La violencia en su máxima expresión

El baúl de los recuerdos. El duelo Boca-Sporting Cristal por la Copa Libertadores de 1971 fue un bochorno. Los jugadores se trenzaron en una pelea descomunal. Hubo 19 expulsados y casi todos fueron detenidos.

Suele utilizarse con llamativa cotidianeidad la frase “la violencia en su máxima expresión”. Pocas veces resulta tan exacta como cuando se la usa para definir lo que sucedió el 17 de marzo de 1971, la noche en la que Boca y Sporting Cristal protagonizaron un partido escandaloso que tuvo 19 jugadores expulsados, tres hospitalizados y que, por si fuera poco, terminó con la mayoría de los futbolistas detenidos en la comisaría 24ª.

Parecía un partido común y corriente el de ese miércoles en la Bombonera. Más allá de la necesidad de Boca de ganar para mantener sus posibilidades de avanzar, nada escapaba de la normalidad en ese duelo entre un equipo urgido por el triunfo y otro –Sporting Cristal- cuya única aspiración era no perder y, en caso de conseguir esa meta, ayudar a que sus compatriotas de Universitario siguieran en carrera.

Los planes xeneizes sufrieron un temprano contratiempo cuando el delantero Juan Orbegozo abrió la cuenta con un remate cruzado que superó la estirada del arquero Rubén Omar Sánchez.

Los locales reaccionaron y llegaron al empate con un tanto de Jorge Coch, quien envió la pelota al fondo de la valla de Luis Rubiños luego de capturar el rebote en el palo de un tiro del Muñeco Norberto Madurga. Casi inmediatamente, Rojitas, el inolvidable Ángel Clemente Rojas, puso a Boca en ventaja.

El técnico auriazul, José María Silvero, decidió redoblar la ofensiva en el complemento. Su equipo estuvo cerca del tercer gol, pero inesperadamente se encontró con el empate de Sporting Cristal, conseguido por Carlos González Pajuelo.

El resultado alteró los nervios boquenses. El ataque mutó en una búsqueda desesperada. Roberto Rogel cayó en el área peruana. El árbitro uruguayo Alejandro Otero no sancionó el penal que los jugadores locales reclamaban con insistencia. El caos estaba a punto de decir presente.

En la jugada siguiente, Rogel derribó a Alfredo Quesada y se desató el escándalo. El puntero Alberto Gallardo, una de las figuras de Sporting Cristal y de la selección peruana, discutió duramente con Rubén Suñé, quien, decidido a hacer justicia por mano propia, lo derribó con saña y alevosía. El atacante visitante no tuvo mejor idea que lanzarle una patada voladora que le provocó al Chapa un corte en el rostro. Fernando Mellán le pegó a Rojitas, Coch le rompió el tabique nasal a Eloy Campos con una patada y luego le aplicó otra a Mellán, que sufrió una conmoción cerebral. Orlando de la Torre arremetió con el banderín del córner contra todos los rivales que lo enfrentaban. Al ver las imágenes por televisión, su madre murió de un infarto.

La barbarie dijo presente con una fuerza inusitada. Todos golpeaban y eran golpeados. Bueno, no todos. Julio Meléndez, un exquisito zaguero peruano que engalanaba la defensa de Boca, no participó de la gresca generalizada. Él evitó la expulsión, al igual que los arqueros Sánchez y Rubiños. Los otros 19, en cambio, no corrieron la misma suerte. El partido fue interrumpido. La violencia precipitó el final.

Campos y Mellán fueron trasladados al hospital Argerich. El Chapa terminó en la clínica Santa Isabel, donde recibió siete puntos de sutura en el pómulo izquierdo.

La policía intervino y detuvo a casi todos los jugadores. Los futbolistas fueron a parar a  la comisaría 24ª, salvo los heridos Suñé, Campos y Mellán, y De la Torre, quien, por el fallecimiento de su madre, viajó de urgencia a Lima acompañado por Gallardo y José del Castillo.

Pese a que estaba en vigencia un edicto que establecía que a los detenidos les correspondía una pena de 30 días de cárcel, al día siguiente todos abandonaron la seccional ubicada a pocas cuadras de la cancha.

La Confederación Sudamericana de Fútbol dispuso la inmediata descalificación de Boca y repartió duras sanciones: seis partidos de suspensión a Suñé; cuatro a Rogel, Rojitas y Antonio Roberto Cabrera; dos al Pocho Oscar Pianetti y a José Rubén Palacios y uno a Armando Ovide por el lado del equipo argentino; seis fechas a Mellán; cuatro a Campos, De la Torre, González Pajuelo y Gallardo; dos a Roberto Elías y a Luis Torres y una para Quesada, por el lado de los peruanos.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) también castigó a los jugadores: a Suñé le aplicó un año y seis meses de suspensión; a Rogel, un año y cuatro meses; a Cabrera, un año y dos meses y al técnico Silvero y a Coch, un año. Sin embargo, las penas fueron levantadas poco después como una suerte de gesto de buena voluntad por la proximidad del Día del Trabajador. También influyó el hecho de que la Federación Peruana de Fútbol no tomó cartas en el asunto frente a la inconducta de los hombres de Sporting Cristal.

Ese 17 de marzo de 1971, quizás como nunca en la historia de la Copa Libertadores, la violencia se manifestó en su máxima expresión. Y no fue una frase de ocasión en una crónica periodística, sino la más pura y absoluta verdad.

LA SÍNTESIS

Boca 2 - Sporting Cristal 2

Boca: Rubén Omar Sánchez; Rubén Suñé, Julio Meléndez, Roberto Rogel, Armando Ovide; Antonio Roberto Cabrera, Norberto Madurga, José Rubén Palacios; Jorge Coch, Ángel Clemente Rojas, Aníbal Tarabini. DT: José María Silvero.

Sporting Cristal: Luis Rubiños; Roberto Elías, Orlando de la Torre, Elías Mellán, Eloy Campos; Ramón Mifflin, Alfredo Quesada; José del Castillo, Tadeo Risco, Juan Orbegozo, Alberto Gallardo. DT: Vessillo Bartoli.

Incidencias

Primer tiempo:17m gol de Orbegozo (SC); 22m gol de Coch (B); 25m gol de A.C. Rojas (B). Segundo tiempo:Nicolás Novello por Madurga (B); Luis Torres por Risco (SC);16m Oscar Pianetti por Tarabini (B); 17m Carlos González Pajuelo por Orbegozo (SC); 25m gol de González Pajuelo (SC); 41m el árbitro suspende el partido por incidentes. Fueron expulsados todos los jugadores menos R. Sánchez y Meléndez (B) y Rubiños (SC).

Cancha: Boca. Árbitro: Alejandro Otero, de Uruguay. Fecha: 17 de marzo de 1971.