Espectáculos
La obstinación de un abuelo
‘La pequeña’ (‘La Petite’, Francia, Bélgica, 2024). Dirección: Guillaume Nicloux. Guion: G. Nicloux, Fanny Chesnel. Actores: Fabrice Luchini, Mara Taquin, Maud Wyler. Duración: 92 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años.
Lo positivo de ver películas donde el cast es ajeno a uno, es encontrarse con una historia determinada, libre de antecedentes, referencias y prejuicios. Entonces comienza el filme y vemos a Joseph Siprien (Fabrice Luchini), un hombre de unos sesenta años, en la meticulosidad de su trabajo de ebanista, quejándose porque el llamado del teléfono interrumpe su tranquilidad rural. Vive en las afueras de una ciudad francesa que desconocemos y por su tono sospechamos que es medio ogro, distanciado de la dinámica social y familiar.
Y ese llamado le cambia toda su agenda. Su hijo y la pareja acaban de morir en un accidente aéreo y tras una casera investigación entrando en su computadora y sus mails, descubre junto a su otra hija, Aude Siprien (Maud Wyler), que Emmanuel y Joachim iban a ser padres a través de una madre sustituta en Bélgica. Ahí comienza una dialéctica con sus pensamientos sobre si será abuelo y ese bebé, la única continuidad de su hijo, con el que no tenía una buena relación; o si tiene razón su hija, quien se opone a esa fantasía queriendo convencerlo de que solo se trata de una célula que se desprendió de un cuerpo y que esa personita nada tiene que ver con él.
REDENCION
La obstinación de Joseph en su rostro demuestra que poco le importan la ciencia, las nuevas formas de paternidad, y que su corazón solo le marca que ese nieto es la forma de redimirse de lo poco que hizo por sus hijos luego de la muerte de su esposa. Y ahí recomienza el filme, que se basa en su brillante actuación, donde vemos a un hombre que sale en busca de una mujer a la que cree su nuera, llevando en el vientre a su nieto, cuando la realidad le marca todo lo opuesto, porque del otro lado de su imaginación se encuentra la alocada y pendenciera Rita Vandewaele (Mara Taquin), quien con un embarazo avanzado insiste en cobrarse el arreglo económico que habían pautado por sobre la ley, que totalizaba 60 mil euros, a pagar mitad durante el embarazo y el resto una vez nacida la niña.
‘La pequeña’ es toda la dulzura de un hombre apático y torpe en sentimientos, pero con la convicción de que en esa panza está su legado. Un gran trabajo del director Guillaume Nicloux (‘La religiosa’, 2013), quien se vuelve un artesano de los gestos y las miradas para narrar esta historia entre un idealista romántico y una mujer abatida por la realidad, que ya tiene una hija y que tiene como esencia la hostilidad en el trato. Pero se van armando escenas con ese estilo del cine francés, que musicalizadas se vuelven fotografías eternas, nostálgicas y emotivas. En ellas se une el inicio de una vida y el renacer de otra, ante la escéptica mirada de Rita, inmejorable en su desconfianza.
Con ‘La pequeña’, el cine francés nos vuelve a regalar una perlita de su filmografía contemporánea. De esas películas que uno aborda por su pasión cinéfila, pero que deja muchísimo más que cualquier blockbuster hollywoodense que el mainstream insiste, perversamente, en consumir.
Calificación: Muy buena
Y ese llamado le cambia toda su agenda. Su hijo y la pareja acaban de morir en un accidente aéreo y tras una casera investigación entrando en su computadora y sus mails, descubre junto a su otra hija, Aude Siprien (Maud Wyler), que Emmanuel y Joachim iban a ser padres a través de una madre sustituta en Bélgica. Ahí comienza una dialéctica con sus pensamientos sobre si será abuelo y ese bebé, la única continuidad de su hijo, con el que no tenía una buena relación; o si tiene razón su hija, quien se opone a esa fantasía queriendo convencerlo de que solo se trata de una célula que se desprendió de un cuerpo y que esa personita nada tiene que ver con él.
REDENCION
La obstinación de Joseph en su rostro demuestra que poco le importan la ciencia, las nuevas formas de paternidad, y que su corazón solo le marca que ese nieto es la forma de redimirse de lo poco que hizo por sus hijos luego de la muerte de su esposa. Y ahí recomienza el filme, que se basa en su brillante actuación, donde vemos a un hombre que sale en busca de una mujer a la que cree su nuera, llevando en el vientre a su nieto, cuando la realidad le marca todo lo opuesto, porque del otro lado de su imaginación se encuentra la alocada y pendenciera Rita Vandewaele (Mara Taquin), quien con un embarazo avanzado insiste en cobrarse el arreglo económico que habían pautado por sobre la ley, que totalizaba 60 mil euros, a pagar mitad durante el embarazo y el resto una vez nacida la niña.
‘La pequeña’ es toda la dulzura de un hombre apático y torpe en sentimientos, pero con la convicción de que en esa panza está su legado. Un gran trabajo del director Guillaume Nicloux (‘La religiosa’, 2013), quien se vuelve un artesano de los gestos y las miradas para narrar esta historia entre un idealista romántico y una mujer abatida por la realidad, que ya tiene una hija y que tiene como esencia la hostilidad en el trato. Pero se van armando escenas con ese estilo del cine francés, que musicalizadas se vuelven fotografías eternas, nostálgicas y emotivas. En ellas se une el inicio de una vida y el renacer de otra, ante la escéptica mirada de Rita, inmejorable en su desconfianza.
Con ‘La pequeña’, el cine francés nos vuelve a regalar una perlita de su filmografía contemporánea. De esas películas que uno aborda por su pasión cinéfila, pero que deja muchísimo más que cualquier blockbuster hollywoodense que el mainstream insiste, perversamente, en consumir.
Calificación: Muy buena