La increíble vida de la madre de Felipe de Edimburgo, Alicia de Grecia

Nació sorda, le fue diagnosticada esquizofrenia, fue encerrada en un sanatorio, rescató a judíos de los nazis y fundó su propia orden religiosa.

Alicia de Battenberg, casada con el príncipe Andrés de Grecia, fue la madre del recientemente fallecido Felipe, duque de Edimburgo. A caballo entre Alemania y Grecia, nació en el castillo de Windsor y murió en el palacio de Buckingham, pero a pesar de ello nunca se consideró británica. Ni tampoco griega, aunque lo era por matrimonio, ni alemana por sus raíces.

Alicia vino al mundo siendo la primogénita de Luis de Battenberg y Victoria de Hesse. Tanto ella como sus hermanos jugaron papeles clave en la historia de la realeza. Su hermana Luisa llegó a ser reina de Suecia por su matrimonio en segundas nupcias con Gustavo VI Adolfo; su hermano Jorge fue segundo marqués de Milford Haven, y Luis se convirtió en Lord Mountbatten, virrey de la India y preceptor del príncipe Carlos.

Aunque la infancia de Alicia fue aparentemente feliz, viviendo a caballo entre Alemania, Reino Unido y Malta. A medida que iba creciendo, su madre se dio cuenta de que no avanzaba como el resto de sus hermanos en su formación, y tras muchas pruebas médicas le diagnosticaron sordera congénita. Gracias a su progenitora, que le dedicó horas, Alicia aprendió a leer los labios y a hablar perfectamente inglés y alemán.

TRATADA POR FREUD

Más tarde, y antes de su compromiso con el príncipe Andrés de Grecia, tío abuelo de la reina Sofía, empezaría sus lecciones de griego. Andrés y Alicia se casaron en dos ceremonias religiosas: una luterana y la otra ortodoxa griega. Se mudaron a Grecia y allí tuvieron a sus cinco hijos, Margarita, Teodora, Cecilia, Sofía y Felipe, duque de Edimburgo

Durante la Guerra de los Balcanes, Alicia actuó como enfermera en hospitales de campaña, una profesión que la acompañaría hasta el fin de sus días, no sin antes pasar por un auténtico calvario. Y es que, como consecuencia de la inestable situación política de Grecia, ella y su familia tuvieron que exiliarse en dos ocasiones, lo que la sumió en 1930 en una depresión que fue diagnosticada como esquizofrenia paranoide y por la que fue ingresada en un sanatorio de Berlín. 

Durante sus etapas en distintos centros psiquiátricos fue tratada por Freud, quien aseguró que sufría esquizofrenia a causa de una frustración sexual. El tratamiento que le aplicaron fue darle radiación en los ovarios y la matriz, aunque ella se negó reiteradamente. Finalmente, y como no dio resultado, fue internada en una clínica de Suiza.

TRAGEDIA

Durante sus ausencias médicas, sus hijas se casaron, todas con príncipes alemanes, y ella no asistió a los enlaces. Dejó la educación de Felipe, que entonces tenía 9 años, en manos de su hermano Lord Mountbatten, de ahí la especial relación que se crearía entre tío y sobrino. Alicia fue pasando de institución mental a institución mental, y Andrés la abandonó para mudarse a la Rivera francesa con una amante. Cuando finalmente consiguió salir del centro, se convirtió en una vagabunda y con el tiempo regresó a Atenas, donde trabajó en un centro para pobres.

En 1937 se reencontró con su marido en un evento trágico: el funeral de su hija Cecilia, su yerno y dos de sus nietos, quienes fallecieron en un accidente de avión. También fue su reencuentro con su hijo Felipe, al que le pidió que se fuera a vivir con ella a Grecia, pero él declinó, asegurando que prefería estar en la Marina Real británica.

