Historias del Conurbano

¿La hora de los intendentes? Fuerzas territoriales vs Fuerzas del Cielo



Aquella afirmación que fue descreída por muchos, era real. Fuerza Patria iba a ganar la elección en la provincia de Buenos Aires por 15 puntos y así fue. Ese barón del conurbano que lo transmitía con extrema seguridad me lo afirmó de la misma manera a horas del comicio. “No creas en las encuestas que se están publicando, la realidad es otra y no es sólo en el conurbano”. Convencimiento típico de quien conoce al dedillo lo que marca el termómetro de la temperatura social y política. La provincia nunca se pintó de violeta como advirtió el presidente Javier Milei en el cierre de campaña en el distrito de Moreno. El gran ganador ha sido Axel Kicillof, el gobernador que se animó a desafiar las órdenes de Cristina Kirchner de no desdoblar la elección y terminó anudando un triunfo contundente que lo visibiliza más nítidamente como candidato a presidente en 2027. Pero también hay que guardar un capítulo especial para los intendentes. ¿Llegó su hora?

La razones de tamaña diferencia pueden explicarse de varias maneras. La preponderancia del despliegue territorial de los intendentes que jugaron muy fuerte en sus distritos para garantizar la cosecha de votos es de las principales. De todas maneras, como ya sucedió en otras ocasiones, no alcanza solo con el empuje de los municipios sino existieran condiciones nacionales para que ello suceda. Las dos últimas semanas del Gobierno fueron todo lo que un adversario puede esperar que le regalen.

Milei reconoció errores políticos pero no cambió de modelo económico. Gran incógnita sobre el camino a transitar de aquí a octubre. Por su parte, Kicillof dijo que “van a tener que rectificar el rumbo”. En ese sentido, la nacionalización de la campaña le da un aire al gobernador que no hubiera tenido si Milei no planteaba el “Kirchnerismo nunca más”. Las horas posteriores al domingo electoral aún muestran las mieles de los festejos que se extendieron durante varias horas en la ciudad de La Plata, sitio donde además se pudo apreciar con mayor claridad quienes componen el círculo más cerrado del gobernador. En ese esquema, el kirchnerismo brilla por su ausencia. Emergen actores que, hasta el momento, son poco conocidos para la esfera nacional pero que ya tienen un rol relevante en el despliegue territorial. Todo está por hacerse, eso piensan. En términos políticos, el dato más representativo de ese momento que apareció en el festejo platense no fueron ni el audio de Cristina, la asistencia de Máximo o la presencia de Massa y Grabois juntos. Se trató del cántico que la locutora oficial reconoció que lo habían ensayado para largarlo en el momento exacto. Y era “borombom, para Axel la conducción”.

GESTION MUNICIPAL

El acierto del desdoblamiento también es un ticket que facturan los intendentes. Hay que poner en contexto cómo se fue gestando la decisión y qué momento transitaba La Libertad Avanza cuando asomó esa contienda interna en el peronismo/kirchnerismo. Eran tiempos donde la ola violeta asomaba sin freno y nadie quería quedar atrapado en la misma si lo que se discutían eran cargos nacionales. Es más, el argumento de Cristina Kirchner para oponerse era que la discusión se localizaría en la gestión provincial y no en la agenda nacional. Es decir, que cabría la posibilidad de perder dos veces. Lo que vino después ya sabemos lo que es. Lo interesante es pensar ahora en lo que viene hacia adelante.

Así como emerge un actor potenciado en la interna y en el obligatorio reordenamiento del peronismo que se prepara para emprender el regreso, sucede lo mismo entre los jefes comunales que pusieron en valor su verdadero peso para golpear el escenario nacional. Si se quiere, ese es uno de los datos más elocuentes que dejó la elección del domingo. Por primera vez en mucho tiempo se vio con claridad que el poder de fuego de la movilización de un puntero del barrio más humilde de José C. Paz o de Merlo, o de Malvinas Argentinas, La Matanza o Lomas de Zamora, podría tener impacto en los mercados al otro día y sumir al Gobierno en una crisis política compleja. No es que no existiera antes, ahora se visibilizó. Por aquello de que en la historia de la provincia de Buenos Aires siempre ha sido una constante y es la dificultad para que un intendente llegue directo a la gobernación. Se requiere que primero se convierta en un actor nacional. Es así desde que la Provincia de Buenos Aires no tiene agenda propia. Se demostró una vez más en esta ocasión.

Con los números en la mano, vale la pena analizar fenómenos locales muy relevantes que empujarán a ponerlos sobre la escena nacional. Mientras se discute la manera en que el peronismo encuentra una nueva morfología con el recurrente ideario de la unidad como condición necesaria, las fuerzas del territorio buscan imponerse a las fuerzas del cielo.

