Fundada en 1828 pasó por varios locales y en la actualidad es en su rubro la más antigua que existe en la ciudad de Buenos Aires
La zapatería de Palermo de casi dos siglos
Su actual propietario cuenta que al igual que en sus inicios continúan con la confección de calzado artesanal. Vistieron sus modelos personalidades como Perón, Borges, Soldi y Tita Merello.
Cuenta Valerio Lagrotta que cuando su pequeña hija lo visita en el local de Bonpland 1862, en Palermo, suelen jugar con una pelotita echa con suela crepe, tal como hacía él de chico en tiempos en que se paseaba por la fábrica de zapatos que tenía su papá.
Valerio hoy está al frente de la zapatería más antigua de Buenos Aires, Los Angelitos, marca fundada en 1828. Y, aunque hoy las zapatillas y los calzados de diseño industrial son los que coparon el mercado, él sigue apostando por la tradición de la confección de zapatos artesanales.
El local aún conserva el ambiente de los negocios de antaño. En una de las paredes hay fotos de la fábrica, en la que estuvo al frente Pedro Lagrotta, papá de Valerio. Se lo ve junto a sus empleados cosiendo, estirando cueros. Los sillones también tienen sus años.
Las cajas de los zapatos son como las de antes, cartón fino y colores poco llamativos. En los Angelitos cada cliente tiene un trato bien personalizado, se la hace su ficha, con el calzado que lleva y el talle que usa. "Antes se anotaba en este fichero a mano, pero ahora ya lo hacemos en computadora", muestra Valerio.
La historia de Los Angelitos se inicia de la mano de don Domingo Harguindeguy, pocos años después de la Independencia, con un almacén de ramos generales que vendía también calzado, y se ubicaba en la esquina de Chacabuco y Alsina.
Años más tarde ya con el nombre La Botica de los Angelitos, se mudó a un local en Esmeralda y Diagonal Norte, y luego a Esmeralda y Sarmiento. "Después se instaló por muchos años en el local más emblemático, el de Florida 527", expresa Lagrotta.
- Habrá sido uno de los primeros lugares de la Ciudad que se dedicó a la venta de zapatos
- De Buenos Aires hoy somos los más antiguos y tengo entendido que hay otra fábrica de calzados más vieja en la provincia de Entre Ríos, creo que en Paraná.
- ¿Cómo llegan ustedes a Los Angelitos?
- Empieza por mi papá, fabricando para la marca. El con su socio eran inmigrantes italianos y zapateros de oficio. Mi papá había aprendido con mi abuelo, también zapatero. Me contaba que ya a los ocho años hacía zapatos. Llega a la Argentina de la mano de un tío que vivía acá por Palermo y era sastre. Se instalan, montan su taller, y se ligan a Los Angelitos comenzando a fabricarles. La relación se da en los 50, se transforma en el principal proveedor, hasta que en 1987 se cierra el local histórico y se disuelve la sociedad y se traslada el local acá a la vuelta, donde estaba la fábrica de mi papá, en El Salvador 5632, y se compra la marca en los 90. Y desde ahí los producimos y comercializamos. Hace un tiempo nos instalamos sobre la calle Bonpland. Así fui conociendo el oficio yo también. Estaba desde chico en la fábrica, mirando, aprendiendo.
- Usted además estudió medicina
- Sí, mi papá tenía esa dicotomía de "mi hijo el doctor", me decía, vos estudiás y vemos. Me recibí, soy médico pediatra y actualmente hago las dos cosas. Tengo un hermano también médico, pero cuando falleció mi papá prefirió seguir con lo suyo. Yo le compré la parte de la marca y la sigo peleando.
- ¿Y sigue con la fábrica?
- Al morir el socio de mi papá y después él, se pasó la maquinaria a los empleados de la fábrica para que trabaje cada uno en su casa. Lo que yo hago es comprar y elegir los cueros, los fondos y algunos materiales, ellos arman los zapatos y vuelven para acá.
PASO A PASO
- ¿Y cambió mucho el proceso de fabricación con los años?
- No, la fabricación continúa siendo totalmente artesanal. Son zapatos hechos a mano, desde el corte del cuero, todos los pasos siguen siendo iguales, no cambió para nada. Hasta los proveedores vienen de décadas. Siempre buscando las mejores materias primas, aunque a veces se dificulta, porque en este momento se exporta mucho cuero, entonces lo que queda para el mercado interno es poco, y hay que esperarlo. Y también ha cambiado mucho la tendencia de la fabricación. Este tipo de zapatos los fabricamos pocas marcas. Ahora está todo más industrializado, incluso viejas marcas que antes hacían este tipo de producción están más industrializadas.
