La Prensa dialogó con la embajadora de Armenia sobre el conflicto en el Cáucaso Sur

"La vía es la autodeterminación"

Estera Mkrtumyan analizó la guerra planteada en Nagorno-Karabaj que involucra a varios actores de la región. Acusa a Azerbaiyán y Turquía de iniciar las hostilidades y advierte que "existe el mismo plan genocida" que utilizó el Imperio Otomano en 1915.

Mientras en todo el mundo se libra una batalla sin cuartel contra el nuevo coronavirus, en el Cáucaso Sur hay otro enfrentamiento, pero esta vez militar, entre Armenia, Azerbaiyán y la no reconocida República de Artsaj, como se autoproclamaron los lugareños de Nagorno-Karabaj, que son mayoritariamente armenios y católicos. 

Las partes se han acusado mutuamente de haber iniciado las hostilidades y, pese a que ha habido un alto el fuego reciente para atender heridos, la paz parece aún lejana y crecen las denuncias entre estas naciones. 

‘‘Desde el 27 de septiembre pasado se viene desarrollando en el Cáucaso Sur una situación de guerra desatada por la República de Azerbaiyán contra la República de Artsaj (Nagorno-Karabaj), en cuyo territorio la población autóctona ha declarado la independencia el 2 de septiembre de 1991. Pocos días antes de la iniciación de las hostilidades, en la 75º Asamblea General de las Naciones Unidas, los presidentes de Azerbaiyán y Turquía anticiparon, con dos discursos llenos de armenofobia, sus intenciones de solucionar el antiguo conflicto de Nagorno-Karabaj por vía de las armas’’ señala la embajadora de Armenia en la Argentina, Estera Mkrtumyan, en un diálogo exclusivo con La Prensa. 

-¿Cuál es la posición de su país con respecto a este conflicto? 

-La campaña armamentista y las amenazas de Azerbaiyán contra Nagorno-Karabaj y Armenia en los últimos años no dejaban dudas de las intenciones de Azerbaiyán y del apoyo de Turquía. Armenia y Artsaj abarcan 40.000 km2 de superficie y tres millones de habitantes. Turquía y Azerbaiyán, en cambio, tienen una extensión de casi 900.000 km2 y casi 100 millones de habitantes. ¿A usted le parece creíble que Armenia haya atacado? Los países pequeños son los que más necesitan del amparo de los acuerdos y los mecanismos internacionales para solucionar los diferendos. Los agresores siempre buscan justificarse en supuestos ataques de sus adversarios.

-La población de Nagorno-Karabaj es armenia y se autodenomina República de Artsaj, pero no es reconocida aún por ningún país del mundo. ¿La autodeterminación es una solución? 

-En el territorio de Nagorno-Karabaj la población es armenia porque esa región siempre formó parte de la Armenia geográfica e histórica, con el nombre armenio de Artsaj. No se trata de una población trasplantada sino autóctona. Viven allí desde generaciones, que provienen de la formación del pueblo armenio como tal, en el segundo milenio antes de Cristo. La autodeterminación, el más sagrado de los derechos de los pueblos, es la solución, no tenga dudas. Pero la autodeterminación puede ejercerse entre pueblos civilizados, que no fundamentan sus políticas en el odio y la discriminación. Ningún pueblo consigue la soberanía por obligación, todos lo hacen por ejercicio de su voluntad colectiva de vivir en libertad. Azerbaiyán responde a ese derecho con la guerra y quiere el territorio de Artsaj pero sin sus habitantes.

-Dos de los cuatro presidentes que tuvo Armenia nacieron en esta disputada región. ¿Eso reafirma la postura de su gobierno? 

-El hecho de que dos de los cuatro presidentes de la República de Armenia hayan sido oriundos de Artsaj reafirma el hecho de que tanto la población de Armenia como la de Artsaj pertenecen a la etnia armenia por sus orígenes, su lengua, su cultura, sus costumbres, su religión y su sentido de pertenencia a una identidad. El presidente fundacional de mi país, Levón Ter Petrosián, es nacido en Alepo, Siria. Es armenio, y nadie cuestiona su identidad por su lugar de nacimiento. 

-¿Qué hay de cierto de que grupos yihadistas que combatieron en Siria también lo están haciendo en el Cáucaso Sur? 

-La presencia de combatientes terroristas islámicos en las filas turcas-azeríes contra Nagorno-Karabaj es una realidad denunciada no sólo por Armenia y Artsaj sino también por la comunidad internacional. Ningún Estado ni organismo internacional ve con buenos ojos que esos elementos, que en los últimos años han causado estragos con terribles violaciones a los derechos humanos, tengan cierto protagonismo en un escenario tan frágil como el del Cáucaso Sur. 

-La Argentina reconoció el genocidio armenio cometido por el Imperio Otomano en 1915. ¿Cómo analiza el apoyo de Turquía a Azerbaiyán? 

-El reconocimiento argentino del genocidio armenio de 1915 a manos de Turquía es consecuencia de dos realidades categóricas: en primer lugar, la creciente importancia de la defensa de los derechos humanos tanto para las autoridades como para la sociedad argentina; en segundo lugar, la llegada al país de los refugiados sobrevivientes del genocidio armenio y la formación de la comunidad armenia. Lo que sorprende en estos días es un hecho insólito e inédito: nunca antes había ocurrido que un país que cometió un genocidio, como lo hizo Turquía con el pueblo armenio en 1915, se atreva a apoyar explícitamente la agresión de otro país que tiene el mismo plan genocida. Es indignante que los países y organismos internacionales miren para otro lado. 

-¿Qué país podría cumplir una mediación? 

-Desde la guerra de comienzos de los 90, los organismos europeos y las Naciones Unidas fueron diagramando un programa de negociaciones con protagonismo preponderante de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y de la misma ONU. En 1994 se firmó una tregua tripartita entre Nagorno-Karabaj, Armenia y Azerbaiyán. Rusia tuvo una participación muy activa en el proceso de paz. Finalmente, desde hace 25 años las negociaciones han sido conducidas por el Grupo de Minsk de la OSCE, que es copresidido por Rusia, Estados Unidos y Francia (en representación de la Unión Europea). Existiendo una responsabilidad repartida entre los tres, es muy difícil pensar que algún otro país podría hacerlo mejor que ellos. El problema radica en que una de las partes, es decir, Azerbaiyán, no acepta ese proceso, y en esa rebeldía tiene el apoyo de Turquía.