“La vulnerabilidad argentina es alta por la falta de reservas”
En dos años de gestión el Gobierno logró bajar la inflación pero mostró inconsistencias en la política monetaria. La reforma laboral es clave, asegura el economista Martín Tetaz. Las vivencias políticas de un exdiputado.
Durante cuatro años el economista Martín Tetaz (La Plata, 1974) vivió en las entrañas de la política. Conoció por dentro los resortes del poder. Tuvo experiencias que dejan huella. Fue diputado nacional por la Unión Cívica Radical entre diciembre de 2021 y el pasado miércoles, cuando dejó su banca y retornó a su casa, con varias enseñanzas bajo el brazo.
Por lo pronto, puesto a analizar desde la economía el primer bienio de la gestión Milei, empatiza con algunas medidas y se muestra refractario con otras. Y aunque dice no estar alineado con el gobierno, muchas de sus ideas parecen orbitar en torno al astro libertario.
-¿Cuál es su balance de los dos años de gestión del gobierno de Javier Milei?
-A mí me parece que Milei está consiguiendo un éxito en materia de desinflación, no de la manera en que me hubiera gustado a mí y ni siquiera de la mejor manera posible. Lo está haciendo con una política fiscal más exitosa incluso de lo que pensaba el propio Milei cuando ganó. Se encontró muy rápido con el equilibrio presupuestario porque tuvo una licuadora donde no pensaba encontrarla. El pensaba que iba a tener que meter más motosierra que licuadora pero se encontró con una casi hiperinflación en diciembre y enero de 2024 que le facilitó mucho la tarea. Pero al mismo tiempo la política monetaria del gobierno resultó mucho más errática de lo que todos pensábamos. El Gobierno primero tuvo un control de la tasa de interés y la cantidad de dinero endógena; después en junio de este año hubo un control de agregados monetarios estricto y por lo tanto la tasa quedó volátil. Eso generó mucha inestabilidad de tasas y un enfriamiento de la actividad económica a mitad de año. Eso también produjo un salto del dólar y un incumplimiento del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional en materia de reservas.
-¿Le preocupa la escasez de reservas en el Banco Central?
-Absolutamente. A todos les preocupa el tema de las reservas. Por eso la Argentina tiene hoy casi 160 puntos más de riesgo país de lo que tenía comparativamente en enero. En enero el Gobierno, comparado con los emergentes de la región, tenía sólo 160 puntos más que el promedio de América Latina y hoy tiene 340 puntos más. ¿Por qué pasa eso? Porque no cumplió la meta con el Fondo Monetario en materia de reservas y eso es una preocupación para todo el mercado. La vulnerabilidad argentina es alta si mañana se resfría cualquier país de la región, aun a pesar de que ahora cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, que no lo tenía.
-¿Cuál es su visión del acuerdo monetario con el Tesoro estadounidense? Sin ese pacto hoy estaríamos hablando o escribiendo sobre otro escenario.
-Sí, pero el mercado todavía no se lo cree. Si el mercado cree no hay razón para que Argentina, con equilibrio presupuestario, pague por sus bonos más de lo que paga Brasil. Si tiene las reservas de Estados Unidos como respaldo, lo que sea necesario, tiene convicción de pagar y cuenta con equilibrio presupuestario: ¿entonces por qué pagan más los bonos argentinos que lo que pagan los de Brasil? La única lógica posible es que el mercado todavía no lo termina de creer.
-¿Estamos pagando el prontuario de anteriores incumplimientos?
-Bueno, pero eso no tiene sentido. Los mercados financieros no miran hacia atrás, miran hacia adelante. Claro que la mirada hacia adelante se construye con los datos que se tienen hacia atrás. Pero si hay un cambio de régimen, un cambio de geopolítica hacia adelante, no tiene sentido que el mercado siga mirando hacia atrás. Hubo cambios importantes. Eso es como si miro la historia financiera de una persona revisando los datos hacia atrás pero la echaron del trabajo la semana pasada. Esos datos no dicen nada. Hubo un cambio de régimen. Argentina tiene un cambio de régimen económico. Dejó de ser deficitaria como históricamente lo fue y por primera vez en su historia es superavitaria. Puede haber alguna duda de que no tenga plata para pagar los vencimientos de corto plazo. Pero está diciendo Estados Unidos que pone la plata. ¡Bueno, pero no le creo! Si le creo a Estados Unidos que va a poner la plata, entonces no hay riesgo en lo financiero porque Argentina es estable y financieramente sostenible, pero tampoco hay riesgo hacia adelante porque me cubre Estados Unidos. ¿Entonces por qué los bonos valen tanto menos de lo que valen los bonos de Brasil?
LEGADO
-¿Cree que el principal legado que dejará Javier Milei será el de gobernar necesariamente con superávit fiscal?
