Historias del conurbano

La política bonaerense, un hormiguero pateado

La escena remite a la película “El Padrino II” y tiene 49 años pero una enorme actualidad. El senador Pat Geary del Estado de Nevada, donde está Las Vegas, se reúne con Michael Corleone (Al Pacino) tras la comunión del hijo de éste. El legislador, sabe que a la familia Corleone le van muy bien con los negocios de hoteles y casinos en el estado e intenta sobornarlo para la entrega de una licencia. Le pide 250.000 dólares más el 5 por ciento de los ingresos brutos de la actividad. Pero lo hace sin ningún respeto, con amenazas y con pésimos modales. “Senador, los dos propinanos la misma hipocresía”, le dice Michel Corleone. Y a la "oferta" del senador, le responde con una "contraoferta" que no tiene desperdicio: “Nada, además usted se va a hacer cargo de pagar la licencia”. Horas después, el mismo senador aparte en una habitación, rodeado de prostitutas y una de ellas presuntamente muerta y ensangrentada. Le dan “auxilio” para tapar el desastre, los hombres de Corleone que lo tuvieron de rehén para siempre.

Cualquier coincidencia con hechos parecidos en la Argentina de las últimas semanas, es pura coincidencias. Palabras y métodos viejos: mafia, prostitución y juego. La política bonaerense, en este momento, parece un hormiguero pateado.

INCERTIDUMBRE

El desconcierto es total. Y mucho más la incertidumbre sobre los efectos electorales que tendrá para el oficialismo el caso Martín Insaurralde. La preocupación ha escalado al máximo nivel a punto tal que, los que antes lo tenían como jefe, ahora lo desconocen. En el círculo más cerrado de Axel Kicillof no están tranquilos que el caso pueda arrastrarlos, no en el lodo de la corrupción, pero sí en la condena política y electoral.

Para el gobernador, el 22 de octubre será como cruzar el “rubicón”. Si sale airoso y retiene la provincia, tendrá margen para seguir apoyándose entre los propios como fue a comienzo de su gestión. De lo contrario, pasará rápidamente al olvido porque, como muchos de sus antecesores, nunca construyó una red política propia.

Desde la irrupción del kirchnerismo en la escena nacional y su mutación en un fenómeno netamente bonaerense con éxito electoral en el país, las figuras del mandatario provincial pasaron a segundo plano. Lo entendió a la perfección Néstor Kirchner cuando le perforó el armado a Eduardo Duhalde que pudo enfrentarlo a Menem desde esa liga. Nota al pie de página: a medida que pasa el tiempo la pelea Menem-Duhalde agranda su incidencia en la decadencia que sobrevino.

Martín Insaurralde es un producto de aquella construcción. Ligado en sus orígenes a la familia Duhalde a través de su suegro de entonces, Hugo Toledo, nació políticamente en los 90, y se fue desarrollando en los 2000. Pasan los años, pero la política bonaerense sigue siendo, en gran parte, conducida desde dos comunas: Lomas de Zamora y La Matanza. La rivalidad es histórica, pero también actual. A Insaurralde se le adjudica los movimientos para desplazarlo a Fernando Espinoza de la conducción del PJ bonaerense, para entregárselo a Máximo Kirchner con un interregno de dos intendentes: Gustavo Menéndez y Fernando Gray. Con el hijo de Cristina Kirchner ha construido un sólido vínculo político que le permitió sostener su influencia en Lotería de la Provincia de Buenos Aires. Entre las tantas habladurías que circulan, una de ellas da cuenta que apenas asumido Axel Kicillof el organismo lo había intervenido con su mano derecha Carlos Bianco.

La sociedad Insaurralde-Máximo avanzó de tal forma que no le quedó otra al gobernador que pedir el desempate de Cristina Kirchner como en tantos otros casos. Resultado: el titular de Lotería de la provincia es Omar Galdurralde, ligadísimo al lomense quien lo impulsó para que participe en la interna por el control de Lanús.

Si Massa, como dicen, agarró un fierro caliente cuando asumió el Ministerio de Economía en agosto de 2022, ahora Insaurralde se convirtió en una papa caliente para la política bonaerense. Sus brazos se extienden mucho más allá del cuerpo de Sofía Clérici. Hay hombres de él no sólo en la Cámara de Diputados provincial -foco de otro gran escándalo- sino en organismos clave como el tribunal de cuentas, intendentes que le responden o respondían y como se dijo, el Instituto Provincial de Lotería.

OPERACION DE INTELIGENCIA

Lo primero que tiende a pensar la política es que detrás del escándalo se esconde una operación de inteligencia que busca cobrar facturas viejas y no tanto. Pero, a veces, las cosas suelen ser más superficiales de lo que se cree. Lo que sí es llamativo es un correlato de episodios.

