La vedad sobre las sales alternativas y su aporte real de sodio

¿Necesito sal en mi vida? La respuesta es sí.
El sodio es un elemento muy necesario en la vida de los seres humanos y está presente fundamentalmente en la sal (cloruro de sodio). El mismo es importante para un correcto funcionamiento de nuestras células, nervios, músculos, presión arterial y muchas otras funciones.  Un déficit de sodio en nuestro cuerpo podrá traer muchas complicaciones, pero la realidad es que hoy predominan los efectos que produce el exceso de este nutriente en nuestro cuerpo, siendo el primer factor de riesgo de hipertensión, y asociado a enfermedades renales, infarto, accidentes cerebrovasculares y muerte prematura.
¿Cuánto podemos consumir? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de 5 gramos diarios de cloruro de sodio. Pero la realidad es preocupante, los argentinos consumimos un promedio de cloruro de sodio de 12 gramos diarios.
¿Disminuir el consumo de sal de mesa es la solución? Sería hermoso que simplemente disminuyendo la cantidad de sal que le colocamos a nuestras comidas fuese la medida suficiente como para evitar el exceso de este nutriente. Pero la realidad es que nuestro principal consumo está asociado a alimentos ultraprocesados, por lo que una de las mejores medidas de cuidado es priorizar los alimentos sin procesamiento y naturales.
¿Qué sal tengo que consumir? Hoy están de moda dos sales: la sal de Himalaya y sal marina. Muchas personas las elijen sin saber bien el por qué, algunos hasta con la convicción de que es mejor para la salud por su supuesto menor aporte de sodio. Pero la realidad es que esto no es cierto, la cantidad de sodio presente en este tipo de sales en comparación a una sal de mesa es prácticamente la misma. Lo que sí es cierto, es que pueden presentar una mayor cantidad de otros minerales como calcio, potasio y magnesio, pero es un valor insignificante teniendo en cuenta la porción recomendada.
Para responder a la pregunta ¿Qué sal es mejor para mi casa? es importante conocer que una de las grandes medidas de salud pública en nuestro país fue la ley 17269 que permitió la yodación de la sal de mesa para todos los argentinos, de esta forma el Bocio, enfermedad asociada al déficit de yodo que provoca un aumento de la tiroides, se redujo notablemente. Por lo que, para cubrir nuestros requerimientos de yodo la fuente más segura es la sal de mesa (la sal común) y en algunos casos la sal marina que aclare que está yodada. Con respecto a la cantidad de sodio, tanto la sal de mesa, sal marina, como la sal del Himalaya, tienen casi la misma cantidad por lo que consumir este tipo de sales alternativas no hará que reduzcas el consumo de sodio. Si éste es tu objetivo, podés optar por sales reducidas en sodio, como sales potásicas con yodo añadido por ley, esto tiene beneficios cardiovasculares y las podés encontrar en los supermercados.
Entonces, aquí los puntos más importantes a saber:
Necesitamos sodio, tanto el déficit como el exceso trae complicaciones para nuestra salud.
Tenemos que trabajar en reducir el consumo de sal añadida a tus comidas, pero no te olvides de reemplazar productos ultraprocesados por otros más saludables, aquí está el verdadero cambio.
Elegí sales yodadas por ley, las sales alternativas sueles ser mucho más caras, poseen la misma cantidad de sodio, no aportan yodo, el aporte de otros minerales es insignificante y a veces utilizo más por creer que son más saludables.
Si podés elegir sal de mesa yodada reducida en sodio, es una muy buena opción.
La sal no debería ser la protagonista del sabor de tus comidas, prioriza hierbas y condimentos que aporten sabor a las preparaciones.
No te dejes engañar por el aspecto de algunos alimentos y productos, la sal del Himalaya y sal marina pueden parecer más “naturales”, pero sus beneficios y atributos son un mito, no una realidad.
 

Dra. Virginia Busnelli
Médica especialista en nutrición con orientación en obesidad.
Directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF (M.N. 110.351)