-No creo que sea un legado, es una necesidad. Prácticamente ningún país del mundo gobierna con el hacha en la cabeza de que tiene que tener sí o sí superávit. Lo que pasa es que la Argentina no tiene financiamiento. Supongamos que apareciera la posibilidad de hacer un shock de infraestructura para que Argentina se convierta en un país desarrollado. Uno diría: cómo no, aprovechemos. Pero no podemos hacerlo porque incurriríamos en déficit. Eso es una mala asignación de recursos, sería un error. Lo que pasa es que en el contexto en que no queda otra, no tenemos alternativas porque nosotros nos pusimos en una situación de no financiamiento.
-¿Hay un cambio de lógica en la manera de administrar la Argentina?
-Creo que en el mediano plazo, una vez que Argentina termine de estabilizarse, no haya inflación, recupere el acceso a los mercados de manera normal y acumule reservas, no hay ninguna razón por la cual obsesivamente hay que tener superávit fiscal. Hoy claro que sí. Hoy no hay ninguna posibilidad y el año que viene tampoco. Si dentro de cinco años nos encontramos en una situación con reservas acumuladas, hay financiamiento al sector externo igual que el que tienen Brasil, México o Chile, pues entonces no hay ninguna razonabilidad de que sí o sí hay que tener superávit fiscal. No tiene ni pies ni cabezas. Para decirlo más claro: esto es como afirmar que una persona no puede sacar nada en cuotas ni que puede usar la tarjeta de crédito. Sería ilógico y antieconómico que yo postule que las familias no pueden usar la tarjeta de crédito o que nunca tienen que sacar un crédito personal o un crédito hipotecario. Por supuesto que tiene la lógica para Argentina porque es como decir: claro que no podes usar la tarjeta porque perdiste el laburo, estás quebrado. Pero volviendo a tener trabajo, equilibrando la economía hogareña, ajustado el gasto, ¿por qué no va a poder usar la tarjeta dentro de dos años?
REFORMAS
-Comenzará a debatirse en el Congreso de la Nación el proyecto de reforma laboral. ¿Hay necesidad de que una propuesta de este tipo se concrete?
-Argentina, obviamente, tiene un problema de productividad comparativa con el resto de la región, particularmente con Brasil. Si uno no va a tener las mismas instituciones laborales que tiene Brasil, las mismas instituciones monetarias, las mismas instituciones impositivas y fiscales, entonces toda diferencia que tengamos con Brasil que nos haga ser menos productivos la tenemos que compensar con el tipo de cambio más alto. Argentina sin las reformas tiene un tipo de cambio en su economía más alto, por lo tanto salarios reales más bajos para toda la población. Entonces, como yo quiero que los argentinos tengan salarios reales más altos y que la pobreza sea más baja, quiero que la Argentina haga las reformas y no que ese ajuste lo haga el tipo de cambio. Claro que la Argentina necesita hacer una reforma laboral que la ponga en situación parecida a lo que es el mercado laboral de Brasil. Y necesita una reforma de infraestructura para que lo ponga en un contexto parecido a Brasil; y necesita una reforma impositiva que lo ponga en un contexto parecido a Brasil. Eso lleva a una reforma previsional. Argentina no puede tener la sobrecarga que tiene para contratar trabajadores formales. Ocurre entonces que si la economía crea empleo, es informal. Parte de la reforma laboral es una reforma previsional.
-Algunos expertos consideran que el proyecto deja afuera a las pequeñas empresas, donde realmente anida el trabajo informal, y se concentra en las grandes. ¿Qué opina?
-No escuché nada de eso. Hoy las grandes empresas no tienen tanto problema en materia laboral. Simplemente tienen un costo mayor. Las empresas grandes no corren riesgos de conflictividad laboral porque la mayoría de los juicios recaen sobre pymes. No tienen tantos problemas de costo laboral porque pagan mejores salarios y son más productivas. Donde veo el problema centralmente en la Argentina es en las pymes. El tipo de propuesta que escucho como el salario dinámico, el banco de horas, son para una pyme y no para una empresa grande.
-Los economistas liberales suelen afirmar que primero hay que realizar las reformas estructurales y luego abrir la economía para que no se produzcan quebrantos. ¿Se invirtió ese orden?
-Creo que no hay ninguna apertura de la economía. No la veo. Lo que no hay son los controles ridículos como las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) y otras formas de corrupción que había en la Argentina. El país tiene un montón de impuestos para importar, no veo ninguna apertura. Por definición Argentina no puede abrirse más que Brasil porque tienen las mismas reglas en el Mercosur. Tienen el mismo arancel común que Brasil, Uruguay y Paraguay. Es el mismo nivel de protección. Si mañana quieren traer de China cualquier producto, lo que dicen allá es que a cualquier producto chino hay que calcularle, puesto en Argentina, el doble del precio. Eso es un mecanismo de protección brutal. Un auto de China sale u$s 12.000 allá pero acá cuesta u$s 24.000. Un textil chino sale u$s 10 y acá sale u$s 20.
