SIETE DIAS DE POLITICA

La mano visible de Trump paró la corrida en el mercado cambiario

El Tesoro de los EE.UU. sacó de apuros a Milei y desplazó el eje de una campaña opositora armada con escándalos de corrupción en los medios y leyes contra la gobernabilidad en el Congreso.

La campaña electoral se disputa en tres escenarios y abunda en paradojas. Entre ellas, la de que Javier Milei, quien llegó a la Casa Rosada prometiendo la dolarización, dos años más tarde consiga sobrevivir gracias a haber logrado lo opuesto: pesificar al gobierno norteamericano. Otro hecho pasmoso es que el kirchnerismo, que pobló con sus funcionarios los tribunales de Comodoro Py y el penal de Ezeiza, aparezca ahora como fiscal anticorrupción.

Faltan dos semanas para la votación y el intercambio de golpes entre peronistas y libertarios sigue en los medios y el Congreso, pero la sorpresa de la semana estuvo en el mercado cambiario, donde Donald Trump resolvió intervenir para frenar una fuga hacia el dólar que amenazaba con dejar a su aliado regional sin un billete verde. Ya se le estaban acabando los dólares del Tesoro e iba a tener que vender reservas del Central lo que hubiese significado una mala señal en el peor momento.

En los otros dos escenarios, los medios y el Congreso, también Milei vio por un lado cómo amainaba la lluvia de denuncias de corrupción gubernamental después de la defenestración de Espert y, por el otro, cómo retomando los acuerdos con viejos aliados parlamentarios lograba al menos demorar proyectos que torpedean el plan de estabilidad.

El clima preelectoral, sin embargo, no varió demasiado. La oposición siguió haciendo campaña con el apoyo entusiasta de los medios, pero el mayor peligro para la Casa Rosada no proviene del periodismo abiertamente opositor, sino de la persistencia de las presiones sobre el dólar.

El fenómeno tiene más de una causa, pero obedece básicamente al riesgo electoral. Nadie quiere esperar en pesos el resultado del 26. Ya hay bastante experiencia acumulada en ese terreno, por lo que se descuenta que si gana el peronismo el descalabro macroeconómico será inevitable.

Caputo se las ha arreglado para bajar la inflación de manera vertical, equilibrar las cuentas públicas y pagar las deudas que dejó Alberto Fernández, pero no tiene todavía la capacidad de emitir dólares, razón por la cual su par Scott Bessent resolvió pasar de las promesas a los hechos y entrar al mercado argentino. Se estima que el jueves vendió unos 250 millones de dólares y volvió a poner la cotización dentro las bandas.

Para tener una idea de lo que 250 millones de dólares representan para el Tesoro norteamericano baste considerar que, por ejemplo, como mayor aportante del FMI, Washington tiene inmovilizados en ese organismo en concepto de acciones 109 mil millones a los que deben agregarse unos 60 mil millones en concepto de aportes especiales.

Ese “costo” pagado por Trump para consolidar a su mejor aliado en América Latina da una idea de la completa irrelevancia en que han hundido a la economía nativa décadas de populismo devastador.

En la misma dirección de lo ocurrido con el dólar, en el Congreso se produjo a mediados de la semana un leve giro favorable para el Gobierno. En principio, porque le soltó la mano a José Luis Espert, sacando el escándalo del recinto y dejándolo en manos de la Justicia, menos ávida de prensa que los legisladores.

En ese plano Milei reaccionó tarde, pero de manera acertada. Dio vía libre a la extradición del presunto narco que investiga la justicia norteamericana, se apartó de la investigación de Espert por la justicia local y propició su licencia hasta el fin de mandato. Reconoció así el error cometido al intentar defenderlo.

En materia legislativa, el Presidente también tuvo un respiro. El intento peronista de sancionar una ley que le impediría en la práctica utilizar decretos de necesidad y urgencia quedó parcialmente frustrado. La multiforme oposición en la que militan el PJ, la UCR y la Coalición Cívica perdió algunos aliados como los representantes de gobernadores, larretistas y disidentes del PRO, por lo que no pudo dar sanción completa al proyecto enviado desde el Senado y debió devolverlo en segunda revisión.

Más allá de que la Cámara alta dispone de los votos necesarios para sancionarlo sin problemas, el oficialismo intentará demorar su tratamiento hasta después del 26. Además, el artículo que Diputados rechazó es la clave de la iniciativa: es el que extingue los DNU si no son avalados por el Congreso en un plazo perentorio. Si finalmente el proyecto termina convertido en ley, el Ejecutivo lo vetará y no es seguro que en Diputados la oposición consiga los dos tercios para insistir con la sanción.

En suma, Milei dio vuelta las expectativas en el frente más complicado: el económico. La oposición enmudeció y los medios sacaron el dólar del tope de la agenda. Habrá que ver si aprovecha el nuevo giro del mercado en las urnas. En ese sentido lo que prevalece es la incertidumbre (ver “Historia de dos ciudades”).