La volatilidad cambiaria, el principal riesgo a corto plazo

Por Carlos Pérez *

Luego de la salida parcial del cepo, se advirtió una flotación con alta volatilidad. Ésta fue mayor que la observada en otras monedas de la región y en períodos comparables como la salida del cepo en diciembre de 2015.

La mayor variabilidad tiene efectos que podrían desafiar el escenario de desinflación y calma cambiaria al que apuestan las autoridades. Uno de ellos es el sesgo inflacionario de una mayor incertidumbre. En este marco, las autoridades buscan reeditar el escenario del blanqueo, sumando la búsqueda de una remonetización en dólares a los ya obtenidos desembolsos de organismos internacionales.

En definitiva, procurarán captar más dólares por diversas vías para mantener la calma cambiaria y la desinflación. En detalle, el Gobierno anunció que se avanzará con medidas para buscar la remonetización en dólares, procurando una mayor circulación de la moneda dura en nuestra economía.

Si bien habrá que ver qué tipo de medidas se impulsan, las autoridades parecen estar apostando por un ingreso de dólares que ayude a mantener el tipo de cambio más cerca del piso que del techo de la banda, funcionando como ancla para la desinflación.

Es decir, continuar reforzando los ingresos de divisas para reeditar el escenario observado durante los meses del blanqueo, con incremento de reservas y calma cambiaria.

Esto resulta clave para el escenario buscado, dado que una alta volatilidad cambiaria opera en detrimento de la desinflación y la calma cambiaria. El recorrido observado por el tipo de cambio mayorista tras la salida parcial del cepo dio por resultado una amplia variabilidad.

INCERTIDUMBRE

La mayor incertidumbre viene dada por una zona de flotación que arranca en el 40% ($ 1.000/$ 1.400) y se expande al 66%, con una corrección diaria correspondiente al 1% mensual. Es decir, el techo de la banda se aproximará a $ 1.524 hacia fin de año y el piso a $ 919.

A esto se suma que las autoridades afirmaron que el Banco Central no comprará divisas dentro de las bandas, mientras el Fondo Monetario Internacional expresó que las ventas al interior no están previstas.

En definitiva, una flotación dentro de bandas muy anchas, luego de un crawling peg profundizado (pasando de un 2% de deslizamiento mensual a un 1% en febrero).

Esta transición de un tipo de cambio casi fijo a una flotación también se observó tras la salida del cepo cambiario en diciembre de 2015.

Sin embargo, ésta fue con una menor volatilidad en el tipo de cambio, a pesar que las condiciones económicas eran sin equilibrio fiscal, sin bandas y con una liberación total del mercado de capitales (ahora la salida del cepo

es parcial, existen bandas anchas y superávit fiscal).

Es decir, considerando las variaciones porcentuales diarias del tipo de cambio sin el primer día, ya que es el del ajuste por el cambio de régimen cambiario. Así, midiendo la volatilidad a través del desvío estándar (es una medida útil para ver cuán volátil resulta la evolución del tipo de cambio), se observa que durante los primeros quince días post fin de los controles cambiarios en 2015, esta variable fue mucho menor que la registrada en esta oportunidad.

A saber, el desvío en aquella ocasión fue de 0,8%, mientras ahora es de 3,9%. Más aún, también la volatilidad resulta mucho mayor que la observada durante todo el año 2016 (0,8%) y 2017 (0,6%)

Esta mayor volatilidad actual se podría adjudicar a un contexto internacional más incierto. No obstante, en el mismo período el Real brasileño mostró un desvío de sólo 0,6% (y el Sol peruano del 0,3%, por mencionar algunos ejemplos). Más aún, incluso considerando un período más amplio desde el segundo semestre de 2024, el desvío en la evolución del tipo de cambio en el país vecino fue menor al 1%.

En efecto, cuando el dólar en Brasil evidenció subas de relevancia, el Banco Central utilizó las abundantes reservas en sus arcas para contener el valor, poniendo virtualmente un techo a su cotización.

En diciembre pasado, el BCB intervino en el mercado cambiario por u$s 30.000 millones (de un total de US$ 329.000 millones al 31 de diciembre).

A su vez, la volatilidad reciente del peso argentino es mayor que la que se registró el último año en el dólar financiero. Considerando el MEP como referencia, el desvío en 2024 fue del 1,7%, a pesar de ser un mercado más pequeño (si bien el volumen resultó más alto que en

otros años dado el dólar blend 80/20 y la restricción cruzada para el pago de importaciones).

Vale señalar, de cualquier modo, que esta variable tuvo movimientos bruscos, evidenciándose un máximo y un mínimo más cercano a los observados recientemente.

Lo cierto es que van pocos días desde la salida parcial del cepo y que en las últimas jornadas parece haberse estabilizado en una subzona ($1.160-$1.190). Resta ver hacia delante si evolucionará más cerca de lo advertido en los primeros días o de la dinámica más reciente.

DESINFLACION

Las autoridades se encuentran apostando fuerte a que se sienta la desinflación. Los datos adelantados de los registros semanales indican una corrección a la baja en las últimas semanas.

Las proyecciones de inflación de abril se ubicaban más cercanas al 5% mensual, mientras ahora lo hacen más próximas al 3%. Registros más bajos a lo esperado son una buena noticia, siendo que una mayor volatilidad genera un sesgo inflacionario.

Frente a una desinflación que ya se había frenado (la inflación núcleo promedió el 3,2% mensual desde diciembre), buscarán compensarlo con una política fiscal, monetaria y salarial más dura.

Por último, vale mencionar el desafío adicional que puede tener el intentar llevar el valor del dólar por debajo de $1.000 en este trimestre estacionalmente holgado en oferta de dólares, en un marco en que cada vez se requiere un mayor esfuerzo para poder cumplir con la

meta de acumulación de reservas netas.

Un tipo de cambio cercano al piso de la banda, tiene una posibilidad de suba del 40% dado el ancho entre ambas bandas. Durante el tercer trimestre, la oferta de divisas suele menguar y las elecciones legislativas se encuentran más próximas, por lo que es posible que se precise una mayor oferta compensatoria.

En definitiva, las autoridades se encuentran intentando reeditar el escenario post blanqueo, pero con el desembolso de dólares del FMI y buscando que sigan ingresando divisas, por ejemplo, vía medidas que permitan una remonetización en dólares.

Si bien han pasado pocas jornadas desde la salida parcial del cepo, se evidencia una importante volatilidad respecto de otras monedas y del peso argentino en otros períodos comparables. Esta es una variable a monitorear, en tanto una mayor incertidumbre podría desafiar el escenario de desinflación y calma cambiaria al que apuestan las autoridades.

 

* Director coordinador de la Fundación Capital.