Historias del conurbano

La hora de la guerra: de Rosario al Conurbano, ¿quién tiene las balas?


Las miradas hoy están posadas, y con razón, en la ciudad de Rosario por la extrema violencia que se vive producto del “narco terrorismo”. En tanto en el conurbano bonaerense todos los días se suma un nuevo capítulo violento. Pero, extrañamente, no se discute con la misma intensidad, por ejemplo, la necesidad de cambiar las leyes de seguridad interior para que las Fuerzas Armadas puedan participar en el combate contra el delito organizado. Huele, lamentablemente, a una cuestión de quién administra el delito. Ahora, desde la provincia de Buenos Aires anuncian que habrá ayuda logística en Santa Fe. Los nexos entre Patricia Bullrich y Sergio Berni son históricos. Hay muchos aspectos llamativos. Como alguna vez sostuvo un especialista en inteligencia ex integrante de la AFI (ex Side). “Esta es una guerra al narcotráfico rara, donde las fuerzas de seguridad no sólo no tienen víctimas, ni siquiera un raspón”.

ADMINISTRACION DEL DELITO

Laura Etcharren, socióloga y especialista en seguridad en su blog desde hace tiempo aborda la cuestión de la administración del delito y no el combate del mismo. Eso explicaría, en gran parte, por qué el conurbano bonaerense no presenta la misma lógica que Rosario.

Sostiene Etcharren: “La lucha está pendiente porque lo que reina es la administración del delito. Aunque le moleste a la DEA. Aunque le altere a los servicios. Y aunque Estados Unidos dé lecciones cuando pone al gran conglomerado de consumidores de todas las porquerías que el mercado ofrece. El continente produce y hay territorios que ponen los muertos. Por consumo, por disputas o al boleo. Nuestro país está atravesado por el narco, ya que se le dio todo para que se instale, consagre y constate. La mirada, lógicamente, está puesta en Rosario porque es el epicentro de sangre. Sin embargo, cuando se hace el trabajo de campo de rigor, se observa que todos los enclaves centrales están tomados y que los muertos, sin un viraje proactivo, no se reducirán a una ciudad. Es solo una cuestión de tiempo”.

Y añade un punto muy interesante al referirse a la clave del cuidado, o descuido de las fronteras. “Un tic tac perverso y extorsivo sostenido por alianzas que tienen su raíz en la frontera. Una frontera despojada que si tiene algo de seguridad es por las provincias que se atreven a enviar a sus policías a realizar patrullajes y controles preventivos”.

MIRADA CRUDA

Pero el tema no se agota allí. Consultado para esta nota, un ex integrante de la AFI cuando aún era la SIDE, quien por cuestiones obvias preserva su anonimato, aporta una mirada cruda sobre la realidad y la ficción de la “guerra contra el narcotráfico” y la posibilidad de la intervención de las fuerzas armadas. “La Gendarmería está mejor equipada que el Ejército. Tanto Estados Unidos, el Pentágono y el Comando Sur, no quieren que las fuerzas armadas, salvo en México, participen”. Y además sostiene: “Para hacer una guerra vos tenés que tener inteligencia y planificación estratégica, no la tienen porque carecen de inteligencia. Es una improvisación total”.

En su mirada, en este contexto “es un despropósito” enviar a la fuerzas armadas y se pregunta qué pasaría si “un soldado mata a un civil, ¿Qué pasa? ¿Van otra vez todos los militares a Marcos Paz?. Cuando los mandaron a luchar contra el terrorismo nadie se hizo cargo y todavía siguen presos 850 personas”. La experiencia de la década del 70 está muy presente en Argentina.

La misma fuente aporta un dato escalofriante: “El polígono de tiro militar hace seis años que está cerrado porque no hay municiones. Un Fal tira a 1500 metros y atraviesa una pared de 30 centímetros, ¿Qué pasa si, ante la falta de entrenamiento, mata a una mujer con un bebe?. Nunca se explicita un plan estratégico como están haciendo ahora”.

Pero la problemática es aún mayor. Según fuentes de inteligencia, la escasez de municiones es preocupante en todas las fuerzas. “La situación es desesperante, se preocupan más por contactar empresas para comprar drones extranjeros que en balas para equipar a las fuerzas. Es muy grave: van a la “guerra” sin inteligencia ni municiones”.

LA POLITICA SE DEBATE EN OTRA PREGUNTA

La semana anterior terminamos la nota con la siguiente incógnita: “Ese tránsito debe convivir con una realidad económica apremiante, donde la mayoría de los argentinos dice que su economía está peor que hace seis meses atrás, y no cree que vaya a estar mucho mejor en los próximos seis. Habrá que ver, cual es el punto máximo de encuentro entre esa realidad y el apoyo al Presidente, y cuándo empiezan a separarse”. Nada se ha disipado en los días posteriores. Pero sí se han agregado algunos condimentos que valen la pena tenerlos en cuenta.

