Casa Durán fundada en 1890 continúa vendiendo como antaño diferentes semillas, bulbos, plantas y elementos para el cuidado del jardín

La semillería familiar de casi 130 años

Silvana, nieta del fundador, su pareja y su familia siguen hoy al frente del negocio. Cuentan sobre los comienzos, la importancia de la venta a granel y el crecimiento de las huertas hogareñas.

 

La vidriera del negocio de Bernardo de Irigoyen 130 aparece como una suerte de oasis ante tanto gris y cemento del centro porteño. Hay plantas, flores, elementos de jardinería y un colorido molino que funciona como adorno.

Adentro del local Silvana Durán y su pareja Gustavo, siempre con mucha paciencia y una sonrisa amable asesoran a los clientes sobre cual semilla conviene llevar, que producto viene bien para curar una planta enferma, que se puede hacer para completar una huerta.

Así continúan con la tradición que inició Emilio Durán cuando en 1890 fundó Semillería Durán, hoy uno de los emprendimientos comerciales más antiguos que perduran en Buenos Aires.
Cuenta Silvana, nieta de Emilio, que la familia abrió primero un local en la Avenida de Mayo. "Estaba a la vuelta del local que luego estuvo una cuántas décadas, en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Bernardo de Yrigoyen y ahora nos pasamos acá".

Gustavo agrega que decidieron mudarse para tener más espacio y poder vender productos y también dar cursos relacionados con la jardinería y la huerta. "Igual la gente aún recuerda el negocio de la esquina. Suelen venir clientes de 70 años o más y nos cuentan que de chico vinieron a comprar semillas con sus padres".

La familia Durán además del primer local sobre Avenida de Mayo contó con dos viveros, uno en la zona de Villa Devoto y otro en Ituzaingó. También llegaron a tener una sucursal en el viejo mercado del Abasto.
En una de las paredes del nuevo local hay varias fotos antiguas. Una muestra a varios adultos con mamelucos de trabajo y subido a la carretilla un niño. Silvana cuenta que ese nene era su padre, Carlos Alberto Durán, otro destacado agrónomo quien siguió luego con el negocio.

Dice Silvana que uno de los grandes logros de su abuelo fue ser el pionero en introducir en el país semillas de papas para siembra. "Era raro que alguien en aquel tiempo trajera solo semillas, él las importa y se produce un gran boom".

- ¿Su abuelo conocía el tema de la jardinería?
Silvana:- No, él viene de España y aprende acá con sus tíos que eran agrónomos. Y después mi papá y yo seguimos con la tradición. Yo trabajo desde chica también entre semillas y plantas, siempre me encantó. Y siempre fue atendida la casa por sus dueños, hoy están también en el negocio mi tío, mi mamá.

- ¿Y en aquel tiempo se vendía lo mismo que ahora? ¿Cambió lo que se ofrece?
Silvana: - Lo que seguimos manteniendo de aquellos primeros años hasta ahora es que nosotros vendemos a granel. Vendemos semillas de maíz, de trigo, alfalfa, y eso se busca mucho. Esto no es lo habitual. Generalmente se ofrecen sobres con las semillas sellados al vacío en las cadenas de supermercados, en cambio acá se ven, se pueden tocar las semillas, esto la gente lo destaca mucho. Acá un cliente puede pedir un cuarto de semillas de perejil o de tomates y se les da. Y también lo que se sigue trabajando de siempre son los bulbos de Holanda y las semillas de flores y de huerta de Italia. En semillas nacionales tenemos una selección particular, pero en general acá es todo a granel y de países de Europa. Tenemos variedades que no se consiguen tan fácil.

- ¿El negocio fue cambiando con los años?
Silvana:- Sí, con respecto al negocio que teníamos en la esquina se hizo un cambio estético, pero el corazón sigue siendo el mismo. Ya conocemos a los clientes por los nombres, muchos de ellos me conocen de chiquita, me vieron crecer. Hay viejos clientes que me traen el calendario de siembra que les habíamos dado nosotros de hace más de 50 años.

- ¿Si se compara con años atrás hay más interés hoy por la jardinería que antes?
Silvana: - Todo lo que es huerta y flores siempre anduvo bien. Lo que notamos ahora es que hay gente mucho más joven que hace huertas.
Gustavo:- Hay una cultura verde donde a la gente le interesa lo orgánico, los brotes, tener una huerta aunque sea en un balcón. Es que por ejemplo al consumir un tomate de huerta además del orgullo de haber conseguido el fruto, la diferencia de sabor es total.

- ¿Es difícil armar una huerta en Buenos Aires?
- Silvana: No, no es difícil. Ya con macetas tierra, sol, agua y semillas se puede empezar
- Gustavo:- Mucha gente toma el típico cajón de verdulería, o tuppers, botellas plásticas que se cortan, se pone algo de tierra, semillas y van sacando sus primeros brotes.
Silvana: - Acá en los talleres mostramos que se pueden tener huertas de madera armadas y la gente también se la rebusca con macetas, lo que tiene a mano.
Gustavo:- Lo que hay que hacer es perder el miedo. Pasa que hay gente que al plantar tuvo una mala experiencia, capaz compró las semillas en un supermercado, y le faltó algo.
Silvana:- El que sabe busca una semillería cuando quiere sembrar. Hay gente que te dice yo compraba las semillas en tal lugar, que no es especializado, tal vez tiene algún estante con algunas semillitas, pero eso no sirve.

- ¿Hay algún tipo de brote que puede salir más fácil en una huerta porteña?
Gustavo:- Hoy sale de todo. Capaz hay alguno que te aparece con semillas de café, y eso acá no va a salir. Pero también hay quienes hoy te sacan tomates de colores, zanahorias. Esto ya en otras partes del mundo es muy común. Sale todo.
Silvana:- Igual si tenemos que contestar, lo que más sale son verduras de hojas y tomate. Es como una ensalada básica. Las aromáticas también salen mucho
Gustavo:- Uno le explica al cliente que es como la germinación que uno hacía en la primaria. Esto es igual. Así la gente le va perdiendo miedo y se anima a plantar. Nosotros los ayudamos, nos contactan por Facebook, Watsap.
Silvana:- el uso de las nuevas tecnologías es algo que se sumó con el cambio generacional.

- ¿El cuidado de una planta es difícil?
Silvana: - No, si uno sabe prevenir todo lo que son las enfermedades de las plantas tanto de insectos y hongos no es difícil mantenerlas sanas. Hay cebos, muchos productos para hormigas, para babosas. Hay productos fuertes químicos y otros que son absolutamente ecológicos. Pasa que si se siembra en muchas hectáreas con un producto ecológico no se puede hacer mucho, hay que ir con productos más fuertes.

- La idea entonces es seguir con la tradición de la semillería, es su pasión
Silvana:- Sí, esto a mi me encanta.