RECONCILIACIÓN

Cuando Grecia fue ocupada por los nazis en 1941, ella se valió de que los maridos de sus hijas eran nazis para que no hicieran nada, mientras iba ayudando a víctimas en distintos hospitales. Ella vivía gracias a paquetes de comida que le enviaba su hermano Lord Mountbatten. Durante un año ocultó a una familia judía en el último piso de su casa, para salvarlos del holocausto, algo que consiguió.

Después de la guerra, Alicia de Battenberg construyó la orden religiosa Hermandad Cristiana de Marta y María. Con motivo de su boda con Isabel II, el duque de Edimburgo se reconcilió con su madre, e incluso esta acudió a la coronación de su nuera vestida con los hábitos de su orden religiosa. En 1967, y por motivos de salud, Isabel la invitó a vivir a Buckingham y allí estuvo dos años hasta que murió. Cuando Alicia falleció (1969), ya había regalado todas sus posesiones. Una nota que habría dejado a su hijo afirma: “Querido Felipe, sé valiente y recuerda que jamás te abandonaré y siempre me encontrarás cuando me necesites. Mi amor más devoto, tu vieja madre”.

Su hijo cumplió con su última voluntad: ser enterrada en el convento de Santa María Magdalena en Getsemaní, en el Monte de los Olivos de Jerusalén.

 Alicia de Battenberg: pocos saben que está enterrada en la iglesia ortodoxa de Santa María Magdalena situada en el monte de los Olivos.

Por otro lado, el guionista y creador de The Crown, Peter Morgan, dijo que se había sorprendido con la historia de vida de la princesa Alicia. “Sabemos que era una monja, que creó su propia orden religiosa y que vendió sus bienes, por así decirlo, joyas y recuerdos reales, para financiar este convento en Atenas. Luego regresó al Palacio de Buckingham. Hubo rumores y anécdotas sobre que el corredor del Palacio de Buckingham olía a Woodbine –una marca de tabaco, asociada con hombres de clase trabajadora–. Resulta que el tabaco que ella fumaba era de un sirviente inglés que ella había atendido como monja en la guerra. “Ella sufrió de sordera desde la infancia y cayó en una depresión". afirmó y remató que "es el personaje más extraordinario”.

El episodio de la tercera temporada de The Crown. "Bubbikins", retrata a la princesa Alicia (Jane Lapotaire) con su nieta la princesa Ana (Erin Doherty) como conspiradoras, mientras la familia grababa un documental. Al intercambiar ideas sobre el dúo formado por Alicia y Anna, su creador, Morgan, dijo que había pensado “bueno ¿quién más está escondido como un activo real no reconocido de la familia? Es la princesa Anne, así que pensé que había una simpatía natural y una alianza entre la abuela y la nieta. Sentí que era el episodio correcto para presentar a Ana”.

Con relación al cercano vínculo entre las princesa, representado en The Crown, Morgan admitió: “creo que el grado de cercanía es lo que llamaría tomar licencia trabajar con la imaginación. Creo que todos los puntos que uniré con mi historia se basan en hechos absolutamente sólidos, en precisión y en verdad”.

Hace un par de años, la princesa Alicia recibió otra especie de homenaje del príncipe Guillermo al terminar su gira por el Medio Oriente al visitar la tumba de su abuela en Jerusalén.

“Agradezco que el príncipe Guillermo esté aprendiendo de esta importante figura porque ella realmente ejemplifica lo mejor de una princesa, lo que toma la gente de ti después de tiempos difíciles”, afirmó Vickers en su momento. “Ella no tenía dinero y casi muere de hambre en la Segunda Guerra Mundial. Ella debería ser una santa”.

En 1994, cuando la princesa fue honrada póstumamente con el Justos de las Naciones, el príncipe Felipe se refirió a su madre con estas palabras: “sospecho que nunca se le ocurrió que sus acciones eran especiales. Ella era una persona con una profunda fe y consideraba como una acción totalmente humana ayudar a otros seres humanos en peligro”.

Cecilia Insiarte