El rincón del historiador

La figura del general José M.

Por Julio C. Borda *

El General José María Paz fue tal vez, uno de los militares más prestigiosos de la historia argentina; gran táctico, admirable estratega, triunfó en combates memorables como los de La Tablada y Oncativo, en 1829 y 1830 respectivamente, donde derrotó a las huestes del gran caudillo riojano Juan Facundo Quiroga.
Enemigo acérrimo de Rosas, fue uno de los creadores de la llamada Liga unitaria, compuesta por las mayorías de las provincias del norte que se habían convocado con el propósito de poner fin al gobierno del Restaurador de las leyes.
En mayo de 1831 la suerte lo abandona al ser tomado prisionero por las fuerzas de Estanislao López, siendo encarcelado durante ocho años para ser remitido luego a Buenos Aires, donde Rosas le da la ciudad por cárcel. Pero en abril de 1840, se fuga de Buenos Aires y se exilia en la Banda Oriental con el fin de reanudar la lucha contra el Gobernador de Buenos Aires.
Es en la prisión donde el 31 de marzo de 1835 el General Paz contrae matrimonio con Margarita Weild, sobrina carnal del Manco, pues era hija de una de sus hermanas de nombre Rosario. Sin duda una situación muy particular.

LISTO PARA LA BATALLA
Luego de su fuga, Paz llega a Corrientes, llamado por Pedro Ferré con el propósito de que organizara un ejército para combatir contra Buenos Aires… y así fue, pues a Paz no le faltaba talento, y armó ese ejército en un año y medio aproximadamente.
Pero lo increíble es que en tan poco tiempo, Paz haya podido encontrar los hombres indicados para instruirlos, vestirlos, y disciplinarlos para formar una poderosa y temible fuerza militar.
La obra que desplegó Paz para crear en tan poco tiempo unas tropas listas para la batalla, es de una trascendencia tal que un diario de la provincia de Corrientes, cuyo título era “El nacional correntino”, se hizo eco de ese enorme trabajo, por lo que el 9 de enero de 1842 se puede leer lo siguiente: “Cuando tomó el General Paz el mando de las fuerzas de Corrientes, éstas se hallaban reducidas a milicias, a un hacinamiento confuso de vecinos patriotas sin armas, sin disciplina, sin jefes y oficiales. Durante las marchas, y en las horas que podían robarse a la vigilancia del enemigo,el General Paz, con esa actividad incansable que se le conoce, se ocupaba en la educación del oficial y del soldado. Durante el día mantenía a sus tropas en frecuentes ejercicios y repartía premios al soldado más certero en el tiro del fusil o más diestro en el manejo de la lanza. Vivía con la subsistencia y hasta con el traje del soldado correntino; muy pobremente vestido, en verdad. Su tienda, el techo que defendía su cabeza de los ardientes rayos del sol de Corrientes, no se diferenciaba del que cubría al último individuo de su ejército”.
De acuerdo a esa publicación se puede concluir, sin duda alguna, que el general Paz sentía un gran afecto y consideración por cada uno de sus subordinados; les enseñaba el arte de la guerra con enorme dedicación.
Para esa gente humilde, el General Paz era como un padre que se desvelaba por sus hijos. Se identificaba con ellos hasta en la vestimenta pues no quería pasar por un oficial soberbio y arrogante. De ahí el respeto, cariño y admiración que inspiraba entre su tropa.

PROCLAMA DE PAZ
Basta transcribir parte de una proclama con que Paz se dirigió a sus soldados tropa para ver el cariño y el respeto que sentía hacia aquellos hombres que con tanta entrega y pasión, el “Manco” los preparaba para la batalla. “Compatriotas: Sabéis que en ningún momento he dejado de perteneceros, que os he consagrado mi vida y que siempre me habéis visto donde ha flameado el estandarte de la libertad. Recorro vuestras filas y veo rostros donde se han reflejado los rayos del sol argentino, triunfador en Tucumán, en Salta, en Chacabuco, en Maipú, en Ituzaingó y en tantas otras jornadas de gloria, de cuyos trofeos son depositarias cuatro repúblicas, libres por vuestro indómito brazo.
Dejad que lo repita; siempre he sido de vosotros y me lisonjeo con que merezco vuestra confianza y con que me seguiréis por la senda del honor, que nos conducirá a la victoria y a la patria”
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Paz estaba presto para iniciar la guerra contra Buenos Aires, y con el ejército que él exclusivamente formó, se lanza a la aventura… y no le va mal porque a fines de noviembre de 1841, sus tropas derrotan en un lugar de Corrientes llamado Caaguazú, a las fuerzas de Pascual Echagüe, un militar de confianza de Rosas.
Lo sorprendente es que el ejército de Paz estaba formado con menos de tres mil hombres, de los cuales la mayoría pertenecía a la caballería; además contaba solamente con 5 cañones.
Las fuerzas de Echagüe en cambio, eran muy superiores pues sus miembros llegaban a cinco mil hombres aproximadamente, estando provistas además de doce cañones. A pesar de esa superioridad, el genio de Paz prevalece por sobre el ejército federal.

CAPACIDAD Y PERSONALIDAD
Es de señalar que el general cordobés gana ese combate por su gran capacidad y enorme personalidad para ejercer el mando, y porque además supo transmitir a sus hombres una férrea disciplina y una instrucción militar fuera de lo común para combatir en el campo de batalla; sólo un hombre como el General Paz pudo hacer ese milagro de transformar a esos hombres simples y rústicos, en eximios y valerosos guerreros.

* Abogado e historiador.