Es aún muy pronto para dimensionar los alcances y efectos electorales que tendrá el episodio Insaurralde. Pero, claramente, no es una noticia que pueda ser bien digerida por lo que Javier Milei denomina “La casta”. Acostumbrados a correr los límites de manera permanente en el ejercicio del poder los ubica en un sitio donde se terminaron convirtiendo en la nueva oligarquía argentina. Quizá no haya que bucear demasiado para encontrar las razones de la explosión. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Tan sólo era una cuestión de tiempo. Nadie puede afirmar que Insaurralde fue pescado en la primera ocasión que hace una cosa así. Pero muchos se preguntan por qué ahora. Las respuestas quizá, haya que buscarlas en el primer párrafo de esta nota.

Es cierto también que instalar la presencia de una operación de inteligencia es la manera más concreta de evitar quedar mal parado en la simpleza de “haber sido embocado como un perejil”. Consecuencias lógicas de jugar con personajes que la superficialidad es su modo de vivir. Quizá las cosas son más simples de lo que parecen. En cualquiera de los casos, el sistema está en emergencia porque observan que se está en el límite. El cambio de era que asoma tras el 10 de diciembre, promete ser más profundo ahora.

Martín Insaurralde no era simplemente el jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires. Detrás de él se mueve un sistema que reúne a intendentes del Gran Buenos Aires con ramificaciones en diversas actividades. Cuando María Eugenia Vidal era gobernadora, se convirtió en garante de la gobernabilidad desde la legislatura que aún sigue manejando a través de Federico Otermín. Por tales razones, le cuesta mucho a Juntos por el Cambio aprovecharlo políticamente. Están a tiro que pueden revelarse datos muy concretos de las sociedades que han mantenido para financiar las estructuras políticas.

En los cuatro años de gobierno de Vidal, el control de la legislatura tuvo dos etapas. En la primera de ellas, operó un acuerdo con Sergio Massa que presidió Jorge Sarghini, uno de los hombres más respetados de la política bonaerense. Los dos últimos años, Vidal y su jefe de gabinete Federico Salvai -tendría mucho que contar- cerraron un acuerdo de gobernabilidad con Martín Insaurralde, y ubicaron a un personaje muy opaco como Manuel Mosca. Tan opaco que tuvo que renunciar por denuncias de abusos sexuales que en este medio habíamos adelantado hace muchos años. Mosca hoy sigue con actividad por lo bajo, ligado a Maximiliano Abad, candidato a senador de Bullrich y jefe del bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara Baja, a Sergio Massa y al propio Insaurralde. Todo tiene que ver con todo, diría Cristina Kirchner.

Por eso el escándalo del caso “Chocolate” lo roza pero no es al único. La transversalidad de ese esquema les quema a casi todos los bloques. Pero ahora, con la difusión de las fotos, Insaurralde queda herido. Deslegitimado. Entre sus pares no es bien visto que lo “hayan embocado”. En un juego de vivos, la torpeza se paga. Y, antes que cualquier otra cosa, lo de Insaurralde fue una torpeza. En tiempos de redes sociales nadie está exento de poder ser filmado o fotografiado en cualquier lugar del mundo. No son tiempos para exponerse a la majestuosidad cuando la pobreza alcanza el 40 por ciento de los argentinos.

Si bien Axel Kicillof le aceptó la renuncia, su gobierno también sale lesionado. Aunque se abre un nuevo esquema del reparto de poder. Si, a pesar del caso, logra la reelección, el gobernador tiene la excusa perfecta para romper con una línea que le fue impuesta tras las elecciones del 2021. Fue la intervención ordenada por Cristina Kirchner convencida por Máximo Kirchner. Esto le daría plafón para volcarse, otra vez, sobre los propios. Si algo le reconocen propios y extraños al gobernador, es su aversión al riesgo de quedar atrapado en casos de corrupción. Se lo puede criticar por ineficaz o mala praxis, pero no se le encuentran casos de corrupción en su haber. Al menos hasta el momento.

Desde el cierre de listas, el derrotero de Insaurralde ha sido sinuoso. Hizo un gran esfuerzo para quedarse con un lugar en la fórmula bonaerense lo que profundizó su enfrentamiento con el peronismo de La Matanza. Rivalidades históricas. La acumulación de aliados siempre es una virtud, la de enemigos una bomba de tiempo.

CRUJE EL SISTEMA POLITICO

El sistema político cruje y va llegando a un límite donde se pide que haya una nueva era por nacer. Como casi todo en la vida pública argentina, se ha ido degradando hasta convertirse en algo pornográfico que se realiza a la luz del día. Sin pruritos. Pero que baja de la misma manera a muchas comunas. En esa lógica no se escapa casi nadie. Se ha pasado de la era de los “barones” que acumulaban pero les costaba mostrar, a esta era de “neo barones”, que acumulan y muestran. Como acaba de decir Elon Musk, “El periodismo ciudadano es el camino hacia un futuro mejor”. Claro, siempre habrá alguien dispuesto con su celular a enviar a la basura una carrera política.