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La rehabilitación en drogas y el amor

La “cura con amor terapéuticamente hablando” es el lema de nuestra institución desde que se creó tomada la misma de un trabajo de S. Freud de la Gradiva (novela de W. Jensen) en donde narra la rehabilitación de una paciente psicótica a través de la fuerza del amor; amor que se expresa en el vínculo terapéutico y que permite derribar escollos de años de resentimiento, dolor y melancolía o desconfianza paranoica.
Recomiendo ver la película de Netflix “Cuatro días más” que narra la rehabilitación de una paciente adicta a opiáceos (fentanilo) que vive en Los Ángeles (USA.) donde la fuerza del amor es clave en la relación entre madre e hija. Otra vez el amor sanando traumas.
Por último, me impactó la historia del célebre cantor Raúl Lavié (lo hago público esto porque él lo conto por televisión) en donde al principio agradece sus lozanos 86 años y cuenta la gallardía y el amor de su madre que siendo mucama entabla relaciones con el hijo del dueño de casa y queda embarazada.
El padre de este joven la obliga a hacerse un aborto. Ella dice que no, se retira del trabajo y con amor educa sola a su hijo. Su abuelo materno fue un guía como un sustituto paterno y en las últimas frases antes de morir le dijo “seguí así, sos una buena persona, vas a triunfar como ser humano”. Esto lo marco para toda la vida.
Este parece ser el triángulo eterno de la salud mental: madre, sustituto paterno o padre y el niño. Figuras pareciera por momentos olvidadas en esta época de hibridación tecnológica.
Un célebre hombre publico escuchó esta anécdota, cuenta Lavié y lo llamó a su despacho y lloró desconsoladamente frente a él mientras lo abrazaba. Lavié le pregunta porque llora y le recuerda lo que había escuchado sobre la historia de su madre acerca de su negativa al aborto y que gracias a la decisión de ella él había logrado todo.
En otra historia de amor una joven psicóloga de nuestro equipo recibe un llamado de un paciente con síntomas melancólicos, muy inteligente y muy buena persona. Se había drogado y estaba frente a las vías del tren. Era una fría y lluviosa noche otoñal. La psicóloga lo va a buscar cruzando toda la ciudad y en Villa Luro no estaba en la estación. Llama al 911 y salen a la búsqueda del querido paciente. Lo encuentran y ahora el sigue su tratamiento justamente cuando iba hacia la estación. Solo el “amor salva”.

