­La sacó barata para seguir vivo­

­­Un cruce de Copa Libertadores con un argento no suele ser bienvenido. Se conocen, saben de sus fortalezas, también de sus miserias; los presentes de cada uno no pasan por alto, encima este Vélez-River lleva el aderezo de sus técnicos que casi crecieron juntos en la profesión. Vélez siempre estuvo cómodo y tuvo la habilidad y los recursos para minimizar nada menos que a River.

La estrategia asomaba como la herramienta más valiosa que podría tener Vélez para contrarrestar el poderío ofensivo de River. El Cacique Medina pensó un partido con un equipo corto, que siempre mordió en todos lados; a veces replegado, a veces con la presión en la salida rival. Y cuando la pelota estaba en su poder, se desplegaba su gente en busca de Armani. Esto le dio el efecto esperado al local, porque Garayalde y Perrone no dejaban pasar a nadie en el medio y el fondo achicaba espacios y Pratto como el gran abanderado.

Claro que River ayudó, y mucho. Julián lejos del área no es buen presagio para el equipo de Gallardo. Encima el fondo tembló cada vez que lo encararon. Así, Martínez cometió un penal inocente, que a Janson le sirvió para poner el 1-0.

Gallardo intentó con Juanfer Quintero con la idea que Julián vuelva a su hábitat natural, pero River estaba en una nochecita de aquéllas. Es que volvió a tener esas lagunas llamativas y preocupantes. No funcionó casi nada en el Millo, ni siquiera cuando Vélez aflojó el ritmo. Allí, en realidad, el Millonario dejó al desnudo las limitaciones para armar juego, algo casi impensando en un equipo de Napoleón. Por ello, Armani se fue agigantando a medida que los espacios fueron apareciendo en la defensa.

Entonces, Vélez cortaba, salía rápido de contra y armó el concierto de chances desperdiciadas. Pratto se perdió dos, el chico Osorio no fue menos, y también perdió en dos ocasiones con Armani y cuando no pudo el arquero, apareció el horizontal para negarle al Fortín una mayor diferencia.

La serie arrancó mal para River, pero la sacó barata porque sigue en partido, aunque la imagen de anoche no la podrá repetir.