Detrás de las noticias

La punta del ovillo que lleva a Loan

 

La trágica desaparición de Loan se ha convertido en un circo mediático-televisivo donde más parece preocupar el rating que la suerte del niño. En función de esto último se emiten opiniones sin el menor sustento y se desvía la atención de lo importante, de entre todo lo que se conoce, públicamente, de la causa.

Se tiene ya la certeza de que la versión del accidente contada por Laudelina es una mentira. Que ella haya comunicado la ausencia de Loan a su hermano (el padre del niño) en el momento en que éste se encontraba al lado del supuesto conductor, o tripulante, de la camioneta que lo había atropellado es una prueba que refuta categóricamente sus dichos. También, como es obvio, la desmentida que hizo su sobrina Camila. Además, dicha mentira contribuye prima facie a desvincular al matrimonio Caillava-Pérez del secuestro y la posible complicidad entre Laudelina y dicho matrimonio.

Suena absurdo que Laudelina denuncie a quienes, supuestamente, son sus cómplices o jefes de la banda. Sin embargo, los panelistas de todos los medios (el Dr. Burlando, incluido) siembran sospechas infundadas y artificiosas. Así, por ejemplo, dicen que el Capitán de Navío Pérez usaba uniforme sin autorización, que por su profesión tenía conocimientos de Inteligencia, que la Armada secuestraba gente en la ESMA, que en el baúl de su auto se encontró un rasguño, que por su preparación era el jefe de la banda dedicada a la trata de personas, que Caillava se hizo atender en el hospital esa noche, y una cantidad de gansadas por el estilo.

Lo único que vincula al matrimonio Caillava-Pérez a la causa es que los perros de la policía marcaron la camioneta y el auto de su pertenencia con el olor de Loan. El hecho de que se encontraran en esa mesa cuando Laudelina denuncia la desaparición más bien los favorece.

Es de considerar, también, que inmediatamente de ser arrestados hayan facilitado sus teléfonos y la clave. Otro dato no menor es que Caillava, a menos de una hora de enterarse, haya sido quién llamó a la policía para que interviniera. Y no se comunicó con el comisario Maciel, sino con un policía de su confianza; quién, a su vez, dio el parte de la desaparición a otro. Éste último, llamó inmediatamente a Caillava para informarse y organizar la búsqueda. Todo indica, más allá de las conjeturas infundadas de la prensa, que la pista principal no compromete al matrimonio Caillava-Pérez.

La principal prueba, en cambio, pone a Laudelina como la principal sospechosa de la desaparición de Loan. Prueba que, vaya uno a saber el motivo, los periodistas ignoran olímpicamente. Esta no es otra que el hecho admitido por Laudelina de que ella fue la que trajo el botín de Loan. Y más allá de que lo plantó para desviar la búsqueda lo verdaderamente crucial es saber cómo obtuvo el botín. Si fue ella la que lo descalzó o si fue otro que lo hizo y se lo entregó. Si Loan estaba con vida en dicho acto y donde éste se llevó a cabo. Es urgente que ella hable.

Por otro lado es muy difícil de explicar que Laudelina no le haya contado a su marido, Benítez, que ella tenía en su poder el botín de Loan. Benítez y el matrimonio Ramírez- Millapi fueron los últimos, sin contar a los niños, que estuvieron con Loan en el momento de su desaparición. Benítez fue el primero en advertir y avisar que Loan se ha perdido. Ahora la hija de Laudelina, Macarena, denuncia que a su madre le ofrecieron una casa y un auto para que invente la historia del accidente; también, que fue amenazada para que apoye la versión de su mamá. Parece una mentira para salvar otra.

Laudelina tiene que contar cómo llegó a ella el botín de Loan. Ese y no otro es la punta del ovillo.