Claves de la seguridad

La tragedia está de ronda

 

El 8 de Enero un incidente en Villa Gesell se viralizó por video en redes sociales. Cuando una patrulla policial intentaba dispersar una “juntada” de jóvenes, uno de ellos tomó el arma de un policía y la apuntó contra los efectivos. Pudo ser una tragedia, pero quedó en anécdota porque el joven desistió arrojando el arma al suelo. Muchos catalogan lo ocurrido como insólito y no lo es. Es un riesgo previsible cuando se gobierna de facto, como hace el kirchnerismo desde el golpe de Estado del 19MAR20 que, con excusa de pandemia, pretende dejar sin efecto la Constitución Nacional.

Los policías saben que están en un limbo anárquico, pretendiendo hacer como que cumplen órdenes que son manifiestamente ilegales. El Derecho se reputa por todos conocido y nadie ignora que la suspensión de derechos constitucionales requiere una declaración de estado de sitio que hasta hoy no ha ocurrido. Por ende los policías interpretan que reciben órdenes ilegales. Entonces dudan, y la duda los expone a morir. Conocen que la subversión de valores ha convertido al policía en culpable hasta que demuestre lo contrario. Saben también que si se rebelan pagarán el pato ignorados por la población y estigmatizados por el gobierno, la "oposición" y los medios afines a la casta política.

Entonces obran intentando hacer la gran Felipe Solá: conservar el puesto de trabajo por aquel artilugio confesado de “hacerse el boludo”. La poco sutil diferencia es que Solá -hoy Canciller que inventa conversaciones- siempre fue un simple parásito como funcionario político, en cambio los policías arriesgan sus vidas y las de terceros cada vez que pisan la calle.

Otros videos dan cuenta de empujones a policías en Claromecó, y pese al show de los ministerios de Seguridad (Frederic, Berni, etc) ese tipo de tensiones se dan a diario en distintos lugares del país donde el autoritarismo del gobierno resta autoridad a los policías tanto como ofusca a los civiles. Son un llamado de atención que conviene escuchar antes que detonen en forma irreparable. Porque las dudas de fuerzas que no deben, no pueden, ni quieren sostener la autoridad de un gobierno de facto, están advirtiendo que la ambición totalitaria del régimen llama a la tragedia.

La República debe recuperarse en la racionalidad y la prolijidad de vivir bajo la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, porque la seguridad jurídica significa también reglas claras de empeñamiento para la policía y la certeza de obrar acorde a

derecho que hoy no tienen. Está claro que el gobierno kirchnerista (gobierno de la delincuencia, por la delincuencia y para la delincuencia) es el obstáculo a remover para que Argentina retome el camino de la legalidad. Sepan que liquidamos al gobierno y la casta política o nos matamos entre nosotros.

Debe entenderse que los constituyentes ordenaron, decretaron y establecieron la Constitución de la Nación Argentina para que rija siempre: sean tiempos normales o difíciles. Previeron así mecanismos duros como el estado de sitio para afrontar conmociones interiores o ataques exteriores. Ninguna pandemia, por devastadora que sea confiere al gobierno facultades propias del poder constituyente, de ahí que lo que el PEN decida debe mantenerse dentro de los límites establecidos por los constituyentes. Toda pandemia no es más que una situación sanitaria, que puede por sus efectos causar conmoción interior o por su origen ser afrontada como ataque exterior. Eso y nada más.

Somos una población estúpida y cobarde si por miedo a lo desconocido dejamos que el gobierno ponga nuestras vidas bajo su arbitrario permiso en lugar de sostener el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. No digo esto porque el covid tenga una muy baja mortalidad, sería exactamente igual si matara a todos los infectados: los constituyentes establecieron mecanismos para gestionar cualquier situación.

En los momentos de crisis siempre es más importante vigilar los límites el gobierno, que los límites de los individuos. La irrestricta supremacía de la Constitución Nacional es el antídoto contra toda irracionalidad y temor. No olvidarlo es el antídoto contra el totalitarismo.