¿Qué llegará primero, el rebote de la economía o el malhumor social por los bajos ingresos? La mayoría de los argentinos que votó por Javier Milei, aún habiéndolo hecho por considerar que era el mal menor ante la continuidad del peronismo en el poder, quieren que llegue primero el rebote antes que el malhumor. Claro que no es lo que piensan y desean escotes que apuntan a la salida anticipada del gobierno - se sumó ahora Emilio Pérsico a ese coro - . Pero aún ellos tienen el inconveniente de su desorganización y, sobre todo, de la baja imagen en sus dirigentes más representativos.

MEDIDAS DE MILEI

Mientras tanto, Javier Milei toma medidas controvertidas. La última de ellas, es la liberación total de las importaciones de productos alimenticios. La determinación llegó horas después de la reunión entre el ministro de Economía Luis Caputo y supermercadistas. Allí, trascendió que el titular del Palacio de Hacienda les pidió que moderen los aumentos y blanqueen la baja de los precios que tratan de esconder en promociones que el Indec no toma para calcular la inflación. Ya el presidente adelantó que el dato de febrero iba a ser menor al 15%. Fue del 13,2, pero en el Gran Buenos Aires se dio el pico más alto.

La realidad en los comercios de cercanía sigue siendo preocupante. A la caída muy fuerte de la venta de alimentos en los primeros meses del año, se presagiaba un marzo peor aún. Sin embargo, según cuentan desde la Federación de Almaceneros bonaerense que preside Fernando Savore, la baja está en el orden del 10 por ciento. Y a eso se le suman datos como la retracción de precios que tuvieron un “overshooting” en medio de la incertidumbre sobre, entre otras cosas, cuál sería el nivel de la devaluación que haría el actual gobierno.

El escenario por donde debe moverse la política del oficialismo hoy plantea una incógnita. Hay un camino de desinflación que va de la mano con la caída del consumo y la actividad, producto de la retracción del salario real. Para los trabajadores registrados fue del 18% sólo en los dos primeros meses del año y si la comparación es interanual, la cifra asciende a 22%, panorama muy parecido a lo que sucedió en Argentina en 2002 tras la salida de la convertibilidad y la crisis política.

Una realidad de tal manera es sólo soportable con apoyo en la opinión pública ya que el gobierno no tiene espalda territorial. Javier Milei inició esta inédita experiencia sólo con un puñado propio de legisladores a los que en su mayoría no conocía personalmente. Incluso pasa lo mismo con sus funcionarios de segundas y terceras líneas a los cuales no registra. Es anécdota por estas horas que en Expo Agro le presentaron al Secretario de Agricultura de su gobierno.

LUCHA CONTRA LA CASTA

Por la manera en qué Javier Milei captó el respaldo de la mayoría de los votantes, no puede darse el lujo de cometer errores. Emprendió una lucha contra la “Casta” que lo obliga a tener que mantener en la escena pública, todo el tiempo, que la está dando. De allí que el fallido aumento de su salario y ministros del 48% haya sido un verdadero error. Más allá de por qué y cómo sucedió. Es muy importante que quienes hoy gobiernan sean claros y consecuentes con la expectativa que se generó en los que, en su mayoría, querían un cambio basado en el hastío por los privilegios de un sector muy distanciado de los problemas cotidianos. La verdadera grieta es entre ellos y una sociedad que ya dejó de creerles. Por eso ganó Javier Milei, porque empatizó con ese sentimiento. No debe haber lugar para grises ni malos entendidos.

El cruce de posteos con Cristina Kirchner entretuvo a ambos sectores que representan una grieta demasiado profunda, donde los comportamientos en ambos lados son similares. Nada puede ser cuestionado en cada tribu. Y quien tiene el atrevimiento de ponerlo en duda es catalogado como “enemigo”. De todas maneras, hay que decir que Javier Milei nunca dijo en campaña que venía a cerrar ninguna grieta. Al contrario, en su relato de pelea contra “La casta” planteó una nueva dicotomía para obligar a unos u otros a ubicarse en una u otra orilla. El límite de esta construcción son los ejemplos y los hechos empíricos.

Está perfecto que el Presidente dé marcha atrás con el aumento que él con su firma convalidó, pero debe estar muy atento en no lesionar su principal activo. La gente lo votó porque consideró que era el más adecuado para dar vuelta la página de un sistema con la mayoría de sus integrantes muy desgastados. Si ese contrato moral entra en crisis, todo lo otro será aún más complejo y la paciencia social no llegará a tiempo a ver el resultado de las variables económicas que emprende Luis Caputo y el Banco Central. La última de ellas la baja de la tasa de interés al 80%, dato no menor que avizora una caída aún más pronunciada de la inflación.

Si se bucea en la composición del gobierno en sus estructuras, aún conviven muchas sociedades dignas de un comportamiento de casta. Sale a la luz el tema de la contratación de los seguros por parte del gobierno anterior. Pero es sólo un punto. Ya hemos contado otros casos muy notorios de cómo, el esquema de La Cámpora o el Frente Renovador siguen enlazados en la actual administración. Y no sólo en los casos más relevantes como Aerolíneas Argentinas, PAMI o Anses, sino en otros empresas públicas. Entre ellas, la interesante trama que se ha desplegado, por ejemplo, en Ferrocarriles Argentinos. Para muestra basta un botón.