Jorge llega abatido y extenuado de una salida a Mar del Plata luego de ayudar a su padre en un negocio de venta de comestibles. Le realizamos test antidrogas ya que nos dice que ha consumido. Positivo de cocaína (5 gramos) vorazmente ingerido.
“No podía detener el impulso” me dice llorando: “gané en una rifa barrial y esos 150.000 pesos los hice drogas”. Luego el “subidón” me llevó a más y más. Le realizamos inmediatamente estudios de sangre y el CPK que es una enzima que se encuentra en el musculo esquelético y cardíaco dio como cifra 69.000. Lo normal máximo es hasta 200. Nunca nadie de nosotros desde el director Médico hasta el jefe de Clínica Médica había visto algo así. El CPK regula la generación de energía para la contracción muscular y la fuente de energía. Músculo esquelético, cardiaco y funciones cerebrales dependen de esta enzima. El paciente era “dolor puro”, no podía caminar y la orina era color café. Rápidamente en “código rojo” la ambulancia lo llevó a una clínica médica. Le dije a mí equipo esto es un “verdadero suicidio orgánico” y es un milagro como pudo haber viajado en un micro 400 kilómetros y luego en un colectivo llegar hasta su refugio verdaderamente salvador.
El milagro ocurrió; hoy está entre nosotros. Me acerco a él, todavía en reposo y con parámetros clínicos cada vez más normales, con una hidratación permanente y orina ya clara y trato de establecer un diálogo. Me relata que el impulso no lo pudo frenar y en el medio de la charla le pregunto en quien piensa y me dice que en su hija de 11 años. Es lo que lo motiva a seguir. Me dice “... yo la necesito” y le digo que quizás ella también te necesita. Llora y me dice que es así. Verlo para ella es una fiesta. Ese es tu motivo para renunciar al consumo, le digo: “necesitas hacerlo por vos y por amor a tu hija y acompañarla en su crecimiento”. Me pidió sentarse en la cama y me abrazo llorando.
LA DIFICULTAD DE VIVIR
Esta historia milagrosa me hizo pensar la relación entre droga y suicidio. Parecería que la negación de las consecuencias del consumo (desde infartos, psicosis, hasta la muerte misma) surge de un plan inconsciente de muerte y como decía la gran psicoanalista François Dolto tienen “dificultad para vivir” en su obra “La dificultad de vivir”. José Ingenieros decía “muchos nacen, pero pocos viven” (El Hombre Mediocre -1911).
La dificultad de vivir es notoria hoy. Acá recuerdo una paciente esclavizada sexualmente por un Patrón perverso por la dosis diaria de cocaína mientras este la vendía como objeto de placer a diversos clientes y que me decía luego de una toma de conciencia de si lo siguiente: “acá me di cuenta de que tenía un cuerpo”. Ella luego comprobó en su tratamiento que tenía sífilis, HIV y así confirmó su camino de rehabilitación.
La disociación mente/cuerpo es notoria en los adictos. Jorge casi moribundo y milagrosamente recuperado clínicamente vio su límite. ¿Eso le servirá para su futuro?; otros seguirán no escuchando las consecuencias y la silla de ruedas como mínimo o la tumba serán su destino como “nadies” en la vida. “Nadies” hacia la nada misma. Esta dificultad para vivir busca desde ese vacío de sentido una salida química que por supuesto fracasa; solo encontrar un sentido a la vida es la salida: un hijo, una obra, un proyecto, una vocación, una misión. He aquí nuestra tarea como terapeutas. Ortega nos decía “en el mar bravío de la vida nos salva la cultura: vocación, misión y proyecto; ese esta salvado”.
LA NIÑEZ NOS INTERPELA
En todo Occidente baja el índice de natalidad. No será casual esto. Lo explicamos por la tecnología y las distintas tareas que tanto hombre como mujer (hoy) deben realizar. Es mejor un perrito (mascota) en casa que un niño. Es duro, pero es así. Con esto vamos negando nuestra trascendencia terrestre ya que el hijo es el testimonio y el testigo de una transmisión y somos transmisión; no nos agotamos en nosotros mismos. Pero parecería que esto hoy deja de ser común. El individualismo nos seduce.
El concepto de familia va desapareciendo y crecen niños solos (los pocos que van naciendo). Los aparatos tecnológicos, la sobreexposición a pantallas, los celulares, los juegos electrónicos van moldeando una psiquis que vive y va creciendo sin palabras ni vínculos. ¿Modelos identificatorios que es eso? Los hospitales infanto-juveniles van teniendo cada vez más niños con cortes, autolesiones e incluso con ideas de suicidio. Los pediatras nos hablan de graves depresiones infantiles. Los cortes corporales en los brazos habitualmente delatan traumas que no se han podido simbolizar o sea poner en palabras; en muchos casos porque que no hay con quien hablar.