EL TRATAMIENTO COMO RESURRECCION
Resurrección más allá del significado bíblico quiere decir levantarse de nuevo, resurgir o alzarse una vez más. Volver a la vida derrotando a la muerte. En griego resurrección es una anastasis, o sea una “subida” siendo un tema iconográfico de levantada. Un renacimiento, retorno, regreso, reaparición, restauración, restablecimiento, renovación.
En filosofía significa la victoria total y nos enseñaba que la esperanza es posible incluso en los momentos más oscuros de la vida.
Recordemos al creador de la comunidad terapéutica M. Jones en la década del 40/50: “…El papel del paciente cuando llega a una asistencia en situaciones críticas es el último recurso de alguien que carece de adecuado apoyo social: porque comunidad en la historia es distinto a sociedad y es sinónimo de seguridad (ante las pulsiones autodestructivas) aunque con una pérdida de libertad durante un tiempo; la comunidad es el marco de seguridad que necesita el paciente para que aparezcan fuerzas resilientes” (Psiquiatría Social).
Puse esta situación como ejemplo ante toda la comunidad en las redes que tenemos recordando el lema “la cura con amor terapéuticamente hablando”. En adicciones el terapeuta no tiene horas …debemos estar donde se nos necesita.
Nuestros pacientes ingresan en condiciones casi terminales o sea cercanas a la muerte luego de una sobredosis o de años de haber consumido de manera inveterada y voraz en situaciones de abandono total.
Todo esto me recuerda los estudios de Boris Cyrulnik que ha estudiado niños abandonados en institutos de minoridad en el régimen rumano post-segunda Guerra Mundial y nos enseña que estos niños huérfanos tras la caída de Ceacescu pasaron de ser autistas a estudiar y tener una familia tras un programa de acogida lo que en una comunidad terapéutica se denomina rehabilitación en un entorno controlado.
Necesitan decía Cyrulnik un sustrato de seguridad y de relación de apego seguro y de esta manera el proceso resiliente pude realizarse amor-límites-valores.
Lemas de nuestra institución en donde la fragua del amor incondicional se da junto a los límites y a la transmisión de valores de vida, donación y servicio.
Va surgiendo así la capacidad de preocuparse por el otro. Surge el otro como esperanza, como reparación desde el compañero, el hijo, los padres, el trabajo, un proyecto. Trabajar sobre en los pacientes es un renacimiento. Es como tomar a un bebe abandonado o a punto de abortarse el mismo o ser abortado por sus “dealers” que vorazmente lo dejan sin fuerzas.
Esto nos acerca a las enseñanzas de Bowlby y Winnicot cuando nos dicen: la historia de un ser humano no comienza a los 5 años, ni a los 2, ni a los 6 meses, sino en el momento de nacer, e incluso antes; y cada bebé es desde el comienzo una persona, y necesita de alguien que lo reconozca (recordemos la historia de Raúl Lavié).
Nadie puede llegar a conocer a un bebé tan bien como su propia madre.
El origen de la capacidad de preocuparse por el otro suele describirse en términos de la relación entre la madre o figura sustituta en el caso del tratamiento y el bebé (lo asimilo a la llegada de un paciente luego de una sobredosis mortífera), y situarse en un momento en que el hijo ya es una unidad establecida y percibe a su madre (o a la figura materna) como una persona completa. Este avance pertenece esencialmente al período de relación bicorporal.
Bowlby logra demostrar, citando cifras convincentes, cómo la separación puede aumentar la tendencia a desarrollar una personalidad psicopática o desequilibrada.
Ha descubierto que casi todos cuantos han trabajado en este campo llegaron a la misma conclusión: "Se cree que el requisito esencial para la salud mental es que el bebé y el niño de corta edad experimenten una relación cálida, íntima y continua con la madre (o su sustituta permanente), que proporcione a ambos satisfacción y goce". Esto no es una novedad: es lo que sienten las madres y padres, y lo que es claro es que un chico abandonado por su padre no lo pude olvidar sin que su personalidad resulte dañada.

PASAR A PREOCUPARSE POR EL OTRO
Si no existe todo esto (ambientes poco amorosos, abandonos reiterados, etc) el bebe (o paciente) perderá la capacidad de preocuparse por otro y la reemplazara por angustias y defensas primitivas que lo llevaran a la enfermedad y a las disociaciones de la personalidad más variadas.
El origen de la capacidad de preocuparse por el otro suele describirse en términos de la relación entre la madre y el bebé, amor tierno que permite la supervivencia y el crecimiento.
Los maestros en la recuperación en adicciones como Claude Oliweinstein hablaban de un primer encuentro entre terapeuta y paciente que debía ser vivido como un “flash amoroso” superior al que percibe el paciente con el objeto droga que lo hipnotiza y lo domina; lo que técnicamente se denomina retención del sujeto por el objeto.
El encuentro con el terapeuta es un símil de la alegría que siente el bebe al ver y sentir a su madre o de esa madre que imagina un bebe con amor mientras lo posee en su vientre.
Como dice el doctor Bowlby, esas criaturas (o pacientes en el caso nuestro) "no son pizarrones de los que se puede borrar el pasado con un plumero o esponja, sino seres humanos que llevan consigo sus experiencias previas y cuya conducta actual se ve profundamente afectada por los sucesos pretéritos".
Eso significa, si estoy en lo cierto, que todo el cuidado que una madre y un padre (o terapeutas como “padres sustitutos”) dedican a su bebé (o paciente) no es simplemente un placer para ellos y para el bebé, -sino también algo absolutamente necesario, sin lo cual el bebé no puede crecer y convertirse en un adulto sano o valioso La historia de un ser humano no comienza a los 5 años, ni a los 2, ni a los 6 meses, sino en el momento de nacer, e incluso antes; y cada bebé es desde el comienzo una persona, y necesita de alguien que lo conozca. Nadie puede llegar a conocer a un bebé tan bien como su propia madre.
Desde nuestro punto de vista un tratamiento es un renacimiento de alguien que estuvo a punto de ser abortado y que nuestra misión es avivar en el deseo de vivir; el deseo parte del terapeuta luego lo tomara el paciente.
Para el paciente el único tratamiento es la droga, pócima mortal que para él es vital.