-Aun costando u$s 20, ¿no es más barato que lo que se comercializa acá? ¿No resulta más competitivo frente a los altos costos internos de producción?
-Claro, por supuesto que sí. Hay producción que no tiene sentido realizarla acá. Hay que encontrar las oportunidades de producción. Por supuesto que si pretenden competir contra un textil chino están locos. No tiene ni pie ni cabeza. ¿Qué industria textil tiene chances en la Argentina? La que diversifique, la que agregue valor. Por ejemplo, la remera de la Selección argentina tiene chances, las remeras de los grupos de rock tienen chances. Ahora, si quieren hacer remeras básicas que se pueden importar a 2 dólares desde China, no tiene ningún sentido. ¿Por qué a alguien se le ocurriría hacer un básico? Si queremos tener una industria de mano de obra barata y competir contra otra industria de mano de obra barata, somos suicidas. Si nos especializamos tendremos algunas chances más.
-El foco del plan económico parece estar puesto en la explotación de los recursos naturales. ¿Qué lectura estratégica hace del campo, la minería y los hidrocarburos?
-Argentina tiene un potencial extraordinario para conseguir divisas explotando todos los recursos naturales que tiene y de esa manera esquivar la trampa de la crisis de balanza de pagos que tuvimos cada cinco años en los últimos 75. Argentina tiene una posibilidad de desarrollarse. ¿Quiere decir entonces que esos sectores solos van a garantizar el empleo y las oportunidades que necesita el país? No, pero nunca fue así. En la economía argentina agroexportadora de 1880 a 1930 el sector que más crecía era la industria, lo que pasa es que los dólares los aportaba el campo. Esos sectores primarios van a dinamizar economías regionales, van a generar mucho empleo en las economías regionales y al mismo tiempo ayudarán a crear las divisas que la Argentina necesita para todos esos sectores que son creadores de empleo en los conurbanos puedan desarrollarse.
La política, un bicho pragmático
-¿Cuál es su balance personal de su paso por el Congreso de la Nación como diputado?
-Me quedó un balance muy positivo porque aprendí cómo funciona la política de verdad. Eso me hace mejor economista hacia adelante. Antes, cuando iba a dar una conferencia de economía a cualquier empresa, siempre invitaban a un economista y a un politólogo. Yo ahora entendí porqué hacían eso y puede hacer solo esas proyecciones.
-¿Y cómo funciona la política de verdad?
-Funciona de manera mucho más pragmática de lo que yo pensaba y el Congreso funciona mucho más mirando lo que pasa en las comisiones que esperando si finalmente sale o no sale la ley. Los dictámenes marcan mucho más de lo que efectivamente va a pasar. El peso del Ejecutivo, si uno mira las últimas votaciones, sugiere un acuerdo con algunos gobernadores como el de Catamarca, que es obvio, el de Tucumán y también el de Santiago del Estero, que es la novedad. Cuando se empieza a ver la realidad de cómo son las votaciones en cada una de las leyes, quiénes se ausentan y quiénes ayudan al gobierno a conseguir el quorum, entendés cuáles son los acuerdos políticos que realmente está construyendo el Gobierno. Y eso ayuda a entender mucho mejor cómo funciona la economía.
-¿El Congreso lleva una agenda acorde a la demanda de la sociedad?
-La gente hoy no le está demandado demasiado al Congreso. No tienen muy claro qué hace el Congreso y qué hace el Ejecutivo. La demanda general es hacia el funcionamiento del Estado. ¿Qué le demanda hoy? Sacame regulaciones inútiles, despejame la calle para que pueda ir a laburar y bajá la inflación. Creo que Milei ganó y ganó muy bien esencialmente porque dio respuesta a esos temas, que son los que está pidiendo la gente hoy. ¿Quiere decir que esa será la demanda dentro de dos años? No. Probablemente al Gobierno le vaya a pasar lo mismo que le pasó al radicalismo en los ’80. Una vez que estuvo consolidada la democracia la sociedad pidió otras cosas.
-Demandas de segunda generación.
-Hoy la demanda es la estabilización pero cuando Milei consiga una inflación de un dígito hacia el 2027, la gente le va a agradecer y le va a decir: ¿Ahora qué? Habrá otras demandas que por definición ideológica este gobierno nunca va a concertar. No es un gobierno que vaya a agendar ninguna política educativa, ni de salud ni de infraestructura porque no le interesa.
-¿La oposición se tiene que reconstruir a partir de estos puntos que el gobierno no atiende?
-Absolutamente. La oposición hoy tendría que marcar muchos errores del gobierno en materia de política monetaria, muchos errores en términos que la motosierra recortó cosas que no servían pero también recortó cosas que servían. Tiene que marcar errores ahora pero hoy no hay una demanda sobre la calidad del recorte. La oposición tiene la obligación de hacerlo pero no es algo que le vaya a redituar en el corto plazo. Pero no tengo dudas de que tiene que comenzar a construir un discurso que satisfaga esa demanda que va a aparecer en dos años.
