La gran frustración
El baúl de los recuerdos. Vélez tenía todo a favor para ganar el título en el Metropolitano de 1971. Contaba con una potencia ofensiva demoledora y era el gran favorito, pero en la última fecha perdió como local con Huracán y le cedió en bandeja el título a Independiente.
“Jogo bonito, jogo bonito es el que hacen Bianchi y Benito”. Los hinchas de Vélez entonaban esa simpática rima para saludar el gran juego de sus dos principales atacantes: Carlos Bianchi y Miguel Angel Benito. El equipo de Liniers tenía una delantera temible y con la fuerza del gol como aliada se encaminaba hacia el título en el Metropolitano de 1971. Suyo era el liderazgo desde cinco fechas antes del final del torneo. Se le había escapado el festejo que esperaba repetir desde 1968 en la penúltima jornada por una incómoda derrota con Racing en Avellaneda. Independiente lo corría de atrás. En el último capítulo del certamen, el Fortín perdió inesperadamente con Huracán y el campeonato quedó en manos del Rojo, que le ganó a Gimnasia y se consagró con apenas un punto más que Vélez, que vivió una de sus tardes más tristes.
Tenía un equipazo ese Vélez que dirigía el chileno Andrés Prieto. Sus aspiraciones se basaban en los goles de Bianchi (llevaba 36 en 35 partidos) y el Fantasma Benito (14). Junto con ellos se destacaban el puntero derecho Mario Lamberti (9 conquistas) y por el otro costado el Piloto Héctor Bentrón (11). El equilibrio lo ponía el Pulga Alberto Ríos. Por si fuera poco, un arquerazo como el Gato José Miguel Marín tapaba lo poco que dejaba pasar su dura defensa. El Fortín llegó a la fecha decisiva con 76 tantos en 35 presentaciones. Era demoledor. Le había ganado 4-0 a Argentinos, Los Andes (dos veces) y Central, 5-0 a Platense, 6-1 a San Lorenzo en el Gasómetro, 4-1 y 3-0 a Estudiantes… Tenía todo para ser campeón. Pero Independiente lo perseguía de cerca y no parecía dispuesto a rendirse.
La última fecha, el 3 de diciembre, se antojaba como el día de la consagración para los de Liniers. Recibían en su estadio a un Huracán que naufragaba en la mitad de la cancha pese a tener buenos jugadores como Miguel Angel Brindisi, el Bambino Héctor Rodolfo Veira, el Loco Narciso Doval, el Coco Alfio Basile (el patrón de la defensa) y de a poco se ganaba un lugar Carlos Babington. Lo dirigía César Luis Menotti, quien debutaba como DT y se preparaba para hacer algo grande en el Globo. No parecía un rival de cuidado ese conjunto de Parque de los Patricios.
Los hinchas fortineros tenían todo preparado para los festejos. Tres años después del título del Nacional ´68 se avizoraba el segundo campeonato profesional. Esa sensación se hizo aún más firme cuando Lamberti abrió la cuenta antes del cuarto de hora inicial. La cancha se venía abajo. El delirio vivía en Liniers.
El local, fiel a su instinto, seguía yendo al frente tratando de aumentar la ventaja. El arquero Néstor Hernandorena era su gran obstáculo. Huracán también se animaba y llevaba peligro a la valla de Marín. Y de pronto un centro desde la izquierda de Roque Avallay encontró a Luis Oreja Giribet anticipándose a la salida del Gato Martín para estampar el empate. En Avellaneda, Independiente se imponía 1-0 a Gimnasia con gol de Eduardo Maglioni.
Los nervios se apoderaron del Fortín. El Globo le causaba cada vez más dolores de cabeza. Con el 1-1 y la victoria del Rojo se palpitaba una final por el título. Una gran atajada de Marín ante Giribet mantenía con vida a Vélez. Y de pronto el Loco Doval sacó a relucir el talento de Carasucia que varios años antes había exhibido en San Lorenzo junto al Bambino Veira (no jugó esa tarde en Liniers) y estrelló un remate en el poste derecho del arquero velezano. Avallay tomó el rebote y marcó el inesperado 2-1 para el visitante.
La desesperación de Vélez era absoluta. Atacaba atropelladamente. Las manos de Hernandorena tapaban todo. Huracán replicaba una y otra vez y amagaba con hacer todavía más grande la herida que le estaba causando a su rival. El reloj corría. Al Fortín se le terminaba el tiempo. El Pato José Omar Pastoriza había puesto el 2-0 para Independiente.
El árbitro Luis Pestarino pitó el final. Los jugadores de Vélez cayeron abatidos sobre el raleado césped, como partidos por un rayo. Sus colegas de Huracán trataban de levantarlos para consolarlos. Su esfuerzo era inútil. El Fortín estaba sumido en una frustración inmensa.
LA SINTESIS
Vélez 1 - Huracán 2
Vélez: José Miguel Marín; Luis Gallo, Miguel Ferrari, Roque Nieva, Roberto Avanzi; Alberto Ríos, Miguel Angel Reguera, Miguel Angel Benito; Mario Lamberti, Carlos Bianchi, Héctor Bentrón. DT: Andrés Prieto.
Huracán: Néstor Hernandorena; Luis Raspo, Daniel Buglione, Alfio Basile, Francisco Lavorato; Miguel Angel Brindisi, Luis Medina, Carlos Babington; Narciso Doval, Roque Avallay, Luis Giribet. DT: César Luis Menotti.
Incidencias
Primer tiempo: 7m gol de Lamberti (V); 35m gol de Giribet (H). Segundo tiempo: 8m gol de Avallay (H); 30m Juan Carlos Lapalma por Ríos (V); 33m Luis Oruezábal por Bentrón (V).
Cancha: Vélez. Arbitro: Luis Pestarino. Fecha: 3 de octubre de 1971.