Detrás de las noticias

La incapacidad de la oposición

Por Nicolás Cereijo* 

Uno de los datos sobresalientes del 2024 fue la incapacidad que tuvo la oposición en generar liderazgos claros y competitivos. Mientras que la polarización entre Milei y Cristina acomodaron a dos tercios del electorado, queda naufragando un tercio desorientado porque no encuentra dirigentes que lo representen.
Según la consultora Pulso Research, el 43% de los respondientes dice que no hay o no sabe sobre liderazgos opositores. Aquí también la misma encuesta releva un dato interesante. Hay tan poco, casi nulo, espacio para liderazgos que la ex presidenta no solo es la única que tiene referencia (34% la ve a ella en ese lugar), sino que casi que duplicó dicha referencia en su valor inicial de principios de año.
Algo que ya he manifestado en mi último artículo publicado en La Prensa que soslaya el triunfo de Milei bajo una figura disruptiva, un outsider que vino a romper con el status quo. El hartazgo hacia gobiernos débiles o malos generó eso. Pero la nostalgia también hizo su eco.

“CAMBIO CULTURAL”
Quizá sea el PRO quien manifieste un estado de confusión y, por momentos, de impotencia. Es que sienten que gran parte de su electorado se licuó, que enamoró del slogan “cambio cultural” tan vacío como efectivo. No hace falta explicar ni debatir mucho si se mantiene el dólar. Macri y muchos de sus dirigentes fueron catalogados de “tibios” por parte del gobierno que le debe mucho más que nada en materia legislativa con la sanción de leyes claves para el presidente. El tema es que se inmoló en la causa del cambio, pero las encuestas le marcan que en los casos de ir solo, salvo la excepción de CABA, quedaría tercero o cuarto muy lejos.
Tener que defender a un gobierno que no permitió ficha limpia o que pida a gritos (o decretos) por Lijo, con la sensación de quedarse con las manos vacías, es difícil. Al principio lo hizo poniendo al líder natural de su espacio, Mauricio Macri, al frente y así correr a Patricia Bullrich. Pero la ministra se sumó a las fuerzas libertarias, se llevó con ella el electorado “halcón” logrando convencer al presidente que ella no era la de las bombas en los 70, y durante el año fue de los funcionarios que mejor imagen tuvo junto a Milei y Villarruel.

CON MENOS PODER
Con lo cual el PRO está en un momento delicado expectante pero claramente con menos poder. Y en el carrusel también están el resto de las fuerzas, que dan vuelta remarcando los excesos y abusos del oficialismo pero ven que con eso solo no se materializa en apoyos concretos. La buena noticia para la oposición es que aún hay un sector del electorado que no está dispuesto a renunciar las formas, pero otro mayoritario sí. Un presidente con una fuerza de extrema derecha, con un discurso radical y por momentos excesivamente violento, que muchas veces no son analizados como tal. Pero también exige reglas claras a los dirigentes.
Con todo, frente al hartazgo, cansancio y falta de efectividad, la política no logra salir de su limbo. Solo el kirchnerismo duro, con su amor ad eternum a Cristina, dice ser coherente, a tal punto que no da explicaciones de muchos puntos en común con el gobierno (pedido por Lijo, estar en contra de Ficha Limpia, hostigar a periodistas críticos).

LUZ VERDE
Fueron tantas las crisis y los golpes al bolsillo que recibió el ciudadano de a pie, que el hecho de que simplemente no haya aumento de precios cuando vas al supermercado o al almacén del barrio genera una situación de éxtasis que no permite ver qué hay detrás de eso. Pero no importa, porque de una buena vez los precios se mantuvieron o bajaron. Nótese que mal que estamos que se premian estas cosas y no modelos de desarrollo o crecimiento productivo, como sí pensaron los grandes próceres de la nación.
En un país de hartazgo y poca eficacia institucional, la radicalización del discurso tiene luz verde. El a todo o nada promovido por los populismos (tanto de izquierda como de derecha) se robustece. Y los sectores moderados pareciera que no salieron de la resaca que implicó el triunfo de Milei.
No alcanza solo con denunciar, deberían pensarse hechos y acciones. La oposición debería tomar nota si es que quiere dejar el asombro y pasar a la acción. Las elecciones legislativas pueden ser una interesante prueba para saber realmente a dónde está parada.


* Analista político y Profesor universitario en UBA y UCALP.