El rincón del historiador

La mujer y la fotografía: Un valioso aporte

Este domingo se celebra el Día de la Madre, y justamente como reconocimiento a una mujer de su tiempo, Mariquita Sánchez de Thompson, cuya correspondencia hace años recogiera Clara Vilaseca, conservada en archivos públicos y familiares, no faltan en ese conjunto documental las cartas a sus hijos Juan y Florencia Thompson y a Julio Mendeville, cuando viuda, casó con Washington de Mendeville.

Hay cartas a los nietos y también a los exiliados como Florencio Varela, Juan Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez, Félix Frías; Mariquita fue de algún modo para ellos la figura femenina de los exiliados en tiempos de Rosas.

EL DAGUERROTIPO

Justamente en una de esas cartas a su hijo Juan, fechada el 27 de febrero de 1840 le comentaba la experiencia vivida en Montevideo: “Ayer hemos visto una maravilla, la ejecución del daguerrotipo es una cosa admirable”. Pocos días después es Florencio Varela el que se dedica al tema en un artículo publicado en el Correo del Plata.

Carlos Vertanessian, ha tomado desde acá el hilo conductor para hablar en su libro: “Primeras: las argentinas y la fotografía,1840-1870” sobre las modas y hábitos de aquellas mujeres del siglo XIX, comenzando por ella cuyo daguerrotipo que atribuye a Antonio Pozzo se encuentra el Museo Histórico Nacional.

Hay otras mujeres más o menos conocidas en la obra de Vertanessian como Isabel Chitty la esposa del almirante Brown, Juana Manso, Eduarda Mansilla, Manuelita Rosas, Paula Albarracín de Sarmiento, Antonia Maza de Alsina o una pionera como Antonia Brunet.

Con acierto el embajador Sergio A. Baur define este último trabajo del autor como “una investigación pionera en la historiografía de la fotografía argentina”. No faltan imágenes curiosas en el libro de magnifica edición, pero publica dos Carte de visite, de dos porteñas con bigotes.

Son muchos miles las fotos que pasaron por las manos de Vertanessian, pero de este tipo señala solo vio dos ejemplares a lo largo de los años y da esta explicación: “en una primera instancia pareciera ser el caso o bien de un hombre travestido -que se pudiera descartar por la contextura de sus manos-, o de una mujer de “circo”, como “la mujer barbuda” también desechable a falta de algún otro indicio de la toma. Sin embargo, la realidad parece ser muy distinta ya que es posible que se pongan en juego aquí aspectos etnológicos, culturales y sociales insospechados…” y acota que “dejaban crecer sus bigotes para demostrar “pureza de sangre” española, dado que los aborígenes eran lampiños”.

Retratos de niños, con sus madres ocultas por un gran cortinado, o no tanto detrás de la escenografía, el daguerrotipo de Cristina Luisa Mercedes Castro Ramos Mejía de de la Peña, con dos de sus hijos alrededor de 1856, poco antes de su muerte el 4 de noviembre de ese año, que seguramente sirvió para que después Baldassare Verazzi pintara su retrato, o las carte de visite de Hersilia Otamendi de Pinto, o la fotografía de Antonia Arguibel de Pereyra Iraola, que después Prilidiano Pueyrredon llevara al óleo, y que generosamente donara al Museo sansidrense la propietaria de la misma Josefina Dielh de Pereyra Iraola: Retratos eróticos, una dama que retrata damas en Buenos Aires, Pilar Gil la mujer del fotógrafo Javier Monzón, o tantas otras imágenes seguramente van a interesar a los lectores, porque no es una historia la fotografía, sino que abarca desde muchos aspectos nuestra historia social.

“CIVILIZAR AL PAIS”

No le falta oficio a Vertanessian que ya ha dado sobradas pruebas en Juan Manuel de Rosas. El retrato imposible, y Retratos del Plata. Historias del daguerrotipo y lo prueba una vez más en Primeras. El autor la primera parte de su libro con una frase de Mariquita en la misma carta del 27 de febrero que mencionamos: “es preciso empezar por las mujeres si se quiere civilizar el país”. Sin duda un valor al que debemos volver.