La pantalla no nos puede contestar; solo somos con otro que nos revela y nos descubre, así como también nos enseña. Crecemos entre contactos virtuales y hay pocos contactos humanos. Desde ese solar tecnológico sobre el cual crecemos podemos esperar cortes (traumas psíquicos hechos “carne herida”), bullyng, “manadas”, pandillas, aislamiento, mucho aislamiento y soledades masivas. Y ahora apuestas virtuales desde el fútbol hasta las criptomonedas (aun en los púberes). Mundo del ya quizás porque el mundo de la espera no existe; donde hay espera hay esperanza …esperanza que no parece existir.
Todo es ya…mundo de déficit de atención en la escuela y en la vida, hiperkinesia por doquier. Depresiones en aumento que en la adolescencia y pubertad se combaten con químicos (drogas, alcohol, etc) y así vamos entrando en una dependencia a sustancias ya que el cerebro infanto-juvenil todavía inmaduro queda hipotecado por los químicos. Terminamos de madurar cerebralmente en las zonas de autocontrol y pensamiento a los 25 años y ya desde la pubertad con las drogas se hipoteca nuestro cerebro.
LA DEPRESION INFANTIL
Otro esclavo más y un esclavo que genera renta…mucha renta. La depresión infantil crece; cada 20 horas una niña, niño o adolescente de entre 10 y 19 años se suicida en la Argentina. Se trata de un drama invisibilizado, que no traspasa las puertas de los hogares que los lloran, pero que se agravó en las últimas décadas: mientras a principio de 1990 la tasa de suicidios entre chicos de 15 a 19 años era de 5 cada 100.000, en 2023 se ubicó en 11 cada 100.000, según los últimos datos oficiales disponibles. El Ministerio de Salud de la Nación que publica datos de suicidios desde 2005 y su última actualización es de 2023 y también del informe 2023 de la Dirección Nacional de Estadística Criminal del Ministerio de Seguridad, que ofrece datos de suicidios desagregados por edad desde 2017 y datos de la Defensoría de los Derechos del Niño Niñas y adolescentes de la Nación y Unicef (datos investigación diario La Nación).
El suicidio es, además, la expresión más extrema de un fenómeno que crece y desorienta a las familias y a las escuelas: cada vez más chicos y a edades más tempranas tienen ideas de muerte, se autolesionan o transitan cuadros de ansiedad y depresión.
Las drogas, hoy con su marketing y la bancarización de sus ganancias son, quizás, el “elixir” o el “tiro del final” como diría la sabiduría tanguera.
“No podía detener el impulso” me dice llorando: “gané en una rifa barrial y esos 150.000 pesos los hice drogas”. Luego el “subidón” me llevó a más y más. Le realizamos inmediatamente estudios de sangre y el CPK que es una enzima que se encuentra en el musculo esquelético y cardíaco dio como cifra 69.000. Lo normal máximo es hasta 200. Nunca nadie de nosotros desde el director Médico hasta el jefe de Clínica Médica había visto algo así. El CPK regula la generación de energía para la contracción muscular y la fuente de energía. Músculo esquelético, cardiaco y funciones cerebrales dependen de esta enzima. El paciente era “dolor puro”, no podía caminar y la orina era color café. Rápidamente en “código rojo” la ambulancia lo llevó a una clínica médica. Le dije a mí equipo esto es un “verdadero suicidio orgánico” y es un milagro como pudo haber viajado en un micro 400 kilómetros y luego en un colectivo llegar hasta su refugio verdaderamente salvador.
El milagro ocurrió; hoy está entre nosotros. Me acerco a él, todavía en reposo y con parámetros clínicos cada vez más normales, con una hidratación permanente y orina ya clara y trato de establecer un diálogo. Me relata que el impulso no lo pudo frenar y en el medio de la charla le pregunto en quien piensa y me dice que en su hija de 11 años. Es lo que lo motiva a seguir. Me dice “... yo la necesito” y le digo que quizás ella también te necesita. Llora y me dice que es así. Verlo para ella es una fiesta. Ese es tu motivo para renunciar al consumo, le digo: “necesitas hacerlo por vos y por amor a tu hija y acompañarla en su crecimiento”. Me pidió sentarse en la cama y me abrazo llorando.
LA DIFICULTAD DE VIVIR
Esta historia milagrosa me hizo pensar la relación entre droga y suicidio. Parecería que la negación de las consecuencias del consumo (desde infartos, psicosis, hasta la muerte misma) surge de un plan inconsciente de muerte y como decía la gran psicoanalista François Dolto tienen “dificultad para vivir” en su obra “La dificultad de vivir”. José Ingenieros decía “muchos nacen, pero pocos viven” (El Hombre Mediocre -1911).
