Las incógnitas de Milei

“Un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma”.

Un acertijo ,un misterio y un enigma. Así definió Sir Winston Churchill a Rusia en 1938, poco antes que se firmara el Pacto Ribbentrop-Mólotov, evento celebrado por Stalin con un brindis en honor al Führer . Pocos años más tarde, Alemania iniciaba la Operación Barbaroja, la invasión de su efímero y asombrado aliado. Durante varias semanas, el hombre de hierro no hizo ninguna aparición pública, cavilando sobre su inocencia al haber aceptado un aliado tan poco confiable.
Hoy, no hay día en que los medios no se explayen (a favor o en contra) de este enigma, envuelto en un misterio que se ha convertido en un acertijo: el presidente Javier Milei.
Fue votado por una mayoría que se podría dividir en dos grandes componentes: una fracción que adhería a sus principios con entusiasmo y otra parte que lo votó pensando que la otra alternativa era peor y que a Milei habría que digerirlo como un jarabe amargo (aunque el mismo frasco advirtiese al público que ese era el gusto que debían esperar).
Como Churchill cuando asumió el gobierno de Gran Bretaña en su hora más dramática, Milei nos prometió blood, toil, tears and sweat (la usual traducción se olvida del toil, es decir, del esfuerzo, y solo se recuerda la versión abreviada… justo nos olvidamos del esfuerzo ¿Porque será?).
Los artículos que derrochan ríos de tinta sobre su “fracaso” con la Ley Ómnibus enviada al Congreso, que anuncian con títulos catastróficos, no valoran que se trató con respeto de las normas republicanas. Una prestigiosa historiadora trató de crear un paralelismo entre Rosas y Milei al pedir la suma del poder público, aunque olvida que la primera vez que lo solicitó don Juan Manuel le fue concebido por el poder legislativo ante el desorden imperante tras la guerra del Brasil y el atroz fusilamiento de Dorrego (13 de diciembre de 1828). El Restaurador de las leyes necesitaba ese poder, lo pidió y se lo concedieron por casi unanimidad. En la oportunidad, Rosas declaró: “Creen que soy federal.. no soy de partido alguno, soy de la Patria”. Y en eso cinco años cumplió con su tarea...
Cuando cesó ese periodo, no le renovaron el poder absoluto, razón por la cual Rosas organizó la Campaña del Desierto (más cruenta que la de Roca, 40 años más tarde, pero olvidada por los progres que lo elevan como paradigma de la soberanía). Los desórdenes organizados por sus seguidores y encabezados por su esposa Encarnación Ezcurra, además del asesinato de Quiroga, fueron los responsables de su obligado retorno con la suma del poder público, el 7 de marzo de 1835. Allí empezaron sus sueños de eternizarse.
Vemos que Milei está lejos, muy lejos de esa posición.¿Lo hará en un futuro? Es difícil decir lo que puede pasar después de abril, menos aún lo que pasará en un año, en cinco o en diez...
Hasta ahora ha usado los recursos republicanos, solicitando la libertad de acción para paliar la desastrosa situación de la que sus gestores no se hacen cargo y que ahora desde el llano y solo habiendo pasado tres meses (¡Ni tres meses!) dan instrucciones de cómo corregir lo que han hecho y lo que no pudieron enmendar en su momento (no hace décadas, ni años, hace días).
¡Hasta seguidores con el inefable Moreno critican al documento de Cristina!

CRISTINA SIN GRANDEZA
¿Es lícito hacer la crítica que formula la ex vice? Sí, lo es. Está dentro de las normas republicanas. ¿Está bien que la haga? Como todo en ética, cada cual tendrá su escala de valores. Personalmente, me gustaría que se llame al silencio, que asiste a la paz interior y haga un sincero mea culpa de sus errores
(si es que considera que cometió alguno). ¿Podemos pedirle grandeza?
Que el actual presidente peque de cierta incontinencia verbal, no es nada que debería asombrarnos. Gracias a ella ganó la elección. Sarmiento, presidente idolatrado por las generaciones posteriores, también era propició a expresarse con incorrección política que le ganó el mote de “loco” (se necesita una sana insania para ser presidente de este país).
Milei no pudo contar con los famosos cien días de paz (esos cien días que llevaron a Napoleón de la recepción apoteótica de su llegada de la isla de Elba a la derrota de Waterloo). Hubo huelgas, piquetes, marchas, destrozos y todos los días desde distintos medios se trata de descifrar su enigma, su misterio y acertijo con artículos que hablan de errores y derrota cuando lo que hizo fue una concesión en algunos puntos con la mejor tolerancia republicana , pero cuando desvirtúan el espíritu del decreto (por razones válidas y espurreas que también las hay), es dable rechazar lo expuesto, enojarse con quien quiera, sentirse traicionado y buscar una nueva estrategia. Mientras tanto, se escuchan sordo ruidos que no son de corceles ni de acero sino desestabilizadores.

EL PELIGRO K
En medio de este pandemonio, solo vale recordar una cosa que es precisa, meridiana y hasta me atrevería a decir indiscutible: si por X causa vuelve el kirchnerismo, vendrá en su peor versión, en forma recargada… y en esa circunstancia veremos si nos permiten hablar de republicanismo, de defensa de la empresa privada, de meritocracia o de libertad…
Javier Milei nunca dijo que sería como Churchill, ni Adenauer, muchos menos como Roosevelt. Quizás se parezca a De Gaulle, ese que opinaba sobre lo difícil que es gobernar un país con trescientos tipos distintos de queso y despotricaba contra sus enemigos con la renuncia en el bolsillo. Acá existe un director técnico por cada hincha que asiste a la cancha (y millones cuando juega la selección).