- ¿Cómo eran aquellos tiempos en la zapatería de la calle Florida?
- La zapatería era un boom. Lo que se vendía antes en un día ahora lo vendés en tres meses. Aparte el costo del zapato era más accesible a los bolsillos y se usaba mucho más el calzado. Hoy en día la gente se volcó más a las zapatillas.
- ¿Y hay algún modelo por el que la casa se destaca?
- El modelo clásico nuestro es el modelo tipo golf, que se fabrica hace más de 60 años. Ese se sigue pidiendo. Es el que se usaba antiguamente para jugar golf, no había zapatillas. Al que lo quería para golf se lo adaptaba, se le ponía una goma con lugares para poner los tapones de golf enroscados. Ahora se usa en forma clásica, sigue saliendo mucho.
- ¿Hay otros modelos que también se vendieron o venden?
- Los mocasines clásicos se siguen usando, incluso lo usa la mujer, nosotros hacemos mocasines para mujeres. Se hace sin forrar, se usa un cuero más grueso, para que tenga más cuerpo, porque no tiene contrafuerte, que le da estructura al zapato. Por eso el mocasín es más blando, no lo sentís pero te podes torcer más fácilmente el pie.
EL CUERO
- ¿Y un buen zapato que debe tener?
- Lo más importante es que sea vistoso y la calidad del cuero. Tiene que ser bueno y llamar la atención. Y tiene que estar armado sobre una buena base, una buena suela, buenas gomas, que no se despegue, no se rompa. El cuero es el alma del zapato.
- ¿Y cuánto tiempo puede llevar hacer un zapato de este tipo?
- Lleva su tiempo porque pasa por diferentes manos. Se empieza por el corte del cuero, después la unión de los cueros que es el aparado que lo hace otra persona. También está el armador, se pone en la horma y se monta el zapato, y el último paso es el empaque, la terminación. Ahí está quien hace el lustre del calzado.
- Seguramente ya no quedará mucha gente que conozca estos oficios
- Claro, se ha perdido mucha mano de obra. La gente va creciendo, deja de trabajar y son pocos los que aprenden el oficio. Cuesta mucho conseguir buenos artesanos
- ¿Y tienen clientes de hace muchos años?
- Sí, tenemos muchos clientes de aquella época que han transmitido la pasión de estos zapatos a sus hijos, y así se siguen vendiendo.
- ¿A pesar de los cambios a la gente le gusta usar zapatos?
- Sí, a la gente le gusta, aunque se ha achicado el público. Antes se usaban desde más joven. En otros tiempos te decían "con mi primer sueldo me compro un par de zapatos de Los Angelitos", ahora se compra un par de zapatillas. Cambió la moda, se usa menos traje que se vestía con zapatos. Lo mismo pasa con los zapatos colegiales. Hacemos los canadienses típicos del colegio, alguno capaz nos pide, pero son pocos. Sacamos en un momento una línea de zapatos para niños, pero se discontinuó. Salvo una comunión, un bautismo, es difícil que se usen.
DE PERON A TITA
- ¿Hubo muchos famosos y personas importantes que calzaron zapatos de Los Angelitos?
- Sí, esto lo sabemos por los viejos vendedores que estuvieron décadas trabajando en la zapatería. Se puede nombrar a Perón, a Juan D"Arienzo, Soldi, Borges, Tita Merello, Horacio Guarany. Algún cliente me ha dicho que en la casa de Urquiza en Entre Ríos hay un par de botas de Los Angelitos, pero no lo comprobé. Tenemos también un par de botas donadas por la familia Anchorena que utilizó él. También nos compró zapatos el exgobernador de Córdoba fallecido José Manuel de la Sota.
- ¿Y del exterior vienen a comprar?
- Con el tema del cambio vienen bastante los turistas.
- ¿Hacen botas también?
- Sí, hacemos botas de caña alta, borceguíes, de caña baja. Se venden bien. Como el costo es parecido al del zapato se usa para un estilo informal. También tenemos billeteras, tarjeteros, chequeras, maletines, cinturones, todo de cuero.
- ¿También hacen composturas?
- Sí, muchos clientes nos traen zapatos de Los Angelitos para hacer la compostura del zapato. Cuando el cuero está bien, si gastan la suela o la goma se hace la compostura y el zapato queda como nuevo.
- ¿Le gustaría que sus hijos sigan con el negocio?
- Sí, me encantaría para que esto no muera. Hay que pasar los vaivenes del país que no son fáciles, pero esta zapatería la llevo muy adentro, está ligada a la familia. Esperemos festejar los 200 años.