La dificultad de vivir es notoria hoy. Acá recuerdo una paciente esclavizada sexualmente por un Patrón perverso por la dosis diaria de cocaína mientras este la vendía como objeto de placer a diversos clientes y que me decía luego de una toma de conciencia de si lo siguiente: “acá me di cuenta de que tenía un cuerpo”. Ella luego comprobó en su tratamiento que tenía sífilis, HIV y así confirmó su camino de rehabilitación.
La disociación mente/cuerpo es notoria en los adictos. Jorge casi moribundo y milagrosamente recuperado clínicamente vio su límite. ¿Eso le servirá para su futuro?; otros seguirán no escuchando las consecuencias y la silla de ruedas como mínimo o la tumba serán su destino como “nadies” en la vida. “Nadies” hacia la nada misma. Esta dificultad para vivir busca desde ese vacío de sentido una salida química que por supuesto fracasa; solo encontrar un sentido a la vida es la salida: un hijo, una obra, un proyecto, una vocación, una misión. He aquí nuestra tarea como terapeutas. Ortega nos decía “en el mar bravío de la vida nos salva la cultura: vocación, misión y proyecto; ese esta salvado”.
LA NIÑEZ NOS INTERPELA
En todo Occidente baja el índice de natalidad. No será casual esto. Lo explicamos por la tecnología y las distintas tareas que tanto hombre como mujer (hoy) deben realizar. Es mejor un perrito (mascota) en casa que un niño. Es duro, pero es así. Con esto vamos negando nuestra trascendencia terrestre ya que el hijo es el testimonio y el testigo de una transmisión y somos transmisión; no nos agotamos en nosotros mismos. Pero parecería que esto hoy deja de ser común. El individualismo nos seduce.
El concepto de familia va desapareciendo y crecen niños solos (los pocos que van naciendo). Los aparatos tecnológicos, la sobreexposición a pantallas, los celulares, los juegos electrónicos van moldeando una psiquis que vive y va creciendo sin palabras ni vínculos. ¿Modelos identificatorios que es eso? Los hospitales infanto-juveniles van teniendo cada vez más niños con cortes, autolesiones e incluso con ideas de suicidio. Los pediatras nos hablan de graves depresiones infantiles. Los cortes corporales en los brazos habitualmente delatan traumas que no se han podido simbolizar o sea poner en palabras; en muchos casos porque que no hay con quien hablar.
La pantalla no nos puede contestar; solo somos con otro que nos revela y nos descubre, así como también nos enseña. Crecemos entre contactos virtuales y hay pocos contactos humanos. Desde ese solar tecnológico sobre el cual crecemos podemos esperar cortes (traumas psíquicos hechos “carne herida”), bullyng, “manadas”, pandillas, aislamiento, mucho aislamiento y soledades masivas. Y ahora apuestas virtuales desde el fútbol hasta las criptomonedas (aun en los púberes). Mundo del ya quizás porque el mundo de la espera no existe; donde hay espera hay esperanza …esperanza que no parece existir.
Todo es ya…mundo de déficit de atención en la escuela y en la vida, hiperkinesia por doquier. Depresiones en aumento que en la adolescencia y pubertad se combaten con químicos (drogas, alcohol, etc) y así vamos entrando en una dependencia a sustancias ya que el cerebro infanto-juvenil todavía inmaduro queda hipotecado por los químicos. Terminamos de madurar cerebralmente en las zonas de autocontrol y pensamiento a los 25 años y ya desde la pubertad con las drogas se hipoteca nuestro cerebro.
LA DEPRESION INFANTIL
Otro esclavo más y un esclavo que genera renta…mucha renta. La depresión infantil crece; cada 20 horas una niña, niño o adolescente de entre 10 y 19 años se suicida en la Argentina. Se trata de un drama invisibilizado, que no traspasa las puertas de los hogares que los lloran, pero que se agravó en las últimas décadas: mientras a principio de 1990 la tasa de suicidios entre chicos de 15 a 19 años era de 5 cada 100.000, en 2023 se ubicó en 11 cada 100.000, según los últimos datos oficiales disponibles. El Ministerio de Salud de la Nación que publica datos de suicidios desde 2005 y su última actualización es de 2023 y también del informe 2023 de la Dirección Nacional de Estadística Criminal del Ministerio de Seguridad, que ofrece datos de suicidios desagregados por edad desde 2017 y datos de la Defensoría de los Derechos del Niño Niñas y adolescentes de la Nación y Unicef (datos investigación diario La Nación).
El suicidio es, además, la expresión más extrema de un fenómeno que crece y desorienta a las familias y a las escuelas: cada vez más chicos y a edades más tempranas tienen ideas de muerte, se autolesionan o transitan cuadros de ansiedad y depresión.
Las drogas, hoy con su marketing y la bancarización de sus ganancias son, quizás, el “elixir” o el “tiro del final” como diría la sabiduría tanguera.