Mirador político

La gobernabilidad en juego

El plan de ajuste para evitar la hiperinflación ingresó en una etapa crítica. Los capítulos previos a esta instancia parecieron durar una eternidad, pero fueron breves.

El presidente mandó una superley al Congreso, pero chocó no sólo con la esperada oposición del kirchnerismo, sino también con la del PRO, la UCR y el conglomerado opositor “light”  de Hacemos Cambio Federal que alberga desde socialistas hasta liberales ortodoxos.

El común denominador de ese bloque no reside obviamente en la ideología, sino en la versatilidad de sus integrantes. También forman parte de la oposición un poco menos “light” históricos aliados de Cristina Kirchner como los misioneros de Carlos Rovira y los rionegrinos que obedecen a Alberto Weretilneck.

La batalla parlamentaria tiene dos causas. La primera es la disputa de los escasos recursos disponibles después del holocausto económico de Sergio Massa. Los gobernadores intentan esquilmar al Tesoro, al mismo tiempo que le impeden aumentar impuestos. Además le negaron a Milei la delegación de facultades que les habían concedido a Néstor y Cristina que gobernaron bajo estado de excepción económica casi dos décadas.

El presidente aceptó recortes masivos al proyecto y postergaciones sucesivas a su tratamiento. Finalmente comprendió que lo estaban desgastando y que los diputados que prometían ayuda al mismo tiempo destruían el texto que les había enviado.

Se decidió entonces a eliminar el “paquete” fiscal y Luis Caputo le repitió lo previsible a diputados y gobernadores: lo que se perdía en ingresos por retenciones y ganancias, lo sacará de los aportes discrecionales a las provincias.

Miguel Pichetto, un experimentado “sherpa” legislativo, admitió que no esperaba esa decisión. Al parecer supuso que Milei terminaría por ceder a las presiones. El peronista reformado Joaquín de la Torre llama crudamente “bloque extorsión” a la falange pichettista de Diputados.

Otro integrante de esa falange que despertó ayer fue Nicolás Massot. Con una triple negación en una sola frase que debería consultar con su analista sostuvo: “No puedo no pensar que el Gobierno no tiene ningún interés en esta ley, lo único que quiere es construir un enemigo”. Bueno, parece haber caído en la cuenta de que al presidente no le interesa demasiado el “favor” de que le aprueben un proyecto descuartizado. Por otro lado los diputados de “Hacemos…” se ponen solos al lado de la Cámpora; no necesitan la ayuda de Milei.

Lo desconcertante es que dirigentes experimentados no vean que la lógica política cambió a partir del balotaje, que las maniobras parlamentarias en medio de una grave crisis monetaria los vuelve más “casta” que nunca  y que si Milei cede en esta etapa, su gobierno se queda sin futuro. Lo arrinconaron y respondió amagando con demorar el pago de salarios de empleados públicos. Ayer a la tarde los opositores “light” jugaban con la idea de llevar la discusión al recinto para hacer causa común con el kirchnerismo y derrotar al gobierno en las votaciones artículo por artículo. Habrá que ver, si eso ocurre, cómo reaccionan los mercados a un cañonazo contra la gobernabilidad de semejante calibre.