EXCEPCIONES

Una constante ha sido el triunfo de los oficialismos locales. Sobre todo en el Conurbano, con alguna excepción. Siempre las hay, ciertamente. Con cantidades de votos distintas dependiendo la extensión del territorio, cada intendente miró muy bien el porcentaje con el que fue votada su lista que, en algunos casos, era encabezada de manera testimonial por ese propio jefe comunal. Allí claramente en el Gran Buenos Aires se destacó la elección que hizo Leonardo Nardini quien quedó al borde de cosechar el 70 por ciento de los votos. El último recuerdo de una elección de esa forma para un cargo municipal fue en Tigre cuando Sergio Massa fue reelecto en 2011. Sin dudas, el empuje de los votos que cosechó Nardini lo ubican en un sitio de preferencia a la hora de sentarse en la mesa de la renovación con miras al 2027. De hecho, ese trabajo ya lo empezó a realizar. También se destacaron en la primera sección electoral los altos porcentajes que obtuvieron intendentes jóvenes como Federico Achával, en Pilar, o Juan Andreotti, en San Fernando. Por el lado del pilarense, su idea también es formar parte de la avanzada que discuta cargos provinciales en la próxima elección. Claro que no estarán solos en esa intentona. No habría que perder de vista el peso específico que tiene el distrito más populoso de la sección como lo es Merlo, donde la lista de Gustavo Menéndez obtuvo 15 puntos de ventaja sobre La Libertad Avanza y le da margen para sentarse a plantear aspiraciones provinciales.

La lista es amplia. Imposible desconocer el resultado que obtuvo Ariel Sujarchuk en Escobar que planteó desde el comienzo una campaña muy centrada en la gestión local y fue respaldada con contundencia. O la vigencia de Mario Ishii quien gobierna José C. Paz desde el año 1999 y sus listas nunca han perdido una elección. Son varios los ejemplos que demuestran ahora, quizá más que en otros momentos, por qué podríamos estar ante un tiempo distinto que revalorice el rol de los alcaldes.

En la tercera sección electoral, también hay casos para mirar de cerca. El peso específico de La Matanza siempre hará que los dirigentes del distrito estén en la discusión provincial, pero surgen figuras novedosas que vienen acumulando muy buenos resultados electorales. Un caso a seguir es el de Nicolás Mantegazza que gobierna San Vicente y en 2023 había sido el intendente más votado de la provincia. Ahora, estuvo entre los que mayor porcentaje obtuvo en la lista que él apoyó en Fuerza Patria. En Avellaneda, Jorge Ferraresi puede levantar las banderas de la contundencia local y decir “me tienen que escuchar”. El, junto a Mario Secco, fueron de los que impulsaron con mucha fuerza el destete de Axel Kicillof del "cristinismo".

Claro que no sólo en el peronismo hay casos para mirar de cerca. Las listas que fueron con LLA y eran respaldadas por los intendentes tuvieron en el conurbano triunfos en sus distritos con disparidad de porcentajes. Mientras Soledad Martínez, en Vicente López, y Ramón Lanús, enSan Isidro, lograron solicitar su jefatura política territorial, más dudas dejó la performance de Diego Valenzuela en Tres de Febrero, cuyo triunfo fue muy apretado. Demasiado para lo que proyectaba en el mapa bonaerense.

Entre las rarezas que dejó la elección del domingo, el caso de San Miguel es digno de análisis. No es sorpresivo para quienes siguen la vida del Conurbano desde hace tiempo. Fue la única comuna donde el oficialismo se presentó con una lista vecinal y logró ganar la elección. Allí gobierna Jaime Méndez y la conducción política recae sobre el senador Joaquín De La Torre. Pero la explicación a este resultado hay que ir a buscarla más allá en el tiempo. Ya en el año 2022, escribí en este mismo espacio: “Se trata de la construcción de identidad para un distrito del conurbano donde las fronteras son difusas y la influencia de la ciudad de Buenos Aires ejerce un rol central para hacer poco visible las características propias de un municipio. Existe una política deliberada en la consolidación de un sentir propio. La creación del programa de seguridad Ojos en Alerta que se expandió al país y el mundo, o haber decidido declarar al municipio como la capital de la defensa de las dos vidas en contra del aborto, son alguno de los aspectos clave en la explicación de este fenómeno, ahora también electoral”.

La identidad asoma otra vez en el centro de la discusión política argentina. Sostenerla, profundizar o cambiarla forma parte del debate que dejó la contienda del domingo pasado. Ciertos elementos comenzaron a surgir. En el peronismo, el abrazo Kicillof-Massa es una señal, en La Libertad Avanza, movimientos para reflotar la gestión política son otras guías. En el medio, las turbulencias a las que Argentina se acostumbra cada dos años.