La salud y los ángeles

Por Omar López Mato y Juan Manuel Ibarguren (*) 

El 6 de febrero de 1791, el futuro presidente de los Estados Unidos, James Madison, publicó un artículo que inmortalizó su pensamiento: “No somos ángeles y, por lo tanto, necesitamos leyes”. No en vano, Madison es considerado el padre de la Constitución norteamericana, que inspiró a Alberdi para la construcción de nuestra ley fundamental.
Todo sistema legislativo está basado en el equilibrio de los poderes (balance and counterbalance). El mismo Madison insistía en el control de los autoridades por parte de los electores y las mismas autoridades. Lo esencial para el entonces futuro presidente era evitar el abuso de la posición dominante. 
El sistema de salud argentino no está conducido por ángeles, ni ejecutado por querubines. Los pecados de pensamiento, palabra y omisión están a la orden del  día entre gerenciadores y efectores. Y estos pecados condujeron al fracaso del presente esquema: el hospital público está colapsado por deber soportar fracciones crecientes de la población debido a la pauperización del país. Las obras sociales sindicales, sin control ni gestión, se han acostumbrado a un apoyo económico irrestricto del Estado sin supervisión de los gastos administrativos (que llegan a octuplicarse por falta de rigor administrativo y multiplicación de gerenciadores que crían sus quintitas). Por último, las prepagas no han demostrado estar a la altura de las expectativas, convertidas en máquinas de impedir sin rigor administrativo ni científico. Tener turnos disponibles para dentro de cuatro o más meses, no es precisamente un éxito, y que los prestadores cobren a 120 días es solo un signo de mala administración. 
Por este fracaso evidente de la política de salud es que debemos avanzar hacia un nuevo proyecto prestacional. 
De allí que desde CAMEOF (Cámara de Medicina Oftalmológica), proponemos diez cambios urgentes en el esquema sanitario, para mejores prestaciones en un marco de equilibrio económico entre los adelantos científicos efectivos y la correcta administración de los recursos. 
1- Buscar un mecanismo de diálogo entre gerenciadores y prestadores para el sinceramiento del P.M.O (Programa Médico Obligatorio), de los criterios de prácticas y medicamentos, y actualización de los valores prestacionales. En una mesa donde no primen intereses sectarios ni se abuse de la posición dominante.
2- Implementar bono complementario a cargo del paciente por cada prestación (mal llamado copago). Este mecanismo existe  en muchas naciones. El sistema uruguayo es un ejemplo a seguir. Esta suma adicional que debe pagar el paciente actúa como un alivio financiero al sistema y también como un regulador de la atención. 
3- Mecanismos de libre elección de los prestadores, con valores prestacionales estandarizados que se incrementan con la jerarquización del profesional. Es un norma elemental en un sistema que propugna la libertad como principio rector de la sociedad.
4- Reordenamiento de las obras sociales, reducción de gastos administrativos y unificación de gerenciadores. Las obras sociales deben demostrar efectividad y racionalizar el uso de recursos, y  dejar de ser la fuente de ingresos de un grupo de poder.
5- Jerarquizar y racionalizar la formación de profesionales en el sistema público y recertificar a profesionales ,especialmente las especialidades quirúrgicas. Argentina no necesita más médicos sino mejores profesionales. 
6- Marco regulatorio de colaboración entre el sector público y privado con derivaciones de pacientes para estudios y prácticas con precios convenidos y reducción de impuestos para aquellos que presten su atención a pacientes sin recursos.
7- Reducir la carga impositiva del sistema de salud privado. ¿Merece la misma imposición la importación de bienes suntuarios que velar por la salud de la población? Podremos discutir la función del estado en la salud, pero en todas partes del mundo existe atención gratuita y en este momento más del 40% de la población necesita esta atención. Mientras tanto, hay prestadores privados con capacidad ociosa. ¿Podrán interactuar las partes?
8- La creación de un seguro de salud como una alternativa a las prepagas. Cada día vemos más gente que ha aportado puntualmente a lo largo de 20-30-40 años y cuando llega la edad que más necesitan los servicios, la calidad asistencial no está de acuerdo a sus expectativas. Uno debería ser dueño de sus aportes y no la gerenciadora (que solo debe cobrar un canon por su gestión). De allí que deberá evolucionar el sistema hacia un seguro (aunque para llegar a esa instancia se necesita trabajar en una moneda fuerte). 
9- Crear líneas de financiamiento para prestaciones fuera del PMO. Hay prácticas de requerimientos individuales que pueden perfectamente ser soportados por el paciente con una financiación acorde. Una vez más, se requiere una estabilidad económica, pero en muchos países, ciertas prácticas de estética o funcionales pueden ser cubiertas con sistemas de financiación.
10- Crear líneas de crédito para equipamientos médicos, modernización de estructuras y formación profesional. Un país sin crédito no crece y la salud es nuestro bien más preciado .
Seguramente habrá miles de detalles que deberán considerarse y, sobre todo, existirá la resistencia al cambio de muchas estructuras por intereses (tanto válidos como espurios), pero el sistema de salud, por más que marche hacia una liberación, necesita sistema de “balance y contrabalance”, de regulación y control, porque no somos ángeles. 
 

(*) Miembros de la Cámara de Medicina Oftalmológica (CAMEOF)