiares que sean garantes de un tratamiento. O sea, genotipo (conocimiento de la información genética) y ambiente lucen “anémicos” frente a la tarea a desarrollar. Llegan muchos así al centro y es como asistir para realizar la empresa de un “segundo nacimiento”: del “nadie” al “alguien” a través de “algunos”(un equipo terapéutico).
Pero no son solo jóvenes abandonados desde niños. Hay abogados, contadores, profesionales de diverso tipo, ceos de corporaciones que se transformaron en “nadies”.
Portan enfermedades varias: de transmisión sexual, se quedaron sin familia, enfermedades metabólicas (diabetes, etc.), cardiacas. Cuerpos fisurados por el dolor, la pena y los malos tratos autodestructivos.
El sistema bronco-respiratorio está deteriorado y las distintas drogas especialmente el “crac” han dejado su huella que se hace sentir en los primeros fríos con signos que pueden llevar a la neumonía.
Uno de ellos me asombró; nos esperó en la sala de espera y dijo de acá no me voy hasta que no consigan que mi familia pague la última cuota de la obra social y pueda entrar. Así sucedió a pesar de que tenía limites judiciales al contacto con familiares por las alteraciones conductuales derivadas del consumo de drogas.

LA BUSQUEDA DE LA ESPERANZA
Ahí recordé a uno de mis maestros que decía que la sala de espera es la sala donde late como futuro porvenir la esperanza . Así fue.
La desesperanza es el núcleo del corazón de los “nadies” pero late como una luz tenue la esperanza que esta siempre vinculada a un vínculo a establecer. La esperanza parece ser el núcleo del sentido del existir, del proyecto o misión a realizar.
Ese vínculo debe nacer del deseo del propio terapeuta y que el paciente sienta el lugar como una “casa”, un hogar con todo lo que esto significa de ternura y de orden. No sin esfuerzos porque no hay logros sin sacrificios. Las historias de estos pacientes que viven en un anonimato típico de los zoombies también los lleva a la confrontación con los llamados “rivales de prestigio”; esto es típico en “barras bravas” en donde el que no pertenece al propio clan o tribu es solo por ello el enemigo y surge la idea de la eliminación ya que es el reflejo especular simétrico del propio odio (enemigo especular). El “zoombie” paradójicamente solitario se agrupa en asociaciones marginales liderados por un “capanga”. Así se transforma en manipulable para cualquier uso.
Acá recuerdo al maestro creador de la Comunidad Terapéutica cuando nos decía: “El papel del paciente cuando llega a una asistencia en situaciones críticas es el último recurso de alguien que carece de adecuado apoyo social porque comunidad en la historia es distinto a sociedad y es sinónimo de seguridad (ante las pulsiones autodestructivas) aunque con una pérdida de libertad durante un tiempo; la comunidad es el marco de seguridad que necesita el paciente para que aparezcan fuerzas resilientes” (M.Jones).
Jones nos enseña sociedad es diferente a comunidad…ahí está la clave y de ahí surge el sentimiento de seguridad.

DE SER “DESCARTE” A SER ALGUIEN
Llegaron como “nadies” bajo el “poder otro” de la droga, pero en la búsqueda de ese sujeto perdido que eran o quieren ser y además también vivieron en una “sociedad sin sujeto” que los despreció o rechazó en algunos casos, los abandonó en otros y que los dejo a expensas del “amo de la muerte” para terminar como un “descarte”.
Así terminaron deambulando como sonámbulos por la Ciudad con una “vida regalada” expuestos a cualquiera que los use que se apropie de sus ilusiones perdidas.
En vastos sectores del mundo se debilitaron los controles sociales establecidos por el Estado, las Iglesias, las familias, las escuelas, la frontera entre lo permitido y lo prohibido pierde su nitidez.
Se resintió el lento de trabajo de socialización que cumplen las familias y las escuela, hay una de-socialización de la cultura de masa, nos comunicamos por señales técnicas surgiendo la incomunicación de las existencias. Todo esto fomenta la desestabilización acelerada de las personalidades.
Bowlby, estudioso de las enfermedades desde la infancia ligadas al abandono, nos enseñaba y esto parece olvidado lo siguiente: “…los psiquiatras le han prestado escasa atención al activo y al pasivo del grupo familiar con el cual el individuo se halla íntimamente vinculado y sobre esto nos enseña un estudioso de nota de los abandonos”.
Bowlby da tres expresiones distintas que pueden producir caracteres psicopáticos y des-afectivos:
A- Falta de contacto en los 3 primeros años con la figura de la madre.
B- Privación por un periodo limitado (por los menos 3 meses y probablemente más de seis) durante los 3 primeros años.
C- Cambios de una figura materna a otra durante el mismo periodo. La falta de atención en los primeros años de vida es responsable de gran parte de la delincuencia y de los desórdenes de carácter.
Ante este panorama clínico debemos trabajar. Lo humano se da la mano con los instrumentos terapéuticos. Parece ser una cara de la deshumanización la pandemia de drogas.